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sábado, 22 de julio de 2023

Jn 19,14b

 Dijo a los judíos: <<Mirad a vuestro rey>>.

Estas palabras, dirigidas a los representantes del pueblo, pueden ser pronunciadas por Pilato o por Jesús mismo, sujeto del verbo anterior (se sentó). Nueva ambigüedad pretendida por Jn. Existen dos planos: el narrativo y el teológico; en el primero, sería Pilato quien proclamase rey a Jesús; en el segundo, el más importante para el evangelista, es Jesús mismo quien se presenta como rey ante su pueblo. La misma ambigüedad de sujeto se encontraba en 19,5: Mirad al hombre, frase en paralelo con ésta. <<El Hombre>> es <<el Rey de los judíos>>.

Jesús, el rey Mesías, el ungido por Dios y enviado a su pueblo, debía cumplir la expectación secular y realizar la liberación definitiva; era la única esperanza para Israel. Tal es el rey ante el cual tienen que hacer su opción. Jesús muestra de nuevo el verdadero carácter de su realeza; despojado de todo atributo de poder, hace brillar el amor de Dios.

sábado, 6 de agosto de 2022

Jn 8,14b

 <<porque sé de dónde he venido y adónde me marcho>>.

Jesús funda su declaración en la conciencia que él mismo tiene de su origen y de su itinerario, que son los del Espíritu (1,32s; 3,6). En 7,33 había anunciado que se marchaba con el que lo había enviado, y su camino pasará por la cruz (7,34; cf. 3,14). No sabe solamente que ha nacido de Dios (de dónde he venido), tiene además decidido su programa de vida, que consiste en el don de sí mismo hasta la muerte. Él no busca gloria humana (5,41) ni su propio prestigio, sino la gloria del que lo envió (7,18). Por eso su testimonio es necesariamente veraz; pero, además, por referirse a su propia realidad interior, no necesita aval de nadie ni, en realidad, puede nadie avalarlo. Sólo él, que conoce su origen y su camino, puede manifestarlo. La cruz demostrará su absoluta coherencia (8,28).

miércoles, 20 de octubre de 2021

Jn 4,14b

 <<no, el agua que yo voy a darle se le convertirá dentro en un manantial con agua que salta dando vida definitiva>>.

Sólo un agua perenne y siempre disponible puede quitar la sed del hombre. Ésta es la que promete Jesús. El Espíritu que él comunica se convierte en cada hombre en un manantial que brota continuamente y que, por tanto, continuamente le da vida y fecundidad. Así desarrolla a cada uno en su dimensión personal. El Espíritu es personalizante; la Ley, absolutizada como fin en sí misma, lo despersonaliza.

El Espíritu es un manantial interno, no externo como el de Jacob. El hombre debe recibir vida en su raíz misma (dentro), en lo profundo de su ser, no por acomodarse a normas externas. Es un don permanente, que hace nacer a una vida nueva y la mantiene. (3,6), que abre el horizonte del reino de Dios (3,5). Su fuerza (salta) es garantía de plenitud de vida (cf. 10,10: Yo he venido para que tengan vida y les rebose).

En la tradición judía se decía que la roca que manó agua en el desierto había acompañado al pueblo en su peregrinación, calmando su sed (cf. 1 Cor 10,4). También este agua, procurada por Moisés, se identifica con la Ley. Con Jesús no habrá un agua/Ley exterior que acompañe al pueblo, sino una fuente interna de vida que guíe al individuo. Siendo en todos la misma agua, la que da Jesús, crea unidad con él y entre todos; saltando en cada uno como manantial propio, y fecundando la tierra de que está hecho, produce un fruto diversificado.

Retorna la idea expuesta en el episodio de Nicodemo. No basta aprender una sabiduría, el hombre necesita una nueva clase de vida, una fuerza y fecundidad interior de la que carece. Cuando la recibe estará completo, tendrá el nivel que le corresponda según el proyecto creador de Dios.

 

sábado, 5 de diciembre de 2020

Jn 1,14b

 acampó entre nosotros.

El verbo <<acampar>> deriva en castellano de <<campo / campamento>> y connota la tienda de campaña, gr. skênê, sustantivo el que deriva el verbo aquí usado. Aparece así en esta frase una alusión a la antigua Tienda del Encuentro, morada de Dios entre los israelitas durante su peregrinación por el desierto, la primera época de Israel (Éx 33,7-10), y reemplazada mas tarde por el santuario de Jerusalén (2 Sm 7,1-13; 1 Re 5,15-19; 6,1ss). Aquella presencia de Dios queda sustituida por ésta: la tienda de Dios, el lugar donde él habita en medio de los hombres, es un hombre, una <<carne>>.

Aflora aquí el tema del éxodo, que se desarrollará en el cuerpo del evangelio a partir del 4,46b (véase El ciclo del hombre) y que era propio de la fiesta de Pascua. Jesús, de hecho, reunirá en su persona y actividad toda la temática del antiguo éxodo. Él es el Cordero de Dios, el de la nueva Pascua (1,29.36), su sangre librará a la humanidad de la muerte (cf. Éx 12,1-14), su carne será la comida de la nueva Pascua (6,55) y el nuevo maná, que llevará a los que lo sigan a la tierra prometida (6,58); él será entregado a la hora en que se inmolaba el cordero, para sustituir definitivamente la antigua pascua (19,14.16). Va a verificarse, pues, un nuevo éxodo, el paso de las tinieblas a la luz (8,12), de la muerte a la vida (5,24; cf. 6,1; 10,40); en él la presencia de Dios entre los suyos se realizará en Jesús.

<<La tiniebla>>, punto de partida del éxodo hacia la luz-vida, cubre el ámbito de <el mundo>> que odia a Jesús (7,7), personificado a lo largo del relato en los dirigentes judíos, representantes de las instituciones que quieren matarlo (5,18; 7,1; 11,53; véase 1,5 Lect.). La característica de la comunidad de Jesús será no pertenecer a ese mundo (8,23; 17,14.16), tierra de esclavitud de la que él los hará salir (4,46bss Lect.).

La alusión a la nueva tienda anuncia ya la sustitución del templo. El cuerpo de Jesús, su humanidad, será el nuevo santuario (2,19.21). Como la antigua, la nueva tienda supone una humanidad en marcha. Jesús no crea un nuevo templo, masa estática y fija; los suyos están en camino hacia el Padre (14,6). Caminan en la historia, pero no con los objetivos de la carne, sino con los del Espíritu, y sólo ellos saben adónde van (3,7; 8,14).

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...