domingo, 13 de marzo de 2022

Jn 5,31-47

 Jn 5,31-32

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  • Jn 5,35
  • Jn 5,36-37a
  • Jn 5,37b-38
  • Jn 5,39-40
  • Jn 5,41-42
  • Jn 5,43
  • Jn 5,44
  • Jn 5,45
  • Jn 5,46-47
  • La situación se concibe figuradamente como un litigio en que Jesús, frente a un adversario, tiene que probar la validez de su causa (31). Jesús ha declarado que su actitud a favor del hombre es la única norma de conducta establecida por Dios, el único criterio para distinguir entre bien y mal. El adversario implícito es, pues, la Ley, que, según la opinión de todos, tenía a su favor el testimonio de Dios. Toca, pues, a Jesús aducir testimonios que corroboren su pretensión. Como lo que se discute es quien goza de autoridad divina –Jesús o la Ley- sólo Dios mismo puede dirimir la cuestión; por eso Jesús no acepta testimonios humanos, ni siquiera el de Juan (32-34).
  • El argumento único y decisivo de su misión divina es su propia actividad; no emplea dialéctica, aduce obras (5,17). Dios da testimonio a favor de Jesús a través de las obras que éste realiza. Quien conciba a Dios como dador de vida (Padre) tiene que concluir que las obras de Jesús, que efectúan el bien concreto del hombre comunicándole vida, son de Dios (Is 1,17; 58,6s; 61,1; Jr 21,11s; 22,15s; Ez 34,2-4; Sal 72,4.12-14).
  • Invectiva contra los dirigentes, pretendidos depositarios de la auténtica tradición. Endurecimiento inveterado (Nunca): han desobedecido a Dios (cf. Éx 19,5.89; 23,22), no han conservado su alianza (ver su figura, cf. Éx 24,27 LXX) y han dejado perder el mensaje de justicia/amor que ésta pretendía comunicar y que había sido renovado por los profetas.
  • Dos concepciones encontradas de Dios: el Padre, que ama al hombre y lo muestra dándole vida y libertad; el Dios de los dirigentes, el Soberano que impone un orden jurídico prescindiendo del bien concreto del hombre (37b-38).
  • Papel de la antigua Escritura, de la cual es parte la Ley que ellos han absolutizado: ser promesa y anuncio de la realidad que se verifica en Jesús. Considerarlas como fuente de vida en sí mismas, suprimiendo su relación esencial al futuro, impide comprender su verdadero sentido (39-40). Segunda invectiva: buscan su riqueza y prestigio (gloria que viene de Dios). Los que se dicen representantes de Dios carecen de la única credencial que les permitiría afirmarlo (41-42). Aceptarían a uno que fuese como ellos (43). Quienes no conocen el amor al hombre no puede dar la adhesión a Jesús (44). Moisés, realizador del éxodo, adquiere su pleno significado como figura que anunciaba la actividad liberadora de Jesús (45-47).

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