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viernes, 8 de septiembre de 2023

Jn 21,20

 Al volverse, Pedro vio al discípulo a quien quería Jesús, que iba siguiendo, el mismo que en la Cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: <<Señor, ¿quién es el que te va a entregar?>>.

El gesto de Pedro, que cambia la dirección de su marcha, expresa su decisión de seguir a Jesús; es su respuesta a la invitación que ha recibido (21,19). Al comenzar ve al discípulo a quien Jesús quería, el que nunca ha dejado de seguirlo (cf. 1,38; 18,15 Lect.), que continúa su seguimiento.

En esta escena, Jn caracteriza a este discípulo recordando el episodio de la Cena, donde su intimidad con Jesús, expresada por su gesto (se había apoyado en su pecho), lo hizo el único confidente de la identidad del traidor (13,25s). Con estos datos da Jn la clave para interpretar la escena: marca la diferencia entre este discípulo y Pedro en la cercanía a Jesús y la confianza con él; por otra parte, recuerda al traidor (cf. 6,71 Lect.) en el momento en que Pedro acaba de rectificar renunciando a la postura que lo había llevado a negar a Jesús. Pedro ha estado en peligro de perderse, pero no ha rechazado hasta el final el amor de Jesús, y éste lo ha rescatado.

Son dos los que ahora siguen a Jesús: el que nunca había dejado de seguirlo y Pedro, el que ahora comienza. Aquel discípulo no pronunciará palabra; será Pedro el que plantee una cuestión; el uso del sobrenombre solo indica que su actitud no es aún la que Jesús espera, como aparecerá a continuación.

jueves, 27 de julio de 2023

Jn 19,20

 <<Este letrero lo leyeron muchos judíos, porque estaba cerca de la ciudad el lugar donde fue crucificado Jesús. Y estaba escrito en hebreo, latín y griego>>.

Los judíos que lo han rechazado como rey (19,15b) leen ahora el letrero y notan la humillación y la acusación que supone para ellos; tampoco podían ellos tolerar que su rey fuese crucificado como un criminal (19,15b). El título proclama al mismo tiempo la realeza de Jesús y la vergüenza del pueblo.

La construcción de la frase griega es extraña. Dice literalmente: estaba cerca el lugar de la ciudad donde fue crucificado Jesús (cf., en cambio, 11,18). La ambigüedad podría ser pretendida, para de alguna manera cargar sobre la ciudad que lo ha rechazado la responsabilidad de la muerte de Jesús. El paralelo con 19,17s: el lugar de la calavera ... donde lo crucificaron, señalaría a la ciudad como el ámbito de la muerte (cf. 12,18 Lect.).

El letrero estaba escrito en tres lenguas, la del país y las dos lenguas principales del mundo conocido; la de los opresores, de quienes se temían represalias si Jesús continuaba su actividad (11,48); la de los paganos que quieren ver a Jesús (12,20s). El Mesías de los judíos es el salvador del mundo (4,29.42), su misión universal ha de ser traducida a todas las lenguas. Él tiene ovejas que no pertenecen a este pueblo (10,16) y crea una comunidad humana en la que no cuenta la pertenencia étnica (4,12.20.21 Lects.). La salvación sale de los judíos, por obra del Mesías rey de los judíos, que recoge las promesas hechas al pueblo de Dios (4,22), pero está destinada a la humanidad entera.

Las tres lenguas anuncian también quiénes van a ser atraídos por Jesús: cuando sea levantando de la tierra, tiraré de todos hacia mí (12,32).


martes, 4 de julio de 2023

Jn 18,20

 Jesús le contestó: <<Yo he venido hablando públicamente a todo el mundo; yo siempre he enseñado en reuniones y en el templo, donde todos los judíos acuden, y no he dicho nada a ocultas>>.

Jesús no tiene ninguna doctrina secreta que descubrir. Su enseñanza ha sido siempre pública. De hecho, según el relato evangélico, ha tenido lugar en una reunión en Cafarnaún (6,59) y en el templo (7,14.28; 8,20).

La denominación <<los Judíos>> designa aquí, como de ordinario, a los partidarios del sistema. Sus mismos adictos lo han escuchado; el sumo sacerdote tiene, pues, fuentes abundantes de información. Jesús ha hablado a todo auditorio, no ha creado un círculo esotérico. Sus pretensiones mesiánicas las ha propuesto en público, ha invitado a todos a acercarse a él (7,37-39; 8,12). Su actividad ha sido también pública, y por eso ha suscitado discusiones con los partidarios del régimen (5,16ss; 6,41ss 9,39ss). Su oposición a las instituciones ha sido expresada en el templo y a los mismos dirigentes (8,21-59).

sábado, 1 de julio de 2023

Jn 17,20

 <<Pero no te ruego solamente por éstos, sino también por los que a través de su mensaje me den su adhesión>>.

Jesús ensancha el horizonte a la comunidad de las épocas sucesivas. Está seguro de que su obra continuará; siempre habrá hombres que respondan a la llamada de la vida. Son sus discípulos los encargados de ir transmitiendo ese mensaje. El llamado mensaje del Padre (17,6.17) y, en otras ocasiones, mensaje de Jesús (14,23), lo es también de los discípulos (cf. 15,20). No es para ellos una doctrina aprendida; el mensaje del amor no se puede proclamar si no se vive: se comunica como experiencia propia.

Este mensaje, difundido por los discípulos, ha de producir la adhesión personal a Jesús, punto de referencia para todos los tiempos, centro perenne de la comunidad; ésta no puede nunca perder de vista su origen ni olvidar a su salvador y modelo (13,4: Igual que yo os he amado). El mensaje no es una teoría sobre el amor, sino la formulación de la vida y  muerte de Jesús; expone su persona y su obra, el amor de Dios al hombre manifestado en él y que tuvo realidad por su medio (1,17). No puede quebrarse la línea que parte de Jesús ni la misión tiene eficacia alguna si no lleva a él (cf. 4,39-42).

viernes, 26 de mayo de 2023

Jn 16,20

 <<Pues sí, os aseguro que vosotros lloraréis y os lamentaréis; el mundo, en cambio, se alegrará. Vosotros os entristeceréis, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría>>.

Para describir el dolor de los discípulos y la violencia de la prueba usa Jesús los dos verbos clásicos para expresar el luto por un muerto; llorar y lamentarse. Mientras la comunidad estará de luto, el mundo estará alegre. Marca así el contraste con <<el mundo>> y, con ello, el espectáculo que se ofrece a la vista de todos: el triunfo del mundo sobre los discípulos. Como en todo el pasaje, se refiere en primer lugar a su propia muerte (20,11.13.15: llanto de María en el sepulcro), pero ésta será el paradigma de las pruebas sucesivas que habrá de sufrir la comunidad.

Inmediatamente, sin embargo, les anuncia el cambio de situación: vuestra tristeza se convertirá en alegría. Es la tristeza el sentimiento de la comunidad ante la prueba dolorosa. El contraste entre tristeza y alegría está en paralelo con el anterior: dejaréis de verme - me veréis aparecer (16,16).

domingo, 23 de abril de 2023

Jn 14,20

 <<Aquel día experimentaréis que yo estoy identificado con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros>>.

La frase se refiere al día en que, aunque Jesús desaparezca para el mundo, se hará presente en la comunidad. El efecto de la comunicación de su vida (el Espíritu) será una experiencia de identificación. El Espíritu, que procede del Padre (15,26) y que Jesús comunica a los discípulos, les da a conocer que él y el Padre son uno (10,30), y que ellos, a su vez, en la comunión del mismo Espíritu, son unos con él.

Jesús está identificado con el Padre, por tener el mismo Espíritu, la misma plenitud de amor (1,14); los discípulos lo están con Jesús por el amor a él y a los hermanos, que es el Espíritu recibido. Así se verifica la unión perfecta de la comunidad con el Padre, su Dios, a través de Jesús (17,21.23). Es una experiencia de unidad e integración, una comunión de vida entre Dios y el hombre. Jesús vincula a Dios con los hombres.

Se constituye así un núcleo de donde irradia el amor: la comunidad identificada con Jesús y a través de él con el Padre. En ella y a través de ella se ejerce la acción salvadora de Dios en la humanidad.

martes, 21 de marzo de 2023

Jn 13,20

 <<Sí, os lo aseguro: Quien recibe a cualquiera que yo mande me recibe a mí, y quien me recibe a mí, recibe al que mandó>>.

Segundo dicho solemne de Jesús, en paralelo con el primero (13,16-17) y que termina la perícopa. El primero se refería a los discípulos que han de seguir su ejemplo; el segundo a cualquiera que reciba al discípulo que él envíe: el primero, a Jesús maestro; el segundo, a la humanidad ante su mensaje.

Este dicho recoge la segunda oposición contenida en el proverbio citado por Jesús /13,16: siervo-señor; enviado-mitente). A ellos los considera él como enviados, con una misión igual a la suya (17,18: igual que a mí me enviaste al mundo, también yo los he enviado a ellos al mundo; 20,21: igual que el Padre me ha enviado a mí, os mando yo también a vosotros).

Sin embargo, el dicho se refiere directamente a aquellos que acogen al enviado. Hay un paralelo con 1,12: a cuantos la aceptaron, los hizo capaces de hacerse hijos de Dios. Es lo mismo recibirlo a él que recibir a un enviado suyo. Los discípulos van a tener la misma misión y eficacia de Jesús (cf. 14,12).

Recibir al enviado significa aceptar su mensaje, y los discípulos en su misión harán lo mismo que ha hecho Jesús, dar dignidad y libertad a los hombres; sus títulos serán el amor y el servicio, anunciando con las obras la nueva fraternidad y la nueva acogida humana, manifestando el amor de Jesús y del Padre. Los que lo acepten entrarán en el ámbito del amor del Padre, y Jesús les comunicará el Espíritu, capacitándolos para ser hijos de Dios.

Aunque Jesús no lo exprese en estos términos, la segunda declaración podría formularse como la primera: <<Dichoso aquel que os recibe a vosotros que le lleváis este mensaje>>. Los discípulos, por su práctica del amor en el servicio, serán hijos de Dios, y los que reciban a tales mensajeros lo serán también. El amor es la única manera de dar vida a la humanidad; él crea la nueva comunidad humana.

SÍNTESIS

En el episodio del lavado de los pies explica Jesús con su gesto el fundamento de su comunidad, la igualdad y la libertad como fruto del amor mutuo. Da el patrón de la verdadera grandeza, que no está en el honor humano (5,41), sino en parecerse a Dios. Ser grande consiste en tener la gloria que se recibe de Dios solo (5,44) y que se identifica con su amor (1,14).

En este episodio responde Jesús al deseo de hacerlo rey, que expresaron sus discípulos en 6,15 y que él rechazó. Haciéndose servidor les muestra que su realeza no sigue el modelo de este mundo (18,36).

No se trata de un acto de humildad de Jesús, sino de una profunda y decisiva enseñanza. La humildad se interpreta como una renuncia a valores reales por otros más elevados; de hecho, consolida los falsos valores. Jesús va más allá. Niega validez a los que el mundo llama valores: son falsedades e injusticias. Él, a los suyos, los eleva a su misma categoría, la de hijos de Dios. No hay rango más alto que éste; es más, ésta es la única verdadera dignidad del hombre. Pero ser hijos de Dios es inseparable de ser plenamente hombre, pues la gloria de Dios, la expresión de su amor, es que el hombre llegue a realizar del todo su proyecto creador. Al hacerlos hijos del único Padre, funda la igualdad humana; la categoría de hijos, dejando de ser siervos, da la libertad al hombre.

Jesús es la presencia de Dios entre los hombres. Sus acciones son las del Padre (10,37). Al prestar el servicio a los discípulos expresa al mismo tiempo su amor y el del Padre. El Padre se pone, con Jesús, al servicio del hombre. Desde este momento, Dios no es ya un ser lejano, el soberano celeste que mira al hombre desde arriba. Es, por el contrario, el que quiere mostrar su amor levantando al hombre hasta sí mismo.

La idea de un Dios soberano, con su trono en el cielo, funda el paradigma de las grandezas humanas. Los más poderosos entre los hombres son los que más se parecen a él. Son la imagen del Dios que esclaviza. En cambio, cuando Dios es hombre y se pone al servicio del hombre (lavado de los pies), la réplica más exacta de Dios es el que sirve (cf. Mt 18,1-5; 20,25-28; Mc 9 33,37; 10,42-45; Lc 9,46-48; 22,24-27). Con Jesús, Dios ha dejado su trono, se manifiesta como amor sin límite, que acompaña al hombre en su existencia (14,23).

La manera de parecerse al Dios celoso de su trascendencia es hacerse de algún modo trascendente por el brillo y el poder. En cambio, la manera de parecerse al Padre es amar hasta el fin, darse totalmente por el bien del hombre, como Jesús (14,6: Yo soy el camino ... nadie se acerca al Padre sino por mi). El Padre, que es puro don de sí, no necesita ni pide culto; el culto a él se identifica con el servicio al hombre, con el amor leal (4,23), que será el único mandamiento (13,34). De ahí que Jesús suprima las categorías religiosas de templos y sacrificios (2,13ss; 4,21ss).

Jesús efectúa una inversión total de la concepción tradicional de Dios y, en consecuencia, de su relación con el hombre y de los hombres entre sí. El Padre, que no ejerce dominio, sino comunica vida y amor, no legitima ningún poder ni dominio.

En Jesús, Dios ha recobrado su verdadero rostro, deformado por el hombre. Este habría proyectado en él sus ambiciones, miedos, intereses y crueldades. Jesús muestra que Dios es Padre y que se compromete con su obra, la creación, para llevarla a plenitud; rechaza y combate todo aquello que intenta destruirla.

domingo, 5 de febrero de 2023

Jn 12,20

 Algunos de los que subían a dar culto en la fiesta eran griegos.

<<Griegos>> puede significar no judío. Podían ser prosélitos o simples simpatizantes. El cortejo que se adhiere a Jesús se hace universal, gente de otros pueblos va detrás de él. La hostilidad contra los griegos contenida en Zac 9,13: <<Sion, te convierto en espada de campeón, e incitaré a tus hijos contra los de Grecia>>, se cambia en acogida por parte de Jesús. Se verifica la frase de los fariseos: todo el mundo ha ido detrás de él. Los que subían para dar culto en el templo descubren a Jesús y renuncian a su propósito. Jesús ha sustituido al templo y desvía el itinerario de la multitud. Él ha anunciado el fin de los templos, en particular del de Jerusalén, y la sustitución del antiguo culto por el amor fiel al hombre (4,21.23.24 Lect.). Comienzan a acercarse las ovejas que no son del recinto de Israel (10,16), para ser reunidas por Jesús.

viernes, 6 de enero de 2023

Jn 11,20

 Al enterarse Marta de que llegaba Jesús, le salió al encuentro (María estaba sentada en la casa).

Jesús está llegando, su venida a la comunidad es continua. Marta tiene que salir a su encuentro. Expresado aquí en términos de movimiento, es el mismo encuentro que va a tener lugar en términos de confesión: el recorrido de la fe de Marta. Responde así al movimiento de Jesús. El encuentro entre Jesús y los suyos es siempre la confluencia de dos movimientos (1,38). El vino a los suyos (1,11), pero cada uno ha de acercarse a él (6,37). María, que no se entera de que Jesús llega, sigue en la casa donde se expresa la solidaridad en la muerte. Allí no puede entrar Jesús. Está sentada: la muerte del hermano, que para ella ha significado el término de su vida, la reduce a la inactividad; esa idea de la muerte como destrucción paraliza a la comunidad y la hace permanecer en el ambiente del dolor, mezclada con los que no tienen fe en Jesús.

domingo, 31 de julio de 2022

Jn 7,20

 La gente reaccionó: <<Estás loco, ¿quién trata de matarte?>>.

Ante la grave acusación de Jesús a los dirigentes reacciona la multitud. No pueden creer que sus autoridades tengan intención de matarlo. Los de Jerusalén sí lo sabían (7,25), los peregrinos no. Lo que dice Jesús les parece insostenible (Estás loco). Ellos, que conocen la actividad pasada de Jesús (7,12) no ven motivo alguno para condenarlo y mucho menos para intentar matarlo

domingo, 29 de agosto de 2021

Jn 2,20

 Repusieron los dirigentes: <<Cuarenta y seis años ha costado construir este santuario, y ¿tú vas a levantarlo en tres días?>>

Se fijan sólo en el santuario como edificio, no como lugar de la presencia de Dios. Ellos llevan la gestión del templo como negocio, no como casa del Padre; con esa mentalidad, la afirmación de Jesús les resulta incomprensible.

jueves, 19 de agosto de 2021

Jn 1,20

 Él lo reconoció, no se negó a responder; y reconoció esto: <<Yo no soy el Mesías>>

Juan conoce su intención y contesta con una negativa sorprendentemente concreta. Se aclara el motivo de la misión: preocupaba a las autoridades la posible pretensión mesiánica de Juan, pero no se atrevían a formular la pregunta abiertamente. Juan responde a la sospecha que adivina en ellos.

La presencia de los clérigos (policía del templo) indica que iban dispuestos a tomar medidas si Juan se declaraba Mesías o si preveían disturbios; habrían llegado a detenerlo. Tenían conciencia de que declararse Mesías significaba oponerse a las autoridades existentes. El sistema judío se sentía inseguro ante los movimientos populares. De hecho, uno de los principales objetivos del Mesías, según la concepción corriente, habría de ser la reforma de las instituciones y la deposición de la jerarquía, considerada indigna. No es, extraña su alarma ante la actividad de juan.

La frase redundante con que el autor introduce la declaración de Juan: Él lo reconoció, no se negó a responder; y reconoció esto, indica que había quienes lo consideraban Mesías y que el evangelista tiene interés particular en desmentir tal creencia por boca del mismo Juan. Ya el verbo <<reconocerlo>>, usado sin complemento y colocado antes de toda pregunta concreta, supone una opinión conocida y quizá extendida.

La negación de Juan: Yo no soy el Mesías, es la concreción histórica de la afirmación del evangelista en 1,8: No era él la luz. Esto es lo que Juan reconoce. Él no es la luz ni, por tanto, la vida. Él no puede ofrecer la alternativa de vida a los que sufren bajo la opresión de la tiniebla; puede sólo despertar su añoranza y avivar la expectación. Reconoce no ser el salvador del pueblo ni va a pretender serlo. Nótese que <<la luz>> era uno de los modos de designar al Mesías (8,12 Lect.).

No han de temer de él un levantamiento al estilo de otros pretendientes mesiánicos del tiempo. No va a ponerse a la cabeza de un movimiento. Aunque existirán discípulos de Juan, él actuará siempre solo; sus discípulos no participarán ni colaborarán en su actividad (3,23.25 Lect.).

La frase de Juan: Yo no soy el Mesías, prepara la de Jesús: Soy yo (4,26, etc.). De hecho, nunca pronunciará Juan una frase afirmativa que contenga <<yo soy>>, ni siquiera en 1,23: Yo, una voz. Repetirá su frase negativa en 3,28: no soy yo el Mesías. Esta negación se opone a las declaraciones que aplica a Jesús: Éste es (1,29: éste es de quien yo dije; 1,33: éste es el que va a bautizar con Espíritu Santo; 1,34: éste es el Hijo de Dios; cf. 1,15); en las cuales explica el papel histórico y la personalidad del Mesías. El interés del evangelista por subrayar esta frase negativa yo no soy y por evitar toda expresión con el verbo <<ser>> en boca de Juan muestra que a ella va a contraponer el <<soy yo>> de Jesús, determinado ya por su referencia a <<Mesías>> la primera vez que aparece (4,26). Compárese las tres expresiones: Yo no soy [el Mesías] (1,20; 3,28); Éste es (1,29.33.34); Soy yo (4,26; 8,24.28.58; cf. 9,37 Lect.). Para el valor de la expresión <<Soy yo>>, en boca del ciego curado, vse. 9,9 Lect. La expresión encierra, por tanto, el mismo significado cuando Jesús la usa sin predicado alguno, especialmente si espera o pide un reconocimiento: si no llegáis a creer que yo soy [lo que soy] (8,24); cuando levantéis en alto a este Hombre, entonces comprenderéis que yo soy [lo que soy] (8,58). A estas declaraciones de Jesús hecha a los judíos en el templo corresponde la pregunta que ellos le hacen más tarde en el mismo lugar: si eres tú el Mesías, dínoslo abiertamente (10,24), en paralelo con la que en 1,19 hace a Juan la comisión investigadora.

En ambos casos se trata de una comisión oficial, como se ve por los paralelos 1,19 / 10,24: <<los judíos>>. Los que interrogan a Juan son una comisión delegada de las autoridades supremas; los que interrogan a Jesús son esas mismas autoridades. Otros paralelos entre las dos secciones se irán señalando.

Lo mismo que las frases de Juan Bautista que comienzan por <<éste es>> explicitan aspectos de la persona o misión de Jesús como Mesías, también las de Jesús que comienzan por <<Yo soy>> son explicitaciones de su ser y misión mesiánica (6,35: el pan de vida; 8,12: la luz del mundo; 10,7.9: la puerta; 10,11.4: el modelo de pastor; 11,25: la resurrección y la vida; 14,6: el camino, la verdad y la vida; 15,1: la vid verdadera).

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...