Mostrando entradas con la etiqueta 24. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta 24. Mostrar todas las entradas

domingo, 3 de septiembre de 2023

Jn 20,24

 <<Pero Tomás, es decir, Mellizo, uno de los Doce, no estaba con ellos cuando llegó Jesús>>.

La traducción del nombre de Tomás se había encontrado en 11,16, donde manifestó su parecido con Jesús por su prontitud para acompañarlo a la muerte. Al mencionar la traducción <<el Mellizo>>, el evangelista recuerda los episodios anteriores en que ha actuado este discípulo. Ellos explicarán su incredulidad.

Tomás es uno de los Doce. <<Los Doce>>, como ya se ha visto, designan en Jn a la comunidad cristiana en cuanto heredera de las promesas de Israel (6,70 Lrect.). Por ser uno de ellos, Tomás ha sido testigo de la escena de los panes y conoce el discurso del pan de vida, donde Jesús había propuesto la identificación con su vida y muerte (6,51-56: comer su carne y beber su sangre). Tomás, que permaneció con Jesús, lo había comprendido y aceptado; por eso animó a sus compañeros a asociarse con Jesús en la muerte (11,16: Vamos también nosotros a morir con él). No había entendido, sin embargo, el sentido de ésta: Señor, no sabemos adónde te marchas, ¿cómo vamos a saber el camino? (14,5). No comprendía que la muerte no era un final, sino el encuentro con el Padre; no concebía una vida después de la muerte.

<<Era uno de los Doce>> es frase que se ha dicho de Judas cuando se ha anunciado su traición por primera vez (6,71: se refería a Judas de Simón Iscariote, pues éste, siendo uno de los Doce, lo iba a entregar). Tomás, separado de la comunidad (no estaba con ellos cuando llegó Jesús), está en peligro de perderse, por no haber participado de la experiencia común. Subraya además Jn que Tomás no ha estado presente al acto de fundación del pueblo de la nueva alianza; no ha recibido el Espíritu ni, con él, la misión. Es <<uno de los Doce>>, con referencia al pasado (6,67.70s). Esta cifra no designará a la comunidad después de la resurrección; siendo Jesús no sólo <<el rey de los judíos>> (cf. 19,19.21), sino el rey universal (19,23-24 Lect.) su comunidad estará representada por la cifra siete (21,2 Lect.).

Subraya además Jn que no existe verdadera adhesión a Jesús mientras no se crea en la victoria de la vida. La resurrección es, por eso, el quicio de la fe cristiana. No se reconoce el amor del Padre mientras no se crea en la calidad de vida que comunica. Por lo mismo, no se conoce tampoco lo que significa su proyecto creador sobre el hombre. La verdadera experiencia del Espíritu, que hace desaparecer el temor (20,19.22), es la de la vida definitiva (17,3 Lect.). Mientras exista el miedo a la muerte no existirá la libertad propia de los hijos de Dios, ni será posible cumplir el mandamiento de Jesús, amar como él ha amado (13,34; 15,13). El miedo a perder la vida llevará a defenderla incluso con la violencia.

viernes, 28 de julio de 2023

Jn 19,24

 Se dijeron unos a otros: <<No la dividamos, la sorteamos a ver a quién le toca>>. Así se cumplió aquel pasaje: <<Se repartieron mi manto y echaron a suerte mi ropa>>. Fueron los soldados quienes hicieron esto.

Los soldados renuncian a dividir la túnica, en eso todos están concordes; toda división le quitaría su belleza y su mérito. Atentar contra la unidad es destruir la obra de Jesús.

Jn ve cumplido en la acción de los soldados el dicho del salmo 22,19 (21,19 LXX, citado literalmente). La Escritura daba testimonio de Jesús en cuanto enviado de Dios y dador de vida (5,39-40). Jn ve, pues, en esta escena un cumplimiento de la misión de Jesús, la extensión de su obra al mundo entero.

En el salmo, el reparto de la ropa tiene un sentido hostil; los soldados, al realizar este acto, cumplen, sin embargo, el gesto profético que anuncia el plan de Dios. Lo mismo que habían revelado la verdadera grandeza de Jesús al despojarlo de la grandeza mundana (19,1-3), ahora, lo que parece un despojo, es en realidad una expansión universal. La importancia y el profundo significado de la acción quedan subrayados por la frase final: Fueron los soldados quienes hicieron esto.

SÍNTESIS

La universalidad expresada en la perícopa anterior por la multiplicidad de lenguas en que estaba redactado el letrero de la cruz se expresa ahora en el reparto del manto de Jesús. La herencia del Mesías será llevada al mundo entero; como el vestido, ha de ser hecha propia, para convertirse en el distintivo de las comunidades esparcidas por la tierra. A pesar de la pluralidad de razas y culturas, permanece un elemento indivisible, la unidad que realiza el Espíritu, la que tiene su origen <<arriba>>.

Todo el mundo reconocerá a los discípulos como a los herederos de un crucificado, que se distinguen como él por la práctica del servicio al hombre hasta dar la vida.

martes, 4 de julio de 2023

Jn 18,24

 <<Entonces Anás lo mandó atado a Caifás, el sumo sacerdote>>.

No hay respuesta de Anás, que no ha podido manejar a Jesús. Éste aparece como el hombre libre, dueño de sí, que no necesita defenderse ni lo pretende.

Jesús sigue atado. Mandarlo atado a Caifás indica de nuevo la amenaza que ve en él la institución. La principal es su libertad, que los deja desarmados. Jesús es siempre el condenado a muerte por el mundo. Así lo ve y lo interpreta la comunidad, como modelo en su propia circunstancia.

La violencia encubre la debilidad del poder ante la fuerza de una libertad coherente con la verdad de la existencia. La libertad ataca al poder en su raíz; el poder, en cambio, actúa contra la libertad sólo externamente: atando o golpeando, actos que revelan su propia impotencia. Aunque reprima, la palabra reafirmará la libertad; si mata, resurgirá la vida.

domingo, 21 de mayo de 2023

Jn 15,24

 <<Si yo no hubiera hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no habrían mostrado su obstinación en el pecado; pero ahora las han visto personalmente y, sin embargo, nos han tomado odio lo mismo a mí que a mi Padre>>.

No sólo eran de Dios las palabras de Jesús, sino en primer lugar sus obras, que acreditaban sus palabras (4,34; 5,19.30.36; 6,38; 10,37s). Ellos, en lugar de aceptarlas, no sólo han tomado odio a Jesús, sino al Padre mismo. Al descubrir el ser verdadero de Dios, lo detestan, porque no apoya ni legitima su poder y su injusticia. Con su uso de la Ley habían conseguido hacer olvidar los rasgos más prominentes de Dios en el AT (5,36s Lect.), haciendo fin de lo que era medio, la Escritura y Moisés (5,39.46). Al manifestarse Dios plenamente en Jesús, deshaciendo todos sus sofismas y denunciando su sistema opresor, en vez de reconocerlo, se rebelan. Quien no está en favor del hombre no puede aceptar al verdadero Dios. La injusticia lleva a odiar al Padre, cuya presencia en Jesús es una denuncia sin atenuantes.

Las dos menciones del Padre en esta perícopa llevan el posesivo, <<mi Padre>>, porque ambas se refieren a la actividad de Jesús. Jesús es el Hijo único; al odiarlo a él, odian al que le ha dado origen.

domingo, 23 de abril de 2023

Jn 14,24

 <<El que no me ama no cumple mis palabras; y el mensaje que estáis oyendo no es mío, sino del que me mandó, el Padre>>.

Jesús identifica su mensaje con el del Padre (cf. 7,16; 8,28.40; 12,49s). Es el mensaje que los dirigentes no habían conservado (5,38), pero que Jesús cumple (8,55). Se trata, por tanto, del mensaje de Dios ya presente en el AT, el de su amor por el hombre (Éx 34,6s), que mostró a lo largo de la historia de Israel poniéndose de parte del oprimido e injustamente tratado. Fue su amor el que sacó a Israel de la esclavitud de Egipto (Dt 4,37; 7,7s; Jn 5,37b-38 Lect.). Este mismo es el mensaje que Jesús cumple y que transmite a sus discípulos, quienes lo hacen suyo (17,20). Los mandamientos, por tanto, que llevan el mensaje a la práctica, se refieren en particular al amor que se muestra ofreciendo al oprimido el medio de salir de su opresión. Es el mensaje de un éxodo fuera del sistema injusto (10,2-4), abriendo los ojos de los ciegos para que conozcan la dignidad humana según el designio de Dios (9,1ss) y haciendo caminar a los paralizados por las ideologías opresoras (5,3ss); es el amor manifestado en el compartir, que da al hombre su independencia y lo libera de la explotación (6,5ss).

Para seguir esta línea, que llega al don de la propia vida, hay que estar identificado con Jesús (cf. 14,15). Es el Espíritu, fuerza del amor de Dios, el que identifica con él e imprime al hombre su dinamismo para la acción. De ahí que vuelva Jesús al tema del valedor enviado por el Padre.

domingo, 5 de febrero de 2023

Jn 12,24

 <<Sí, os lo aseguro: Si el grano de trigo caído en la tierra no muere, permanece él solo; en cambio, si muere, produce mucho fruto>>.

En esta declaración solemne y central explica Jesús cómo se producirá el fruto de la misión, suya y de los discípulos (cf. 17,18: Igual que a mí me enviaste al mundo, también yo loes he enviado a ellos al mundo; cf 20,21).

No se puede producir vida sin dar la propia. La vida es fruto del amor y no brota si el amor no es pleno, si no llega al don total. Amar es darse sin escatimar; hasta desaparecer, si es necesario, como individuo y como comunidad. Jesús va a entregarse por sus ovejas (10,11), ha aceptado la muerte y prevé ya el fruto.

En la metáfora del grano que muere en la tierra, la muerte es la condición para que se libere toda la energía vital que contiene; la vida allí encerrada se manifiesta de una forma nueva. Jesús afirma que el hombre posee muchas más potencialidades de las que aparecen, y que solamente el don de sí total las libera para que ejerzan toda su eficacia. El fruto comienza en el mismo grano que muere.

La muerte de que habla Jesús no es suceso aislado, sino la culminación de un proceso de donación de sí ismo. Es el último acto de una donación constante, que sella definitivamente la entrega haciéndola irreversible.

En el contexto del acercamiento de los paganos muestra Jesús que ellos van a ser el fruto. Los griegos y la multitud son una anticipación y una promesa de fecundidad. Hay esperanza para todos, que formarán un solo rebaño con el único pastor (10,16; 11,52).

La fecundidad no va a depender de la transmisión de un mensaje doctrinal, sino de una muestra extrema de amor. El amor es el mensaje (19,22 Lect.).

La infecundidad del grano que no muere se expresa de modo inesperado: permanece él solo. El fruto son los hombres que se agregan a la nueva comunidad, pasando de la muerte a la vida (5,24).

viernes, 6 de enero de 2023

Jn 11,24

 Respondió Marta: <<Ya sé que resucitará en la resurrección del último día>>.

Marta interpreta las palabras de Jesús según la creencia farisea y popular. Éste es, sin duda, el consuelo que le han ofrecido los que han venido a visitarla. Es la segunda cosa que sabe Marta (cf. 11,22), pero tampoco en ella llega a la fe de un discípulo. Sus palabras (ya sé) delatan una decepción. Lo que Jesús le dice lo ha oído muchas veces. Esperaba ella que pidiera a Dios por su hermano, confiando en que Dios se lo concedería (11,22). Ahora le parece que Jesús no va a hacerlo, sino que la consuela con la frase que dicen todos. El último día está lejos. Sigue pensando en categorías judías, sin comprender la novedad de Jesús.

sábado, 27 de agosto de 2022

Jn 10,24

 Lo rodearon entonces los dirigentes judíos y le dijeron: <<¿Hasta cuándo vas a no dejarnos vivir? Si eres tú el Mesías, dínoslo abiertamente>>.

En el lugar sacrosanto de Israel, centro y símbolo de su institución religioso-política, Jesús, el Mesías, la esperanza de Israel (cf. 1,41.49), se ve rodeado por los dirigentes que se habían propuesto matarlo (5,18; 7,1.19.25). En estas circunstancias, la expresión lo rodearon adquiere sentido hostil.

Proponen su pregunta con angustia e irritación (¿Hasta cuándo vas a no dejarnos vivir?), que podría reflejar la situación anterior de división entre ellos (10,19-21). Jesús ha anunciado que va a dar su vida libremente (10,18), ahora ellos lo acusan de estar quitándoles a ellos la vida; las frases son paralelas. Jesús va a dar su vida para dar al hombre vida plena (10,10b), y eso pone en peligro su institución. Dar vida a los oprimidos es quitárselas a ellos. No los deja vivir, porque viven para sí a costa del pueblo (2,16 Lect.).

Quieren forzarlo a declararse Mesías. Pero Jesús nunca toma en sus labios este título; sólo se había dado a conocer abiertamente como tal a la mujer samaritana (4,26). La pregunta que le hacen está en paralelo con la hecha a Juan Bautista por los emisarios de Jerusalén (1,19 Lect.) y por <<los Judíos>> a Jesús mismo en el templo (8,25).

El paralelo con el interrogatorio de Juan Bautista hace que la pregunta incluya en boca de los dirigentes una sospecha parecida a la que contenía entonces. Según la concepción común, que más tarde será expresada por la multitud (12,13; cf. 1,49), el Mesías debía ser el rey de Israel. Los dirigentes temen, por tanto, que Jesús pretenda apoderarse del trono. Dado, por otra parte, el enfrentamiento de Jesús con las instituciones que ellos apoyan y que son el instrumento de su poder, la entronización de Jesús como rey-Mesías significaría para ellos la ruina (cf. 11,47s; 12,19). Como ya varias veces has intentado hacer, en particular cuando muchos de la multitud comenzaban a reconocerlo por Mesías (7,31-32), su declaración habría provocado la detención inmediata. Así lo intentarán de nuevo al final del episodio (10,39).

martes, 16 de agosto de 2022

Jn 9,24

 Llamaron entonces por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: <<Reconócelo tú ante Dios. A nosotros nos consta que ese hombre es un pecador>>.

No han podido demostrar fraude en el hecho de la curación. Los padres del antes ciego han confirmado que nació así. Quieren ahora evitar el testimonio del hombre en favor de Jesús, que cedería en desprestigio de su institución. Van a intentar que renueve su lealtad a ellos, en contra del que le ha dado la vista. Un eslabón más en la cadena en contradicciones a que los lleva su inquietud ante el hecho. Ahora condenan a Jesús en nombre de la moral oficial (pecador), para que lo anatematice el mismo que ha sido curado. Es la última forma de hacerle negar o, más bien, renegar del beneficio recibido. Quieren forzarlo a que lo rechace como un mal.

Los antes divididos (9,16) han llegado ahora a la unanimidad. No han podido negar la curación, pero piensan poder acallar la interpelación que les hace. Para ello dictaminan que Jesús es un pecador, es decir, un descreído. En el conflicto entre la verdad del hecho y el prejuicio teológico, éste vence. Dios no puede actuar contra el precepto en beneficio del hombre; ese bien del hombre es un mal, una ofensa a Dios. Ahora le piden al ciego curado que lo reconozca él mismo. Quieren imponerle su idea de Dios, el juicio que ellos formulan, como más válido que su propia experiencia. El hombre tendría que admitir que habría sido mejor seguir ciego, porque la vista de que ahora goza es contraria a la voluntad de Dios. Defienden su postura negando la evidencia. Son los enemigos de la luz; con <<la mentira>> (cf. 8,44) intentan extinguirla (1,5).

domingo, 31 de julio de 2022

Jn 7,24

 <<No juzguéis superficialmente, dad la sentencia justa>>.

La exhortación de Jesús no contiene solamente una advertencia, sino, al mismo tiempo, una acusación. Antes había afirmado que sólo él, que buscaba la gloria del Padre, manifestada en su actividad liberadora, era de fiar y estaba libre de injusticia (7,18 Lect.). Ahora los exhorta a practicar la justicia, adoptando como único criterio de actuación el bien del hombre, sola norma de moralidad que permite distinguir entre el bien y el mal. Es la norma expuesta en 5,30: el designio del Padre.

domingo, 17 de abril de 2022

Jn 6,24

 Así, al ver la gente que Jesús no estaba allí ni sus discípulos tampoco, se montaron ellos en los botes y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.

La multitud se convence de que Jesús no está allí, ni los discípulos tampoco. La gente se embarca y va a Cafarnaún en busca de Jesús. Sigue la misma ruta de los discípulos (6,17), pero no para alejarse de él, sino para acercarse. Esperan de él la solución a su indigencia.

domingo, 6 de marzo de 2022

Jn 5,24

 <<Sí, os aseguro que quien escucha mi mensaje, y así da fe al que me mandó, posee vida definitiva y no está sujeto a juicio: ya ha pasado de la muerte a la vida>>.

Declaración solemne que concluye esta sección. Aceptar el mensaje de Jesús significa dar fe a Dios que lo envió. Se acentúa de nuevo la imposibilidad de separar a Dios de Jesús, de recurrir a Dios para oponerse a Jesús. Aceptar el mensaje de Dios, que es el de Jesús, produce en el hombre, ya ahora, una vida de tal calidad, que es definitiva y, en consecuencia, no puede cesar nunca. Este hombre pertenece ya al estadio de la creación terminada. Para el que la posee, el juicio es superfluo, ha pasado ya de la muerte a la vida. El verbo <<pasar>> está en relación con el éxodo de Jesús (13,1: su hora, la de pasar de este mundo al Padre; cf. 7,3). Define aquí el éxodo que él propone, que es el paso a la plenitud de vida que él ofrece, saliendo del dominio de la tiniebla-muerte. La sentencia, como inmediatamente se explicará, equivale a la exclusión de la vida. Quien ha pasado ya de la muerte a la vida, no cae bajo sentencia alguna. En 3,18, la ausencia de juicio coincidía con la adhesión a Jesús; equivale en este pasaje a escuchar su mensaje dando fe al que lo envió.

La sentencia dada por Jesús sólo sanciona la decisión del hombre de no pasar a la vida, su opción en favor de la tiniebla (3,19; cf. 1,5). Quien da su adhesión a Jesús y a su mensaje, ha salido de la zona de la tiniebla-muerte. No hay otra manera de salir más que optando por Jesús.

domingo, 14 de noviembre de 2021

Jn 4,24

 <<Dios es Espíritu, y los que lo adoran han de dar culto con espíritu y lealtad>>.

Jesús define a Dios mismo como Espíritu, es decir, dinamismo de amor que se ha expresado en la creación del hombre y sigue actuando hasta llevarla a su término; de ahí su nombre de Padre: el que por amor comunica su propia vida (1,14c Lect). Ese amor es su gloria (1,14), la que llena su santuario, que es Jesús, su Proyecto hecho hombre (íbid), y la que por su medio se comunica a los hombres. En 1 Jn 4,7s se expresa la misma doble realidad del amor: El amor procede de Dios y Dios es amor.

La afirmación de Jn: Dios es Espíritu, explicado como dinamismo de amor, hace comprender los efectos del agua viva que Jesús da a beber y que apaga la sed del hombre (4,14a). Ese agua es la experiencia constante, a través de Jesús, de la presencia y el amor del Padre. La experiencia del amor produce, a su vez, en cada hombre la capacidad de amar generosamente como se siente amado (4,14b: se le convertirá dentro en un manantial); así el hombre se transforma en espíritu (3,6) semejante a Dios mismo (1,16). Siendo el amor la línea de desarrollo y personalización del hombre, su actividad irá realizando en él el proyecto creador, llevándolo a una semejanza cada vez mayor con el Padre (1,12: hijos de Dios).

El culto a Dios deja de ser vertical, pues él está presente en el hombre por el Espíritu; el Padre y Jesús son compañeros de vida del que practica el amor (14,23). La relación con Dios es la de una sintonía que impulsa a una semejanza cada vez mayor (14,6: el camino hacia el Padre) y lleva a amar al hombre hasta la entrega total. Ese es el único culto que el Padre busca y que, por tanto, acepta: la prolongación del dinamismo de amor que es él mismo y que él comunica.

El culto antiguo exigía del hombre una renuncia a bienes exteriores (sacrificios, etc.). Era una humillación del hombre, una disminución ante un Dios soberano. El nuevo culto no humilla al hombre; al contrario, lo eleva, haciéndolo cada vez más semejante al Padre. El antiguo culto subrayaba la distancia; el nuevo tiende a suprimirla, gracias a la iniciativa de Dios mismo, que hace al hombre hijo y semejante a él. Consiste en testificar que Dios es Padre, porque existen hijos suyos y hermanos del hombre que, desde la nueva realidad que viven, se esfuerzan por comunicarla, para que el hombre salga de su situación de opresión y de muerte.

Se entiende la oposición de Jesús al templo (2,13ss) y la sustitución de éste por el nuevo santuario, su cuerpo (2,21), la tienda que acompaña en el camino (1,14), de donde brota el agua del Espíritu (7,37-39; 19,34). Se aclara la ruptura con el pasado que él proponía a Nicodemo (3,3: nacer de nuevo / de arriba) y que éste, devoto de la Ley, no podía comprender. Dios no quiere cultos como los de la antigua alianza; él no espera dones, sino que busca comunicarse. Su gloria es expansiva, no centrípeta, y consiste en dar vida, desplegando así la actividad de su amor. Los que participan de esta gloria (17,22), la difunden en el mundo.

V. DIOS ES AMOR. SOLO QUIEN AMA CONOCE A DIOS 4,7-...

martes, 31 de agosto de 2021

Jn 2,24

 Pero él, Jesús, no se confiaba a ellos, por conocerlos a todos.

Jesús no responde positivamente a la adhesión que se le muestra. No acepta el papel que le atribuyen ni se deja instrumentalizar, y el evangelista da la razón: por conocerlos a todos. Muchos toman partido por él; existe una adhesión, una popularidad de Jesús, visible a los ojos del observador, pero él conoce los motivos y no los estima válidos; porque seguirlo no significa adherirse a un triunfador humano, sino aceptar al que va a dar su vida para salvar al hombre y estar dispuesto a unirse a él hasta dar la propia vida.

jueves, 19 de agosto de 2021

Jn 1,24

 Había también enviados del grupo fariseo.

Aparecen por primera vez los fariseos, que serán los acérrimos adversarios de Jesús a lo largo del evangelio. Es el grupo de los observantes y custodios de la Ley. Ya este hecho los define como adversarios de la luz-vida (1,4 Lect.); han absolutizado a Moisés (9,28), el mediador de la Ley (1,17), y se opondrán al amor y la lealtad que van a manifestarse en Jesús Mesías. Estos pertenecen a la humanidad antigua, a la que no reconoce la palabra-vida; es más, serán los más activos en el intento de extinguir la luz (1,5; 7,32.45ss; 11,47; 12,42).

La mención de los fariseos en este lugar, además de indicar quiénes son los principales enemigos de la actividad de Juan (4,1-3), muestra a quiénes se dirige en particular el anuncio del Mesías. Los fariseos no se contentan con la explicación negativa ni prestan oídos a la denuncia hecha por Juan. Éste había declarado responsables de la situación a los dirigentes, incluyendo en ellos a los fariseos (cf. 1,19: las autoridades judías). Ellos, sin embargo, no escuchan la voz de los profetas (8,52) ni hacen caso de la denuncia.

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...