El que había sido curado no sabía quién era, pues, como había mucha gente en el lugar, Jesús se había escabullido.
Se insiste en el hecho de la curación (El que había sido curado). El enfermo se había fiado de un hombre (5,12: Quién es el hombre) y ha encontrado su liberación. El que había perdido la esperanza de encontrar un hombre que le ayudase (5,7) lo ha encontrado en Jesús y, al fiarse de él, ha recobrado su propia humanidad. Antes no hallaba solidaridad, es decir, amor. La Ley no lo había dado; al contrario, utilizada por los dirigentes, lo impedía (cf. 2,4: no tienen vino). Ahora, en Jesús, comienza a brillar el amor leal de Dios.
<<El lugar>> es expresión consagrada para designar el templo (4,20; 11,48), donde debería haberse manifestado la gloria de Dios. Pero Dios no está ya presente en aquel templo, convertido en un mercado (2,16). Este <<lugar>> comprende la piscina (la ciudad), simbólicamente abarcada por los pórticos del templo que la domina (5,2); es el atrio (10,1) donde están las ovejas (2,14s; 5,2: la Ovejera) destinadas a la muerte. Es allí donde hay <<mucha gente>>, la muchedumbre descrita al principio (5,3).
Jesús se había escabullido. No busca popularidad, sólo pretende dar vida. Ha devuelto al hombre su fuerza, sin exigirle nada. Amor es don gratuito.
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