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sábado, 16 de octubre de 2021

Jn 3,29b

 <<y el amigo del esposo, que se mantiene a su lado y lo oye, siente gran alegría por la voz del esposo>>.

Juan se define a sí mismo como el amigo del esposo, es decir, como el encargado de tenerlo todo a punto para la boda, de cuidar de la marcha del festejo y de preparar a la novia.

Es clara en este versículo la alusión a los textos de Jr 7,34: 16,9; 25,10; 33,10s. En los tres primeros se expresa la amenaza de Dios: <<Haré cesar en los pueblos de Judá y en las calles de Jerusalén la voz alegre y la voz gozosa, la voz del novio y la voz de la novia, porque el país será un desierto>>. Después de esta desolación, el profeta anuncia la época futura de la restauración: <<En las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, ahora desoladas, sin hombres ni ganado, todavía se escuchará la voz alegre y la voz gozosa, la voz del novio y la voz de la novia>> (33,10s). En Caná, la antigua alianza, no se oyó la voz del esposo ni la de la esposa. Ahora, en cambio, escucha ya Juan la voz del esposo ni la de la esposa. Ahora, en cambio, escucha ya Juan la voz del esposo anunciado por él (1,27), y que es, por tanto, la señal de la restauración definitiva, de la alianza nueva; de ahí su alegría.

Todavía no se oye la voz de la esposa: los que se adhieren a Jesús no han recibido aún el Espíritu, que manará de su costado abierto (7,39; 19,34). Sólo cuando comience el nuevo día, el de la nueva creación, a la voz de Jesús responderá la de la esposa, María Magdalena (20,16 Lect.), figura de la comunidad cristiana.

Juan ha reconocido la voz y la identifica. Nicodemo, en cambio, fariseo y jefe, hombre del régimen, no la percibía como tal; la voz del Espíritu era para él un ruido de viento (3,8 Lect.). Pero Juan está fuera de las instituciones; es más, las autoridades lo consideran una figura sospechosa (1,19ss) y acabará en la cárcel (3,24); él puede reconocer la voz del Espíritu, que se oye en la de Jesús.

El grupo de discípulos ha querido apartar a Juan de su misión precursora. Él, en cambio, no ha perdido nunca la conciencia de ella y con ejemplar fidelidad renuncia al papel de protagonista que quieren imponerle. Entre el rechazo de las instituciones (2,18; 3,12) y la incomprensión de muchos (2,23s), se mantiene al lado de Jesús. La voz del Esposo que llega a Juan es la de sus señales, que revelan su presencia y lo hacen reconocible.

Juan se había definido como una voz que grita desde el desierto (1,23); ahora su voz va a apagarse, pues oye la del Mesías. De hecho, su actividad ha consistido en dar testimonio; su voz ha enlazado con la de los antiguos profetas (1,23: Isaías), pero anunciando ya la presencia del Mesías (1,26). La alusión a Jeremías (la voz del esposo) muestra que ha terminado la preparación: la era de los profetas anunciadores del futuro queda clausurada con la llegada del Mesías esperado, Juan es el último enviado de Dios, que habla ya del presente. Su voz va a callarse, y con ella la de todos los profetas. No hay que volver a ellos para conocer los oráculos de Dios. Habla ya aquel que conoce a Dios personalmente (1,18) y transmite exactamente su mensaje (8,26.28; 12,50).

JEREMÍAS. CAPÍTULO 7.

JEREMÍAS. CAPÍTULO 16.

JEREMÍAS. CAPÍTULO 25.

JEREMÍAS. CAPÍTULO 33.


sábado, 21 de agosto de 2021

Jn 1,29b

 y dijo: <<Mirad el Cordero de Dios>>.

La mención del Cordero ha de considerarse, en primer lugar, a la luz del prólogo (1,14-17), dada la íntima conexión que tiene con él esta perícopa (cf. 1,15.30). Allí, la persona y obra de Jesús han sido presentadas en clave de éxodo (1,14: acampó, plenitud de gloria; 1,14.16: nueva comunidad; 1,15.17: nueva alianza), es decir, en clave pascual. También la oposición de Jesús Mesías a Moisés (1,17) incluye la idea de nuevo éxodo, pues el Mesías había de renovar los prodigios de antiguo (cf. Excursus). A la luz del prólogo, el cordero de Dios se refiere, por tanto, al cordero pascual, cuya sangre liberó al pueblo de la muerte (cf. 1,5, equivalencia tinieblas-muerte) y cuya carne fue comida por el pueblo al comienzo de su éxodo de Egipto (Ex 12,1-4). Por otra parte, esta interpretación es la única que cuadra con el resto del evangelio, sembrado de símbolos pascuales: 

a) de las seis fiestas que se citan, la primera (2,13ss), la central (6,4) y la última (11,55; 12,1; 13,1) son fiestas de Pascua, que celebraban la liberación de Egipto, la constitución del pueblo en el Sinaí y su paso por el desierto, hasta llegar a la tierra prometida.

b) El tema pascual del éxodo será el de la segunda parte de la actividad de Jesús (4,46b Lect.).

c) La <<hora de Jesús>>, la de su muerte, cuya llegada se anuncia ya en su primera señal (2,4), se situará en la preparación de la Pascua, cuando se sacrifiquen los corderos en el templo (19,31).

d) El tema de la comida en 6,1ss tiene carácter estrictamente pascual (6,4), derivando hacia el tema del maná (6,31ss) y al del cordero, por la mención de la carne y sangre (6,51ss).

e) El período de <<la hora>> de Jesús está expresado en términos de Pascua: <<paso de este mundo al Padre>> (13,1).

f) La última de las tres pascuas mencionadas en el evangelio es al mismo tiempo la pascua de los judíos (11,55, por última vez) y la de Jesús (13,1), que va a sustituirla.

g) La mención del hisopo en 19,29 y la de la sangre en 19,34 contienen alusiones a la aspersión con la sangre del cordero que liberó de la muerte a Egipto (Ex 12,7.22ss).

h) El texto aplicado por el evangelista a Jesús muerto en la cruz se refiere en el original al cordero pascual (19,37 Lect) y forma inclusión con esta declaración de Juan.

Estos datos hacen indudable la expresión <<el Cordero de Dios>>, que anuncia al mismo tiempo la muerte de Jesús y la nueva Pascua, es decir, el éxodo que Dios va a efectuar. Es el Cordero festivo (Pascua) y liberador (éxodo). No es el único pasaje del NT donde Jesús es comparado al cordero pascual, cf. 1 Cor 5,7s: Porque el Mesías, nuestro cordero pascual (gr. to paskha hêmôn), ya ha sido inmolado; ahora, a celebrar la fiesta; 1 Pe 1,18s: os rescataron ...  con la sangre preciosa del Mesías, cordero sin defecto y sin mancha (cf. Ex 12,5).

Es Dios mismo quien proporciona el cordero para la nueva pascua liberadora, como aparece por 3,16: Porque así demostró Dios su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo único. Este pasaje continúa precisamente la mención de la muerte de Jesús, el Hombre levantado en alto (3,14s, cf. 12,32s), puesta en relación con el nuevo nacimiento por el Espíritu (3,3: nacer de nuevo/de arriba; 3,5s: nacer del Espíritu). Son los mismos temas que aparecen en la declaración de Juan (1,29: Dios provee el cordero; 1,33: él va a bautizar con Espíritu Santo).

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...