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domingo, 3 de septiembre de 2023

Jn 20,25b

 Pero él les dijo: <<Como no vea en sus manos la señal de los clavos y, además, no meta mi dedo en la señal de los clavos y meta mi mano en su costado, no creo>>.

Los otros discípulos refieren a Tomás su experiencia, pero él no acepta su testimonio. La existencia de la nueva comunidad transformada por el Espíritu no es para él prueba suficiente de que Jesús esté vivo. Aunque estaba dispuesto a morir, no cree en la permanencia de la vida. No admite que el que ellos han visto sea el mismo que él había conocido. Exige una prueba individual y extraordinaria.

Sin embargo, el encuentro con Jesús que funda la fe se hace a través de la experiencia del amor en la comunidad; es en ella donde ahora se manifiesta y se percibe su gloria (17,21.23; cf. 13,35).

Las frases redundantes de Tomás, con su repetición de palabras, subrayan estilísticamente su testarudez.

viernes, 6 de enero de 2023

Jn 11,25b

 <<el que me presta adhesión, aunque muera, vivirá>>.

Este enunciado de Jesús se refiere al primer miembro de su declaración anterior: Yo soy la resurrección. Para que esa realidad de Jesús pueda llegar al hombre se requiere como condición la adhesión a él, que incluye la aceptación de su vida y muerte como norma de la propia vida (6,53-54 Lect.).

A la adhesión responde él con el don del Espíritu (7,39), nuevo nacimiento a una vida nueva y permanente (3,3ss). La muerte física no la interrumpe, esa vida continúa por sí misma. El término <<resurrección>> expresa solamente su victoria sobre la muerte. Tal será el caso de Lázaro.

Este mismo principio apareció en 5,24: quien escucha mi mensaje y así da fe al que me mandó, posee vida definitiva y no está sujeto a juicio; ya ha pasado de la muerte a la vida. Ese paso expresa el efecto en el hombre de la acción de Jesús y es el momento de su resurrección. El paso de la muerte a la vida definitiva se verifica cuando <<se escucha>> a Jesús, es decir, cuando se le da la adhesión. Es entonces cuando se recibe el Espíritu-vida (7,37ss). Jesús es la resurrección por ser el dador del Espíritu.

 

domingo, 7 de agosto de 2022

Jn 8,25b

 Les contestó Jesús: <<Ante todo, eso mismo que os estoy diciendo>>.

Jesús no hace misterio. Él es lo que ha venido afirmando a lo largo de toda su actuación: el enviado de Dios (5,36; 7,28; 8,18), el Mesías. Sin embargo, nunca toma en su boca este término que podía interpretarse según categorías erróneas. Su mesianismo es tan diferente del admitido, que prefiere evitar ese título. Ni siquiera Juan Bautista se lo había aplicado directamente (cf. 3,28), lo había descrito como el Hijo de Dios (1,34), el Esposo (3,29). Jesús no quiere partir de un título cuyo contenido haya después que rectificar, sino de una realidad, la de su actuación en favor del hombre, a la que luego, sin peligro de equívocos, pueda ese título ser aplicado (cf. 20,31).

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...