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miércoles, 2 de agosto de 2023

Jn 19,37

 Y todavía otro pasaje dice: <<Mirarán al que traspasaron>>.

Jn utiliza el pasaje de Zac 12,10. En él, según el texto hebreo, habla en primera persona uno que ha sido traspasado: <<Me mirarán a mí, traspasado por ellos mismos, harán duelo como por un hijo único, llorarán como se llora a un primogénito>>. El texto expone uno de los acontecimientos de <<aquel día>>, el día del Señor. Está, pues, en relación con Zac 13,1: <<Aquel día se alumbrará un manantial contra los pecados e impurezas>>; 14,8: <<Aquel día brotará un manantial en Jerusalén: la mitad fluirá hacia el mar oriental, la otra mitad hacia el mar occidental, lo mismo en verano que en invierno. El Señor será rey de todo el mundo. Aquel día el Señor será único y su nombre único>>.

A la luz de los textos de Zacarías, la figura del Traspasado, del que brota el manantial de sangre y agua, significa, pues, la universalidad del don del Espíritu, que se extenderá hacia oriente y occidente. Así será el Señor rey del mundo entero; el Rey de los Judíos (19,19) admitirá a su reino a todos los que escuchen su voz y reconozcan su verdad (18,37).

En Jerusalén se alumbrará el manantial contra los pecados e impurezas; es el amor lo único que purifica (15,3 Lect.), y es el Espíritu el que comunica el amor de Jesús. Es a este nuevo templo adonde hay que venir a purificarse (cf. 11,55; 7,37-39).

El verbo que usa Jn en el texto profético: Mirarán, cumple la promesa de Jesús a los discípulos: Veréis el cielo quedar abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar por este Hombre (1,51). Es aquí donde se establece la comunicación definitiva de Dios con el hombre por la efusión del  Espíritu que brota de Jesús. Él es el Hombre sobre quien reposa permanentemente la gloria de Dios: en él está presente el Padre y de él mana el amor del Padre.

Levantado en alto, Jesús había de tirar de todos hacia sí (12,32). Ahora lo hace, por medio del Espíritu, el amor que identifica con él. Tira haciendo subir a todos a su nivel, el del amor que llega a dar la vida. El Hombre quedará levantado en alto y seguirá atrayendo a los hombres hacia sí, para que realicen también ellos el proyecto creador (1,1c Lect.). Cuando todos los que escuchen su voz hayan sido atraídos hasta él, se verificará la subida al Padre para constituir el estadio definitivo del reino (20,17).

SÍNTESIS

Jesús en la cruz es la gran señal hacia la que convergen todas las que se han ido narrando en el evangelio y que da a todas su explicación y su pleno sentido. Ella es la clave de interpretación de su actividad y la fuente de su potencia salvadora.

Es paradójico, sin embargo, que esta gran señal sea, por decirlo así, una antiseñal: un hombre condenado y muerto en una cruz. Nada más lejos de lo que podía esperarse como manifestación divina.

Enlaza este hecho con el reproche de Jesús al funcionario real (4,48). Éste esperaba de él <<señales prodigiosas>>, la de un Dios situado fuera de la historia y de la misma creación, quien, cada vez que interviene, rompe el curso normal de los hechos y es percibido como presencia deslumbradora.

Aparece, como en la Cena (13,5 Lect.), la gran inversión del concepto de Dios que realiza Jesús. Dios se manifiesta en el mismo hombre, participando en él y con él en el desarrollo de la historia e imprimiendo en ella su dinamismo desde dentro. Condena y muerte, odio que se manifiesta, son hechos históricos; Jesús, al asumirlos, crea una nueva posibilidad para el hombre.

Es cuestión decisiva llegar a captar esta señal: que Dios se manifiesta solamente en el amor generoso capaz de dar vida; en él está su omnipotencia y él es el factor de cambio en la historia. Tal amor es la única posibilidad de redención del hombre, sólo él puede llevarlo a la plenitud y construir la sociedad nueva.

domingo, 2 de abril de 2023

Jn 13,37

 Le dice Pedro: <<Señor, ¿por qué razón no soy capaz de seguirte ya ahora? Daré mi vida por ti>>.

Pedro no se conforma. Da de nuevo a Jesús el título de <<Señor>> y le muestra su total adhesión, declarándose dispuesto a dar la vida por él, pero no se da por enterado del mandamiento del amor a los hermanos. Su vínculo es con el Señor y quiere sustituirlo a él en la muerte. Vuelve a singularizarse entre sus compañeros, queriendo mostrar una adhesión a Jesús mayor que la de ellos (21,15c Lect.). Por otra parte, cree que Jesús no lo conoce bien y que sólo él sabe sus propias posibilidades (cf. 21,15: tú lo sabes todo).

No entiende que no se trata de morir por Jesús, sino por el hombre. Pero Pedro, que no se deja amar, no deja tampoco amar, quiere impedir que Jesús muestre su amor al hombre. Para él una muerte equivale a la otra, porque no entiende el sentido de la de Jesús. La muerte de Pedro manifestaría su adhesión a su Señor, pero no el amor de Dios al hombre. Seguir a Jesús no consiste en dar la vida por él, sino en darla con él, el hombre que muere por el pueblo (11,50; 18,14; cf. 11,16 Lect.).

Su generosidad manifiesta su profunda incomprensión, pues nadie puede sustituir a Jesús en su función liberadora y manifestadora del amor del Padre. Solamente él es uno con el Padre (10,30); nadie puede ocupar su puesto.

Como en el lavado de los pies, Pedro considera a Jesús como el líder; allí le parecía impropio que el líder sirviera a los súbditos; aquí, en cambio, estima que el subordinado debe dar su vida por el jefe. Jesús no les ha pedido nada para sí, su mandamiento es el amor de unos a otros; Pedro, en cambio, se empeña en mostrar su adhesión a Jesús sin acordarse del mandamiento.

Por segunda vez (cf. 13,8) utiliza Jn el sobrenombre Pedro aisladamente, sin que acompañe al nombre de Simón. Como la vez anterior, esto sucede cuando Pedro muestra su indocilidad a Jesús. Hasta ahora, por tanto, el sobrenombre (Piedra) parece describir su obstinación. Esta interpretación quedará confirmada por su uso en el cap. 18.

Pedro cree que Jesús va a recorrer un camino y llegar a un final que él conoce. Para él, la muerte de Jesús es como otra cualquiera y, llevado de su idea mesiánica, quiere evitarla. Él se ofrece como rescate. No ha caído en la cuenta de que Jesús traza el camino, por ser él mismo el camino (14,6). No entiende que el camino hacia Dios es el camino hacia el hombre; la máxima solidaridad con el hombre, que Jesús va a mostrar en su muerte, es el punto de llegada a Dios o el punto donde Dios se hace presente, manifestando su amor. En su muerte, Jesús e hace el don supremo de Dios a la humanidad. No es tanto la entrega del hombre a Dios cuanto la de Dios al hombre. Tal ha sido la actitud de Jesús al distribuir el pan (6,11) y al lavar los pies de sus discípulos (13,5), la que va a culminar en su muerte.

Siguiendo a Jesús, el hombre no se sacrifica a Dios, sino que se hace don suyo a los demás hombres, como Dios mismo, por el Espíritu, se hace don al hombre. El hombre termina de recorrer su camino cuando llega a ser don total de Dios a los demás.

martes, 28 de febrero de 2023

Jn 12,37

 A pesar de tantas señales como llevaba realizadas delante de ellos, se negaban a darle su adhesión.

El evangelista comenta lo que acaba de suceder. Israel, que había aclamado a Jesús, no le ha dado su adhesión. Muchas señales había realizado Jesús, de las que Jn ha relatado sólo una selección significativa (20,30; 21,25), pero el pueblo se niega a leerlas y lo rechaza. No se acercan a la luz, se quedan en la tiniebla y así pesa sobre ellos la reprobación de Dios (3,36).

domingo, 8 de enero de 2023

Jn 11,37

 En cambio, algunos de ellos dijeron: <<¿Y no podía éste, que abrió los ojos al ciego, hacer que  tampoco éste muriese?>>.

Algunos de los presentes hacen un comentario distinto, recordando lo que Jesús había hecho con el ciego. Se extrañan de que aquella manifestación de potencia no se haya ejercido con el enfermo impidiéndole morir. Como en otras ocasiones, el evangelista sugiere al lector un segundo sentido por boca de sus personajes: Jesús, que fue capaz de dar vida en el bautismo (episodio del ciego, 9,6), ¿no habrá sido capaz de conservar esa vida? Hecha antes de que Jesús vaya al sepulcro, la pregunta parece insinuar la esperanza de encontrar a Lázaro vivo.

miércoles, 17 de agosto de 2022

Jn 9,37

 Le contestó: <<+Si lo has visto, y es él, el que está hablando contigo!>>.

Jesús se revela al hombre como lo había hecho a la samaritana (4,26). Como luz del mundo, le muestra la meta que Dios le propone; como liberador y salvador, le da la posibilidad de alcanzarla, comunicándole su Espíritu, el agua del Enviado (4,14; 7,37-39; 9,7).

lunes, 8 de agosto de 2022

Jn 8,37

 <<Ya sé que sois linaje de Abrahán, y, sin embargo, tratáis de matarme a mí, porque ese mensaje mío no os cabe en la cabeza>>.

Reconoce que son descendientes de Abrahán, aunque la frase resulte irónica después de haberlos llamado esclavos. Subraya la contradicción que implica su conducta. Gloriarse de ser linaje de Abrahán y, al mismo tiempo, perseguir a muerte a Jesús, son actitudes que no se compaginan. Ellos, que pretenden descender de Abrahán, no tienen parecido con él. Son absolutamente refractarios al mensaje de Jesús, manifestado en su actividad; no pueden tolerarlo porque, al poner el bien del hombre como valor absoluto, destruye su idea de Dios y denuncia la corrupción de sus instituciones.

domingo, 24 de abril de 2022

Jn 6,37

 <<Todo el que el Padre me entrega llega a mí, y al que se acerca a mí no lo echo fuera>>.

Explica Jesús (6,37-40) lo dicho anteriormente bajo el símbolo del maná/pan del cielo, usando un lenguaje diverso. El tema de este pasaje es el central del evangelio: Jesús dador de vida (1,4; 3,14s; 4,14.50; 5,21.25s.40; 10,10; 11,25; 17,2; 19,34 Lect.).

Comienza el pasaje por una expresión de la conciencia que tiene la comunidad cristiana de su pertenencia a Jesús por la voluntad del Padre (lo que el Padre me entrega), que lo ha puesto todo en manos de su Hijo (3,55). Experimenta su acogida como permanente y segura (no lo echo fuera).

El significado de este versículo se entiende más fácilmente poniéndolo en relación con expresiones paralelas que aparecen en el capítulo. Serán tratadas juntamente en 6,65 Lect.

El neutro Todo lo que (cf. 6,39), en lugar del plural todos los que, subraya la unidad, el bloque que forman los que se le adhieren; no son individuos aislados, sino un cuerpo. Es una comunidad humana, un conjunto indivisible (10,29; 17,2.11) del que nada puede ser separado, del que nada puede perderse (3,16; 17,12), y en el cual la realización de la vida tiene que verificarse hasta el final.

domingo, 22 de agosto de 2021

Jn 1,37

 Al escuchar sus palabras, los dos discípulos siguieron a Jesús.

La reacción de los discípulos es inmediata, mostrando que habían comprendido el mensaje de Juan. Este no opone resistencia, sabe que Jesús es el Esposo que ha de llevarse a la Esposa, el Mesías a quien corresponde salvar al pueblo (3,29).

<<Seguir a Jesús>>, como término técnico aplicado a discípulos (1,43; 8,12; 10,4;k 12,26; 13,36; 21,19), indica el deseo de vivir con él y como él, adoptar sus objetivos y colaborar en su misión. <<Seguir>> significa caminar junto con otro que señala el camino. Este verbo expresa la respuesta de los discípulos a la declaración de Juan: han encontrado al que esperaban, y sin vacilar se adhieren a él.

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...