Mostrando entradas con la etiqueta 16. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 16. Mostrar todas las entradas

lunes, 7 de agosto de 2023

Jn 20,16

 Le dice Jesús: <<María>>. Volviéndose ella, le dijo en su lengua: <<Rabbuni>> (que equivale a <<Maestro>>).

Jesús la llama por su nombre (10,3) y ella lo reconoce por la voz, aunque no lo había reconocido por la vista. Este tema aparece también en el Cantar: <<Estaba durmiendo, mi corazón en vela, cuando oigo a mi amado (lit. <<voz de mi amado>>) que me llama: ´¡Ábreme, amada mía!´(5,2; cf. 2,8 hebr., LXX).

Al oír la voz de Jesús y reconocerlo, María se vuelve del todo, no mira más al sepulcro, que es el pasado; se abre para ella su horizonte propio: la nueva creación que comienza. Ahora responde a Jesús.

Juan Bautista había oído la voz del esposo y se había llenado de alegría, viendo el cumplimiento de la salvación anunciada. Ahora, al esposo responde la esposa; se forma la comunidad mesiánica. Ha llegado la restauración anunciada por Jeremías: <<Se escuchará la voz alegre y la voz gozosa, la voz del novio y la voz de la novia>> (Jr 33,11). Se consuma la nueva alianza por medio del Mesías.

La voz de Jesús, que María reconoce, llama al seguimiento (10,4: camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz); toca ahora a los discípulos recorrer su mismo camino hacia el Padre (14,6).

La respuesta de María: Rabbuni, Señor mío, tratamiento que se usaba para los maestros, pone este momento en relación con la escena donde Marta dice a su hermana: El Maestro está ahí y te llama (11,28). Por otra parte, aunque los términos <<Rabbí>> y <<Rabbuni>> sean prácticamente sinónimos (Señor mío), el segundo se encuentra solamente en esta escena, después de la resurrección. reconocer a Jesús como <<Rabbi>>, usado para dirigirse a los maestros judíos (3,2), fue el punto de partida de los discípulos, antes de conocer a Jesús (1,38). <<Rabbuni>> es el punto de llegada, después que su enseñanza ha culminado dando su vida en la cruz: Jesús es maestro de un modo nuevo, distinto de los del pasado. Al mismo tiempo, <<Rabbuni>> podía ser usado por la mujer dirigiéndose al marido. Se combinan así los dos aspectos de la escena: el lenguaje nupcial expresa la relación de amor que une la comunidad a Jesús; pero este amor se concibe en términos de discipulado, es decir, de seguimiento: se corresponde a su amor practicando un amor como el suyo (1,16; 13,34: igual que yo os he amado).

viernes, 26 de mayo de 2023

Jn 16,16

 <<Dentro de poco dejaréis de verme, pero un poco más tarde me veréis aparecer>>.

Jesús recoge la frase pronunciada en 14,19: Dentro de poco el mundo dejará de verme; vosotros, en cambio, me veréis. Cambia, sin embargo, el segundo verbo: me veréis aparecer. La diferencia de verbos indica sentidos diversos. En aquel pasaje, situado en la instrucción sobre la vida interna de la comunidad, la visión de Jesús, que para los discípulos no sufrirá interrupción, significaba la comunión de vida con él (14,19: porque yo tengo vida y también vosotros la tendréis). El ambiente interior de los discípulos no cambia, su relación con Jesús es de cercanía permanente.

En este pasaje, en cambio, mientras instruye a los suyos sobre su situación en el mundo, habla de la comunidad sujeta a las vicisitudes de la historia y, en particular, a la persecución. La comunidad experimentará momentos de cercanía y de lejanía de Jesús, de los cuales serán prototipo la ausencia causada por su muerte y su presencia vuelto a la vida. Cada grupo tendrá sus momentos difíciles, en los que parezca quedar desamparado; pero a cada prueba exterior sucederá, sin mucho intervalo, una nueva presencia de Jesús. El ciclo de Jesús (muerte-resurrección) se convierte en ritmo de la comunidad.

En la perícopa anterior (16,6-7) Jesús había mencionado su marcha y la tristeza que causaba en los discípulos el temor de encontrarse indefensos ante los ataques del mundo. Respondió allí a esa preocupación, prometiendo la asistencia del Espíritu. Ahora va a desarrollar expresamente el tema de su ausencia, en relación con las circunstancias cambiantes en que van a encontrarse los suyos.

Su ausencia, que está próxima, será breve. Él volverá a estar con ellos, aunque de manera diversa a como ha estado durante su vida mortal.

martes, 21 de marzo de 2023

Jn 13,16

 <<Sí, os lo aseguro: No es el siervo más que su señor ni el enviado más que el que lo envía>>.

Jesús cita un proverbio bien conocido, cuya forma más usual se encuentra en Mt 10,25: Le basta al discípulo con ser como su maestro y al siervo como su señor. No es que Jesús llame siervos a sus discípulos (15,13), cuando, precisamente, con el lavado de los pies les ha dado categoría de iguales. Usa el proverbio solamente para señalar la arrogancia y la irresponsabilidad que supondría separarse de su ejemplo.

domingo, 5 de febrero de 2023

Jn 12,16

 Sus discípulos no comprendieron esto al principio, pero cuando Jesús manifestó su gloria, entonces se acordaron de que lo mismo que estaba escrito fue lo que hicieron con él.

Es la segunda vez que los discípulos no comprenden por el momento el sentido de lo que sucede (2,22). Sigue en vigor la afirmación de Jn: los discípulos participaban de la idea de un Mesías reformador (2,17.22 Lect.). Pero mientras en la primera pascua (2,13ss) afirma el evangelista que no comprendieron hasta después de la resurrección de Jesús, aquí, en cambio, comprenderán cuando se manifieste su gloria en la cruz, que coincide con <<su hora>> (12,23.27). Al leer el título de la cruz (19,19: Jesús Nazareno, el rey de los judíos) y ver a Jesús muerto en ella, comprenderán cuál es su mesianismo, entenderán el sentido de las profecías y cómo ellos, sin saberlo, habían anunciado el verdadero mesianismo de Jesús. Por el momento, su interpretación coincide con la del pueblo.

Contrasta esta escena con la de 6,15, donde quisieron proclamar rey a Jesús. Allí habían querido llevárselo por la fuerza, y él había huido. Aquí acepta el homenaje porque ya ha llegado su hora: va a morir, y su muerte quitará toda ambigüedad a su realeza.

viernes, 6 de enero de 2023

Jn 11,16

 Entonces Tomás, es decir, Mellizo, dijo a sus compañeros: <<Vamos también nosotros a morir con él>>.

Tomás es uno de los discípulos (compañeros / condiscípulos). El hecho de ofrecer la traducción del nombre arameo muestra que Jn atribuye importancia a su significado y que invita al lector a considerarlo. El significado se deduce de la frase de Tomás, que está dispuesto a morir con Jesús (no como Pedro, que querrá morir <<por Jesús>>, 13,37). Este discípulo, dispuesto a seguir a Jesús hasta la muerte, representa otro aspecto de la comunidad, unida a Jesús y dispuesta a correr su misma suerte: es el doble (mellizo) de Jesús. Tomás, sin embargo, piensa que la muerte es inminente; no se da cuenta de que las doce horas de día no han terminado aún. Por otra parte, su horizonte acaba en ella. No teniendo aún la experiencia de la resurrección, no conoce la calidad de vida que Jesús posee y comunica. Llega al máximo de la adhesión dentro de su perspectiva humana y ahí se detendrá (cf. 20,25), hasta que Jesús no lo saque de su obstinación, haciéndole palpar su triunfo sobre la muerte (20,27ss). No sabe que Jesús no va simplemente a morir, sino a entregar libremente su vida y, así, a recobrarla (10,17-18 Lect.).

domingo, 21 de agosto de 2022

Jn 10,16

 <<Tengo además otras ovejas que no son de este atrio; también a ésas tengo que conducirlas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo pastor>>.

Jesús descubre el horizonte de su futura comunidad. Su misión no se limita al pueblo judío, se extiende a otros (11,52.54 Lects.). Este universalismo está en consonancia con la concepción de Jn, que, desde el prólogo, sitúa su evangelio en el contexto de la creación. El amor de Dios que la realiza tiene por término la humanidad entera (1,9: la luz que ilumina a todo hombre; 3,16: así demostró Dios su amor al mundo / humanidad; 4,42: el salvador del mundo; 8,12: la luz del mundo). Los discípulos procedentes de otros pueblos formarán con los que vengan de Israel una sola comunidad; ha terminado el privilegio del pueblo elegido (19,25 Lect.). La unidad de todos se verificará por la convergencia en el único pastor, Jesús.

La ausencia de coordinación (y) o de la preposición relacional (con) entre los dos miembros de la frase: un solo rebaño, un solo pastor, reduce al mínimo la dualidad de ambos. La relación del rebaño con Jesús no es la de yuxtaposición ni la de compañía; la existencia del rebaño lleva en ´si la presencia de Jesús, pastor, pues él, con su muerte, quedará constituido en fuente de vida única y perenne para los suyos, según la relación íntima de conocimiento-amor ya descrita antes.

Jesús forma un rebaño, pero no crea una institución/templo (atrio) paralela y opuesta a la judía, de la que saca a los que escuchan su voz. Su comunidad, que es universal, no está encerrada en institución nacional ni cultura alguna. Su base es la naturaleza del hombre acabada por el Espíritu. De ella nacerán sus diferentes expresiones.

sábado, 6 de agosto de 2022

Jn 8,16

 <<Pero, incluso, si la diera, esa sentencia mía sería legítima, porque no estoy solo, estamos yo y el Padre que me mandó>>.

Aunque él no pretende excluir a nadie, el rechazo de ellos constituye una autoexclusión, es de hecho una sentencia. En presencia de la luz, prefieren las tinieblas (3,19), porque su modo de obrar es perverso; con esa opción se condenan ellos mismos (3,18: ya tiene la sentencia; cf. 5,22.27.30); Jesús solamente la refrenda, no comunicando vida al que no quiere aceptarla.

Esta sentencia sería legítima, porque el testimonio de Jesús, que es el de sus obras, está apoyado por el del Padre (5,36s). Él no excluye a nadie, si no es de acuerdo con el Padre, pues no ha venido a llevar adelante un designio propio, sino el designio del que lo envió (5,30).

domingo, 31 de julio de 2022

Jn 7,16

 Les replicó Jesús: <<Mi doctrina no es mía, sino del que me ha mandado>>.

Jesús replica, tomando la ofensiva. Los informa de dónde procede su saber. La doctrina que expone no es opinión personal si ha sido aprendida en las escuelas oficiales, es de Dios mismo. Habla a los dirigentes, que ya lo conocen y saben que se declara Hijo de Dios (5,17-18), pero ahora se dirige a ellos delante de la multitud. Es el Padre quien ha enseñado a Jesús (8,28); él le ha mandado lo que tiene que decir y que proponer, y ese mandamiento suyo significa vida definitiva (12,49s). La doctrina que propone Jesús no es más que la expresión del mandamiento que él mismo recibió del Padre: entregar su vida y así recobrarla (10,17s); enseña que el amor sin tasa es el camino para realizar el designio divino. Esa misma es la verdad que propone, aprendida de Dios (8,40.46).

Es el tercer choque de Jesús con los círculos de poder de Jerusalén (2,13ss; 5,16ss). El Hijo de Dios también lo que enseña lo ha aprendido de su Padre (5,19). De hecho, este capítulo prolonga la controversia iniciada en 5,17 a propósito de la curación del inválido.

domingo, 6 de marzo de 2022

Jn 5,16

 Precisamente por esto empezaron los dirigentes judíos a perseguir a Jesús, porque hacía aquellas cosas en día de descanso.

La persecución a Jesús toma pie de su actividad en día festivo, cuyo precepto, regulado por las escuelas de interpretación, era la expresión máxima de la obligación de la Ley. Para los dirigentes era medio de control sobre el pueblo y prueba de la sumisión de éste; al observarlo, el pueblo reconocía la autoridad divina que reclamaba la enseñanza oficial. Eximirse del precepto era negar tal autoridad a su enseñanza y, por tanto, negarles el derecho a imponerla. Al no reconocer la obligación del descanso, y con ella la de la Ley, Jesús les quita la legitimación de su poder, los elimina como mediadores entre Dios y el hombre. Él no emplea violencia alguna, pero su actitud y actividad minan las bases del sistema judío. Esto es lo que los alarma. Son indiferentes al bien del hombre; lo único que importa es la incolumidad de la institución que ellos representan. A la actividad de Jesús responden con la represión.

domingo, 5 de septiembre de 2021

Jn 3,16

 Porque así demostró Dios su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo único, para que todo el que le presta su adhesión tenga vida definitiva y ninguno perezca.

Se ofrece la explicación última de la realidad del Mesías. En el pasaje anterior (3,14-15) se le ha descrito partiendo desde el hombre, como la señal visible, el Hombre levantado; ahora, partiendo de Dios, que toma la iniciativa insertando su acción en la historia. Es la misma realidad expresada antes con la frase el que ha bajado del cielo. Jesús es el don del amor de Dios a la humanidad. El Hombre levantado a la vista de todos es al mismo tiempo el Hijo único de Dios (cf. 1,34); ésa es su realidad escondida, que se revela al ser levantado en alto y mostrar así el amor de Dios al mundo.

La frase no explicita el destinatario del don; se habría esperado <<el mundo>>, la humanidad. Esta omisión, junto con la mención de <<el Hijo único>>, muestran la alusión a Gn 22,2. Dios se comporta como Abrahán, que fue capaz de desprenderse de su propio hijo.

La alusión a Abrahán pone también el pasaje en relación con éxodo, pues según tradiciones judías, el sacrificio de Isaac tuvo lugar a la hora en que más tarde se sacrificarían los corderos en el templo, y la liturgia de la Pascua unía el gesto de Abrahán con el sacrificio del cordero. Se ve así la conexión de todo el episodio con el del templo y la expectación mesiánica.

El don se ha hecho en el pasado (demostró) y se va realizando a lo largo de la vida de Jesús, que culminará en el momento de ser levantado en alto, <<su hora>> (2,4), con la manifestación plena del amor de Dios, el don total de sí para comunicar vida.

El designio de Dios no discrimina, ofrece la vida a todos sin excepción. Quien no la obtenga es porque rechaza su oferta, negando la adhesión a Jesús.

viernes, 27 de agosto de 2021

Jn 2,16

 y a los que vendían palomas les dijo: <<Quitad eso de ahí: no convirtáis la casa de mi Padre en una casa de negocios>>.

Mientras las palomas eran los animales sacrificiales de menor importancia, son éstos, sin embargo, los únicos vendedores a quienes se dirige Jesús, y a los que hace responsables de la corrupción del templo. Por otra parte, no toca él las jaulas de las palomas, son ellos los que deben quitarlas. Este trato sería desproporcionado a menos que estos vendedores tengan un significado central en la narración. De hecho, la responsabilidad exclusiva que les atribuye Jesús en la profanación del templo los hace figura de la jerarquía sacerdotal. De ahí su relación con el simbolismo de las palomas.

La paloma era el animal usado en los holocaustos propiciatorios (Lv 1,14-17) y en los sacrificios de purificación y expiación (Lv 12,8; 15,14.29), especialmente si los que habían de ofrecerlos eran pobres (Lv 5,7; 14,22.30s). Holocaustos y sacrificios eran maneras de reconciliarse con Dios. Se encuentra aquí el mismo tema presentado en Caná bajo el símbolo de las tinajas; el sacrificio de las palomas entra dentro de <<la purificación de los Judíos>> (2,6). Los vendedores de palomas son, por tanto, los que ofrecen por dinero la reconciliación con Dios y representan a la jerarquía sacerdotal, que comercia con el favor de Dios. Como en Caná el vino del Espíritu se oponía a las tinajas vacías (2,9 Lect.), así las palomas sacrificiales se oponen al Espíritu, la paloma bajada del cielo (1,32), que es el amor y favor gratuito de Dios (1,14: kharis) y autor de la verdadera y definitiva purificación del hombre (2,9b-10 Lect.).

La jerarquía del templo explota en particular a los pobres ofreciéndoles por dinero presuntos favores de Dios. Por eso, en contraste con las dos ocasiones anteriores, ganado y cambistas, Jesús no ejecuta acción alguna, se dirige a los vendedores mismos. Son ellos los que tienen que desistir de su comercio, que presenta a Dios como un comerciante más. De ahí que esta acusación sea la más grave de las tres que hace Jesús: explotación del pueblo por medio del culto (sacrificios de animales), y del impuesto (cambistas), pero, sobre todo, por el interesado engaño de los pobres con el fraude de lo sagrado.

Jesús actúa como Hijo, en sentido exclusivo (mi Padre); es él quien representa al Padre en el mundo. Al expresar esa relación particularísima con Dios, afirma una vez más su mesianidad, por alusión a Sal 2,7: <<Hijo mío eres tú>>, palabra que Dios dirige al Mesías-rey (ibíd. 2,6).

La repetición del término casa (casa de mi Padre, casa de negocios), que denota habitación estable, indica la sustitución permanente del culto a Dios por el comercio. El templo ya no es tal, sino un mercado; el dios primario del templo es el dinero. El culto se ha convertido en un pretexto para el lucro, que es su objetivo principal. Pero, puesto que el templo lleva aún el nombre de Dios, los acusa de atribuir la explotación a Dios mismo. El lugar donde Dios debería manifestar su gloria, su amor fiel al hombre, es un lugar de engaño y de abuso.

Al llamar a Dios <<mi Padre>>, Jesús lo saca del templo; la relación con él no es religiosa, sino familiar, en el ámbito doméstico. El término desacraliza a Dios. La relación con él no es ya de temor, sino de amor, intimidad y confianza. En la casa de su Padre no puede haber comercio; siendo casa de familia, todo pertenece a todos. En aquella masa de explotadores y explotados, sólo Jesús se siente Hijo. El pueblo establece relación con Dios mediante el dinero, encontrando un Dios opresor, no un padre. Y esta corrupción religiosa es culpa de los dirigentes (no convirtáis).

Tal es la denuncia que hace el Mesías de la situación: Dios está subordinado a la codicia y es utilizado para explotar a la gente. Se comprende la denominación <<la Pascua de los Judíos>>. Es una Pascua utilizada en beneficio de los dirigentes, que desangran al pueblo en nombre de Dios.

Jesús denuncia la institución centra de Israel, símbolo del pueblo mismo y de su elección divina. Se queja de que el templo no haya cumplido su misión histórica, ser signo de la habitación de Dios en medio del pueblo. De hecho, el aparato administrativo de comercio y sacrificios no había existido al principio, como ya lo habían anunciado Jr 7,22: <<Cuando saqué a vuestros padres de Egipto, no les ordené ni hablé de holocaustos y sacrificios>>, y Am 5,25: <<¿Es que en el desierto, durante cuarenta años, me traíais ofrendas y sacrificios, casa de Israel?>>. La tienda del desierto, a la que sucedió el templo, había sido el signo de la presencia salvadora de Dios, de su actividad en favor del pueblo. Al referirse Jn a la tienda, llena de la gloria de Dios (1,14; cf. Ex 40, 34ss), alude a la del desierto para expresar la presencia de Jesús en la comunidad y en el mundo. En cambio, el Dios liberador y salvador había pasado a ser un Dios exigente y explotador; no el Dios que daba vida, sino el que la exigía para sí.

Aunque para muchos el culto del templo fue de hecho ocasión de profunda experiencia religiosa (cf., por eje., Sal 42), Jn, que no hace la historia de la piedad israelita, ve el templo en tiempo de Jesús como un instrumento de explotación de manos de los dirigentes.

La antigua tienda/templo había tenido su misión histórica: preparar a la etapa definitiva que se realiza en Jesús. Por culpa de los dirigentes, no la ha cumplido.

El templo era una realidad estática; para ir a él tenía el hombre que salir de su historia, de su vida. La tienda del desierto, en cambio, sede de la gloria de Dios, caminaba con el pueblo, lo guiaba y acompañaba; con él Dios se hacía historia. A la tienda, Dios bajaba; al templo, el hombre tiene que subir hasta Dios.

En adelante, la manifestación de la gloria de Dios se hará en Jesús, la Palabra hecha hombre, que ha plantado su tienda entre nosotros (1,14). Como en el desierto, la presencia de su amor acompañará a su comunidad en la historia. La antigua tienda era figura de la nueva realidad.

Juan Bautista había anunciado a los judíos: <<entre vosotros se ha hecho presente, aunque vosotros no sabéis quién es>> (1,27), y los discípulos preguntaron a Jesús: <<Maestro, ¿dónde vives?>> (1,38). Jesús, la presencia dinámica de Dios entre los hombres, no tiene residencia fija; en este evangelio Jesús no tiene domicilio permanente ni un centro de operaciones particular. Va y viene, según las circunstancias. Pero donde él esté, allí se encuentra el acceso a Dios (1,51; 5,13 Lect.).

La frase de Jesús a los vendedores/dirigentes es, sin embargo, exhortación al mismo tiempo que denuncia: Jesús no viene sencillamente a condenarlos (3,17; 12,47), sino a invitarlos a responder a la luz; por eso emplea la expresión: no convirtáis, dejando abierta la posibilidad de rectificar. Él denuncia su injusticia, para que ellos recapaciten y dejen de practicarla. No da sentencia contra nadie, es el hombre miso el que da su propia sentencia, respondiendo o negándose a responder a la luz que lo ilumina (1,9; 3,18.19).

Resumiendo el contenido de la actuación de Jesús, éste anuncia en primer lugar su intención de sacar a la gente (simbolizada por las ovejas) fuera de la institución religiosa, que destroza al pueblo con el culto, los impuestos y el fraude de lo sagrado. Los explotadores son las autoridades del templo, el sacerdocio, infiel a su misión, y los dirigentes judíos en general, que, con su proceder, deforman la imagen de Dios, convirtiéndolo en un tirano. Lo mismo que la Ley alejaba a Dios e impedía la experiencia de su amor (2,6), así el templo y el culto retratan a un Dios ávido y exigente, en lugar de un Padre, dador de vida.

     

sábado, 23 de enero de 2021

Jn 1,16

La prueba es que de su plenitud todos nosotros hemos recibido: un amor que responde a su amor.

En el testimonio de Juan ha reconocido el grupo cristiano la realidad de Jesús Mesías como el fundador de la comunidad de la nueva alianza, de la que ella forma parte. La locución: La prueba es, conecta lo que sigue con los hechos anteriormente expuestos. En primer lugar, establece la relación entre contemplar (1,14) y recibir (1,16), acciones correspondientes a las dos actividades de la luz: la intransitiva, brillar (1,4, correlativo de 1,14: contemplar la gloria), y la transitiva, iluminar (1,9, correlativo de 1,16: hemos recibido). La vida-amor que brilla como luz-gloria ilumina comunicándose.

Por el amor que en ella reina, la comunidad cristiana es la prueba fehaciente de la salvación-vida comunicada por Jesús, el Mesías portador del Espíritu, y de la existencia de la nueva alianza. El amor y la lealtad que brillaban como gloria del Hijo único se han comunicado a los suyos. Todos nosotros designa el grupo de los que no pertenecen al mundo dominado por la tiniebla (8,23; 17,14.16), porque el Mesías Jesús los ha sacado de él (15,19) liberándolos del pecado del mundo (1,29). Son los que viven en la zona de la luz-vida y contemplan la gloria (1,14), por haber realizado el éxodo de Jesús.

Todos han recibido de su plenitud de amor y lealtad (1,14), todos participan así de la gloria / riqueza del Padre (17,22), comunicada enteramente a Jesús. El Hijo único y heredero universal hace a los suyos coherederos, partícipes de la misma herencia, es decir, les confiere la condición de hijos. Este tema se repetirá a lo largo del evangelio, en particular usando la fórmula <<estar donde está él>>, puesta en boca de Jesús (7,34; 12,26; 14,3; 17,24). Si no se emplea sencillamente el término <<hijos>> es porque, para Jn, esta calidad no se confiere instantáneamente, sino que implica un proceso de crecimiento (1,12 Lect.). La recepción de la gloria / amor leal corresponde, por tanto, a <<nacer de Dios>> (1,13), momento inicial de los que han de hacerse hijos de Dios.

La humanidad de Jesús es ahora el receptáculo de la vida, que sólo de él puede recibirse; él es por eso el centro de la nueva comunidad, su origen y la garantía de su existencia y de su fruto (15,5s). La experiencia y participación del amor-vida es lo específico cristiano (todos nosotros).

El don que se recibe es la respuesta de Jesús a los que lo reciben a él (1,12), es decir, a los que le dan su adhesión, en cuanto es la realización del proyecto de Dios, y el modelo de lo que debe realizarse en todo hombre a partir del nuevo nacimiento.

Por ser participación de la plenitud de Jesús, el amor recibido es semejante al suyo y, con su ejercicio, llevará al hombre a realizar en sí el proyecto divino (1,12). Al comunicar su amor, comunica su gloria, que resplandece en la comunidad (17,10: en ellos dejo manifiesta mi gloria; 17,22: la gloria que tú me has dado se la he dado a ellos). Es el amor que existe en la comunidad la prueba de la realidad y la acción de Jesús (17,22s: para que sean uno como nosotros somos uno ... para que queden realizados alcanzando la unidad, y así conozca el mundo que tú me enviaste). El amor recibido, que tiene una relación radical a su persona, identifica con él (17,23: yo identificado con ellos y tú conmigo) y se mostrará en una actividad como la suya (13,34: igual que yo os he amado).

Su amor llegará hasta el don de la vida, y en ese momento comunicará su vida-amor a los que creen en él. Este doble amor, demostrado y comunicado, estará representado en la cruz por la sangre y el agua que salen de su costado (1,14e Lect.). Los pasajes 1,14.16 describen, por tanto, desde el punto de vista de la comunidad, lo sucedido en la exaltación de Jesús (muerte y resurrección). El cuerpo de Jesús, santuario de Dios (2,19.21) por ser morada del Espíritu (1,32s), queda abierto en la cruz, y su plenitud puede comunicarse (19,34) completando la obra de la creación por el don del Espíritu (7,37-39), el aliento de vida (20,22).

En la frase: un amor que responde a su amor, no aparece el término <<lealtad>> (1,14), que será repetido en el verso siguiente (1,17). Puesto que el amor recibido es participación del suyo, la lealtad está incluida en él. Esto muestra que la <<lealtad>> es adjetival respecto al amor, término principal (= amor leal).

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...