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domingo, 8 de enero de 2023

Jn 11,44

 Salió el muerto con las piernas y los brazos atados con vendas; su cara estaba envuelta en un sudario. Les dijo Jesús: <<Desatadlo y dejadlo que se marche>>.

Los detalles del texto, vendas y sudario, hacen resaltar la realidad de la muerte, como antes lo había hecho la resistencia de Marta a quitar la losa. Las piernas y los brazos atados muestran al hombre incapaz de movimiento y actividad.

Expone el texto una paradoja. El que sale está muerto y ostenta todos los atributos de la muerte, pero sale él mismo, porque está vivo. 

Al ordenarle que salga fuera, Jesús lo presenta ante los circunstantes, invitándolos a cambiar su concepción. La exhortación a quitarle las vendas los invita a traducir en la práctica la nueva convicción de que el muerto está vivo, que no está sometido al poder de la muerte.

Jesús no devuelve Lázaro a la comunidad, lo deja marcharse, pero ya libre. El camino de Lázaro lleva al Padre con quien Lázaro está vivo. La narración escenifica el cambio de mentalidad frente a la muerte que Jesús les pide. Son ellos los que lo han atado y ellos han de desatarlo. Como la losa que habían puesto encerraba al muerto en el pasado, en el sepulcro de Abrahán, las vendas con que lo habían atado le impedían llegar a la casa del Padre. Se describe dramáticamente la concepción judía del destino del hombre, que impedía a la comunidad comprender el amor que el Padre les había manifestado en Jesús. No es que Lázaro tenga aún que irse con el Padre, son ellos los que tienen que dejarlo ir, comprendiendo que Lázaro está vivo en la esfera de Dios, en vez de retenerlo en su mente como un difunto sin vida.

Al desatar a Lázaro muerto son ellos los que se desatan el miedo a la muerte que los paralizaba. Salen así todos fuera del sepulcro, que los sometía a la esclavitud de la muerte. Sólo ahora, sabiendo que morir no significa dejar de vivir, podrá la comunidad entregar su vida como Jesús, para recobrarla (10,18; cf. 6,61-62 Lect.).

jueves, 4 de agosto de 2022

Jn 7,44

 Algunos de ellos querían prenderlo, pero nadie le puso las manos encima.

Las dos opiniones expresadas eran positivas, pero existe todavía un tercer grupo de adversarios decididos de Jesús que, ya anteriormente, habían tratado de echarle mano, con ocasión de su primera declaración mesiánica (7,30). Estos anónimos no pueden soportar que Jesús se declare Mesías. La oposición nace precisamente de haber entendido su declaración. Son, por tanto, los que defienden el templo y la Ley, cuya sustitución ha anunciado. Tal Mesías, que no continúa la tradición, les resulta insoportable. Representan el mundo que odia a Jesús (7,7), son <<los hombres>> que, ante la luz, eligen las tinieblas, porque su modo de obrar es perverso (3,19): los que están de acuerdo con la opresión.

domingo, 13 de marzo de 2022

Jn 5,44

 <<¿Cómo os va a ser posible creer a vosotros que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que se recibe de Dios solo?>>.

Han creado un círculo cerrado donde se apoyan unos a otros con las mutuas muestras de estima y honor. Ellos no se dan a los demás, reciben y aceptan la gloria que les dan. La gloria que viene de Dios, que es el amor, les obligaría a salir de sí mismos para darse generosamente a los otros. Eso no lo quieren. Ellos dan sólo para recibir, apoyan para ser apoyados. No conocen el don de sí, desinteresado y fiel. Cerrados en su círculo privilegiado, buscando sólo mantener su posición y prestigio, les resulta imposible creer. Así se explica la situación del pueblo, descrita al principio (5,3). Como arma de afirmación utilizan la Ley (5,10), cuyo espíritu no entienden (5,39). Sin conocer a Dios (5,37-38), se llaman sus representantes.

lunes, 23 de agosto de 2021

Jn 1,44

 Felipe era de Betsaida, del pueblo de Andrés y Pedro.

Betsaida estaba situada en la parte norte del lago de Galilea, en la orilla oriental de la desembocadura del Jordán, en la ruta hacia la región pagana de Cesarea e Filipo (cf. Mc 8,22.27). Políticamente no pertenecía a Galilea, sino a la Gaulanítide (12,21 Lect.), fuera del territorio propiamente judío, aunque la población judía debía ser numerosa.

El nombre Betsaida significa <<Pesquería/lugar de pesca>>. Al mencionar Jn la común procedencia de Felipe y los dos hermanos Andrés y Pedro, insinúa para los tres una relación con este oficio. De hecho, puede referirse a un dato histórico (Andrés y Simón, según los sinópticos, eran pescadores; cf. Mc 1,16ss y parl.), pero esto no excluye un sentido figurado de la pesca misma, la captación de adeptos al mensaje de Jesús. De hecho, con una nueva mención de Betsaida, Felipe y Andrés aparecerán en el episodio de los griegos que quieren ver a Jesús (12,20s), primicias de la misión entre los paganos, y, más tarde, Simón Pedro irá a pescar seguido de otros seis discípulos, figurando también la misión entre los paganos (21,1 Lect.). La procedencia de Betsaida puesto de frontera de población mezclada, insinúa ya la capacidad de estos discípulos para el trabajo entre los no judíos.

Este verso (1,44) presenta un estrecho paralelo redaccional con 11,1, que establece un puente entre las dos perícopas. La actividad de Jesús, que reúne aquí un grupo de discípulos, se ejercerá con un grupo semejante en 11,1ss. Allí terminará su manifestación a Israel, dando cumplimiento a la promesa que hará Natanael en esta perícopa (1,15 Lect.).


Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...