Mostrando entradas con la etiqueta 31. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 31. Mostrar todas las entradas

martes, 5 de septiembre de 2023

Jn 20,31

 <<éstas quedan escritas para que lleguéis a creer que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y, creyendo, tengáis vida unidos a él>>.

El objetivo de la obra es suscitar la fe de los lectores. La selección que ha hecho el autor es, por tanto, significativa; piensa que el relato ha presentado los rasgos de Jesús que pueden mover a esa fe y que bastan para llegar a ella.

La fe viene calificada: es la fe en Jesús, el que en su vida ha realizado las señales de un amor que libera al hombre, el que ha sido condenado por las autoridades, ha muerto en cruz y ha resucitado de la muerte. Es a él a quien se aplican los títulos de Mesías e Hijo de Dios.

El Mesías es el consagrado por Dios para llevar a cabo su designio en la historia. Él forma la nueva comunidad humana que continúa el antiguo pueblo de Dios. Es el liberador que instituye la alianza definitiva. El que cree en él reconoce, por tanto, que aquella actividad de Jesús, que ha suscitado una oposición a muerte, es la que realiza el designio de Dios sobre el hombre y la historia.

El Hijo de Dios, título que apareció por primera vez en boca de Juan Bautista (1,34; cf. 1,18.49) y que Jesús mismo se ha aplicado explícitamente (6,40; 10,36) e implícitamente cada vez que ha llamado a Dios Padre suyo (5,17, etc.), adquiere toda su fuerza después de la confesión de Tomás: es aquel que ha nacido de Dios (1,18), que está identificado con el Padre (10,38), que actúa como él (5,17), y es uno como él (10,30), que es Dios, la presencia del Padre entre los hombres (12,45; 14,9).

El fundamento de la fe o adhesión incondicional a Jesús se encuentra en este doble aspecto: él es el Mesías, el ejecutor del designio de Dios que forma la nueva comunidad; pero cumple esa misión en cuanto es en el mundo la presencia y actividad de Dios mismo, que despliega en él y a través de él su amor al hombre.

La adhesión a Jesús, que se traduce en norma de acción y de conducta (13,34; Igual que yo os he amado, también vosotros amaos unos a otros), obtiene la vida, el Espíritu. Ella es amor que inserta en la vida verdadera (15,4.5) y hace permanecer en el ámbito del amor (15,9).

Se anunciaba en el prólogo que la palabra/proyecto divino contenía vida; esa vida, en su plenitud, es la que se obtiene por la fe en Jesús Mesías e Hijo de Dios. Ella es el fruto del amor leal, que él hace existir en el hombre (1,17); el dinamismo de la vida lleva a los demás, para hacer llegar hasta ellos el amor de Jesús, que, a su vez, fundará la fe en él.

miércoles, 2 de agosto de 2023

Jn 19,31

 <<Los dirigentes judíos, como era Preparación -para que no se quedasen en la cruz los cuerpos durante el día de descanso, pues era solemne el día de aquel descanso-, le rogaron a Pilato que les quebrasen las piernas y los quitasen>>.

Reaparecen los dirigentes judíos (19,20), los que han conseguido dar muerte a Jesús, entre los cuales se encuentran los sumos sacerdotes (cf. 19,14.15).

Desde la primera entrevista con Pilato, <<los Judíos>> tenían presente la pureza legal requerida por la Pascua que se avecinaba (18,28). Ahora siguen preocupados; se consideraba que una ejecución capital profanaba el sábado o la fiesta. No quieren que nada impida la celebración.

Era Preparación; ellos creen que están preparando su propia Pascua, cuando en realidad ha sido sustituida por la de Jesús (11,55a; 12,1 Lects.).

La mención de los cuerpos expresa la solidaridad de Jesús con los que están crucificados con él y con todo hombre, como la había expresado <<la carne>> (1,14; 17,2). <<El cuerpo>>, que iguala a Jesús con los hombres, es el santuario de Dios (2,21). Los cuerpos están en su misma cruz (en la cruz), ésta es la de todos los suyos, como lo será su sepultura (19,41 Lect.).

No debían quedar en la cruz el día de descanso, porque el día de fiesta que imponía aquel descanso era muy solemne. Desde el punto de vista de los judíos, es la preparación de su Pascua, que no llegará a celebrarse (cf. 19,42). Su fiesta quedará vacía. Desde el punto de vista de Dios y de Jesús, terminada el día sexto la obra de la creación (19,30), comienza el sábado, el descanso.

La frase el día era solemne está en paralelo con 7,37: el último día, el [más] solemne de la fiesta, puesto en relación con la manifestación de la gloria (7,39 Lect.). Este día sexto de la muerte de Jesús, en que el hombre queda creado, es <<el último día>>; en él se acaba la obra de Dios, pero al mismo tiempo se inicia. El día último es al mismo tiempo el día primero (20,1) que abre la marcha de la nueva historia. La nueva pareja en el huerto-jardín dará comienzo a la nueva humanidad (20,11ss).

<<Los Judíos>> van a rogar a Pilato. Le hacen peticiones concretas: que les quiebren las piernas, para acelerar la muerte, y que los quiten. Ni una ni otra se verificarán con Jesús; los soldados no le quebrarán las piernas; tampoco serán ellos los que lo quiten de la cruz, esto será motivo de otra petición de un discípulo (19,38).

Quieren acelerar la muerte, pera que no estén vivos en la fiesta. La presencia de Jesús y la de sus compañeros crucificados es incompatible con ella, pues produciría una impureza según la Ley. No consideran que el crimen los impurifique, pero sí la violación de una prescripción legal. 

Para ellos, pueden rompérsele las piernas a Jesús. No saben que es el Cordero de la nueva Pascua (19,36).

sábado, 27 de mayo de 2023

Jn 16,31

 Jesús les replicó: <<¿Qué ahora creéis?>>.

Jesús muestra su escepticismo ante semejante motivación. La fe verdadera tiene por objeto a Jesús en la cruz (19,35); consiste en la adhesión al Hombre levantado en alto (3,14s) como manifestación suma del amor de Dios (3,16), su fuerza salvadora. Jesús crucificado se convierte así para el creyente en la nueva Ley, que le enseña a amar como él (13,34; 19,19 Lect.), sabiendo que su entrega es también fuerza salvadora de Dios. Es la fe en el amor como única fuerza salvadora, manifestada en Jesús y comunicada por él.

Los discípulos muestran seguir a Jesús como a un maestro excepcional, y se admiran de su saber. Pero Jesús es maestro desde la cruz: no con doctrinas, sino con su entrega. Enseña a los suyos que el amor hasta el extremo produce la fecundidad de la vida (12,24), que perderse es encontrarse (12,25) y realizar en uno mismo el proyecto de Dios. Si no aprenden esta lección, no pueden llamarse discípulos.

Ya Nicodemo había visto en Jesús a un maestro enviado por Dios (3,2) y esperaba de él doctrina. Jesús, en cambio, le ofreció el Espíritu, la potencia del amor (3,5s).

Sigue resaltando la muerte-exaltación de Jesús como el acontecimiento que da sentido a toda su vida y de donde irradia la fuerza del Espíritu. Jn ha concebido la actividad de Jesús como anticipación de los efectos de su muerte (2,4b Lect.). Su presencia con los discípulos producirá fruto a partir de su exaltación.

sábado, 25 de marzo de 2023

Jn 13,31

 Cuando salió, dijo Jesús: <<Ahora acaba de manifestarse la gloria de este Hombre, y así la gloria de Dios se ha manifestado en él>>.

Al terminar el lavado de los pies, había explicado Jesús su significado (13,12). Ahora interpreta la salida de Judas, que va a entregarlo. Explica su aceptación de la muerte en términos de manifestación de su gloria, que se identifica con la de Dios. El Hombre que realiza el proyecto de Dios manifiesta la gloria/amor en toda su plenitud (1,14).

Jesús ha aceptado su muerte; es más, ha puesto libremente su vida en manos de sus enemigos por amor al hombre, para salvarlo. Su muerte es la gran prueba del amor de Dios, que da a su Hijo único (3,16).

La construcción acaba de manifestarse la gloria de este Hombre pone en primer término la manifestación de la gloria; pero el amor manifestado es el de Dios mismo, tan grande que, traducido por Jesús en términos humanos, llega a dar su propia vida por los hombres.

sábado, 11 de febrero de 2023

Jn 12,31

 <<Ahora hay ya una sentencia contra el orden este, ahora el jefe del orden este va a ser echado fuera>>.

El orden este, el sistema de poder, es el enemigo de Jesús y de sus discípulos (12,25; cf. 8,23). <<El jefe del orden este>> es el señor que lo rige. La expresión <<el jefe del orden/mundo este>> (12,31; 16,11) o, simplemente, <<el jefe del mundo>> (14,30) es propia de Jn en el NT.

En 8,23 se distinguían dos pertenencias, a la esfera <<de arriba>>, la de Dios, y a la de <<de abajo>>, que se identificaba con <<el orden este>>. La pertenencia a una u otra se debe a la correspondiente paternidad: la del que tiene por Padre a Dios, por haber recibido el Espíritu (Jesús), y la de los que tienen por padre al Enemigo (<<el diablo>>), el asesino y embustero (los dirigentes, 8,44). El jefe del orden este personifica el círculo de poder, los dirigentes, hijos y agentes de ese <<padre>> que, como se ha visto, designa al dios-dinero (el tesoro del templo, 8,44a Lect.).

En el episodio del ciego (9,13-34) había tenido lugar un proceso: los dirigentes judíos habían condenado al ciego y en él a Jesús. El proceso concluyó con la expulsión (9,34: y lo echaron fuera). Creían que al excluirlo de su institución lo excluían de Dios y  del pueblo de las promesas (9,22: sinagoga).

Después de esta escena anunciaba Jesús a los fariseos que él había venido a abrir un proceso contra el orden este (9,39). Llegada su hora (12,23), y hecho definitivo el rechazo (11,53), afirma que el proceso allí anunciado ha tenido lugar y que la sentencia existe. Negarse a aceptar a Jesús es negarse a ir a la luz (3,19) y, por tanto, dictar la propia sentencia. Creyendo excluir a Jesús, como lo hicieron en la persona del ciego, son en realidad ellos mismos los que se excluyen de la luz y de Dios, pues Jesús y el Padre son uno (10,30; 12,45). Alardeando de conocer a Dios y su voluntad a través de la interpretación de la Ley, han arrojado fuera al ciego. Pero, al no aceptar a Jesús y rechazarlo definitivamente, son ellos los que han de ser arrojados fuera. Se invierten, pues, los papeles; los que creían juzgar son los juzgados; los que pretendían expulsar son los expulsados; los que pretendían expulsar son los expulsados; los que pensaban estar dentro son los que están fuera. No hay más <<dentro>> que el ámbito de Jesús, que es el del Padre (14,20). El que no permanece en él (15,4ss) es arrojado fuera (15,6), pero al que está unido a él nadie podrá arrebatarlo (10,29).

La sentencia existe debido a la opción hecha por la institución judía contra el amor del Padre (3,19: Ahora bien, ésta es la sentencia, que la luz ha venido al mundo y los hombres han preferido la tiniebla a la luz, porque su modo de obrar era perverso; cf. 7,7). El sistema de poder sellará su opción, ejecutando la condena a muerte que ya han pronunciado contra Jesús (11,53). La motivación común y la unidad del intento de los dirigentes está expresada en la personificación <<el jefe del orden este>>. Su oposición a Dios llegará a matar al que es su misma presencia. Las instituciones son instrumento del Enemigo.

La eliminación de <<el jefe del orden/mundo este>> está en relación con la misión del Cordero de Dios: quitar el pecado del mundo (1,29). La sangre del Cordero pascual va a liberar de la esclavitud del pecado (8,23 Lect.). El jefe del orden este es el usurpador que destruye la creación de Dios, y ha de ser destronado.

Con este lenguaje (<<ahora ya hay/ahora es>>) proclama Jesús la sustitución de las instituciones de Israel centradas en el templo, que ha de desaparecer, como lo había anunciado desde el principio (2,19.21). La frase <<ahora es>> se encontraba en el episodio de la samaritana (4,23: se acerca la hora, o, mejor dicho, ha llegado) para anunciar la desaparición de los templos; y en la controversia sobre la curación del inválido (5,25), predecía el levantarse de los muertos en vida (5,3), sometidos por la Ley (5.10.18).

domingo, 8 de enero de 2023

Jn 11,31

 Los judíos que estaban con María en la casa dándole el pésame, al ver que se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, pensando que se marchaba al sepulcro a llorar allí.

Los visitantes interpretan la salida de María como un nuevo impulso de dolor, como si el sepulcro la llamase. Lo único que esperan es el llanto, que expresa la conciencia de la desgracia. María, en cambio, ha salido de prisa para ir a Jesús. Va a hacer el mismo recorrido de Marta (se dirigió adonde estaba él). Los judíos salen detrás de María. Siguiendo a un discípulo, van, sin esperárselo, a encontrarse con Jesús. La intervención de éste tendrá lugar en presencia de ellos. Los solidarios de la muerte van a ver brillar la vida. Ante ella tendrán que hacer su opción (11,45s).

sábado, 27 de agosto de 2022

Jn 10,31

 Los dirigentes cogieron de nuevo piedras para apedrearlo.

Son los mismos dirigentes que ya una vez habían intentado apedrear a Jesús (8,59), porque no podían admitir que él fuera la realización del plan de Dios (8,58 Lect.). Son los que tienen por Padre al Enemigo, los mentirosos y homicidas (8,44). Como corresponde a lo que son, su reacción es la violencia y la muerte. En cuanto Jesús identifica su actuación con la del Padre, lo rechazan de plano, porque tal declaración los acusa de ser enemigos de Dios, de quien ellos se llaman representantes.

En el templo mismo, la antigua casa del Padre, ahora casa de negocios (2,14-16), quieren matar al enviado de Dios, al Hijo, nuevo santuario donde brilla la gloria (2,21). Ellos, que la han expulsado de su templo, no pueden tolerar su manifestación en Jesús. El Mesías es para ellos un enemigo.

domingo, 31 de julio de 2022

Jn 7,31

 Entre la gente, sin embargo, muchos le dieron su adhesión y decían: <<Cuando venga el Mesías, ¿va a realizar más señales de las que éste ha realizado?>>.

Sin embargo, una gran parte de la multitud que escucha queda convencida por sus palabras y se pone de su parte. Lo reconocen por Mesías y le dan su adhesión. Jesús les ha abierto los ojos: dejan las teorías para fijarse en los hechos. La gente conoce las acciones pasadas de Jesús; las han comprendido (señales) y aceptado como prueba de su mesianismo (5,36). El Mesías no se reconoce por referencias al pasado ni al futuro, sino al presente. Si de él se esperaba una liberación, Jesús ha mostrado ser el liberador del pueblo oprimido (5,1ss).

En paralelo con la situación inicial (7,12), la multitud está dividida respecto a Jesús. Sus declaraciones han llevado aquellas actitudes a sus últimas consecuencias. Había quienes estaban contra él, considerándolo heterodoxo (7,12b: extravía a la gente); ahora un grupo ha intentado prenderlo. Había quienes lo juzgaban favorablemente, apoyándose en su actividad (7,12a: Es una persona buena); ahora muchos le dan su adhesión, reconociéndolo por Mesías. El número de éstos es elevado, lo que suscitará la alarma de las autoridades.

SÍNTESIS

Destaca la situación de miedo en que vive el pueblo respecto a los dirigentes, temiendo expresar opiniones sobre Jesús. Se ve la presión ejercida por la ideología oficial. Su escudo es la Ley de Moisés que los dirigentes interpretan y mantienen como último criterio de bien y de mal.

En medio de esta falta de libertad, se alza la voz de Jesús que enseña en el templo, desafiando a la institución. Ante el contraste de su doctrina enuncia ante el pueblo dos criterios para distinguir quién habla en nombre de Dios y quien se aprovecha del nombre de Dios para oprimir al pueblo.

El primero es éste: Sólo quien está en sintonía con Dios, porque desea colaborar con su trabajo en favor del hombre, puede distinguir si una doctrina viene de Dios o no. Ninguna doctrina que de algún modo impida la realización del hombre puede autorizarse con el nombre de Dios.

El segundo criterio completa el primero: Quien de alguna manera busca con su doctrina ganar prestigio o gloria, ése no habla en nombre de Dios, pues no está de hecho en favor del hombre; llegado el momento, sacrificará al hombre a sus propios intereses. Sólo es de fiar quien, olvidando su propio interés, pone el bien del hombre como valor supremo y actúa en consecuencia.


domingo, 24 de abril de 2022

Jn 6,31

 <<Nuestros padres comieron el maná en el desierto; así está escrito: ´Les dio a comer pan del cielo´>>.

En el AT se llamó <<pan del cielo>> al maná (Neh 9,15; Éx 16,15; Nm 11,7-9; Sal 78,24); ellos esperan de Jesús un prodigio semejante. Habla n de <<sus padres>>, cuando Jesús les ha hablado del Padre (6,27). Siguen apegados a su linaje y se refugian en el pasado (cf. 4,12.20); Jesús, en cambio, tiene una perspectiva universal. A <<nuestros padres>> corresponde Israel; a <<el Padre>>, el mundo.

Se nota aquí la controversia entre los judíos y la comunidad cristiana. Ellos oponen los prodigios de Moisés a la falta de espectacularidad de la obra de Jesús. Se exige lo portentoso (4,48 Lect.), lo que deslumbra sin comprometer con el hombre, en vez de lo humano, cotidiano, profundo y de eficacia permanente, Jesús ha dado su vida por el hombre y le ha comunicado la capacidad de amar como él (13,34): he aquí su prodigio mesiánico, muy superior a los de Moisés.

sábado, 21 de agosto de 2021

Jn 1,31

 <<Tampoco yo sabía quién era, pero si yo he venido a bautizar con agua es para que se manifieste a Israel>>.

Juan había comenzado su misión antes de conocer a Jesús. Sin embargo, su bautismo, es decir, la propuesta de ruptura y de adhesión al Mesías que viene, tenía por objeto que éste, a quien él no conocía, se manifieste a Israel. Juan vivía también de esperanza. Su misión tenía origen divino (1,6.33), pero no sabía quién sería el personaje designado para llevar a cabo la alianza nueva que él anunciaba. Como en los sinópticos, existe un período de espera en la actividad de Juan. Él anunciaba por encargo de Dios, apelando al deseo de liberación que sentía el pueblo, y prometía un liberador, anunciado a él por Dios mismo, pero sin conocer su identidad. Juan comienza con un movimiento que aún no tiene un jefe y declara no serlo él (1,8: No era él la luz).

De hecho, aunque al ver a Jesús lo identifica como Mesías, no ha habido ni habrá en el relato contacto personal entre Juan y Jesús. Son dos figuras independientes. Están relacionados como anuncio y realidad. La única finalidad de su bautismo, convocatoria de los que optan por la vida, era permitir que el que iba a llegar se manifestara a Israel (1,11: vino a su casa); la creación de un ambiente, de una expectativa, era condición para ello. Esta finalidad se identifica con la descrita en el prólogo: de modo que, por él, todos llegasen a creer (1,7). Su bautismo era, por tanto, una señal de adhesión al que llegaba como luz-vida, rompiendo con la situación anterior.

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...