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viernes, 8 de septiembre de 2023

Jn 21,15b

 <<Simón de Juan>>.

El evangelio se acerca a su término. Nunca ha llamado Jesús a Pedro por su sobrenombre, ni lo llamará en lo que resta. Vuelve a utilizar el apelativo que había empleado en su primera entrevista, aunque simplificado (1,42: el hijo de Juan). Como allí se vio, alude en primer lugar a la relación de Pedro con Juan Bautista. Pedro, que era discípulo del Bautista y que, por tanto, había roto con la institución judía, no había escuchado, sin embargo, su testimonio acerca del Mesías (1,42 Lect.). La postura de Pedro era así la del reformista: rechazando la situación existente, esperaba un Mesías triunfador que tomase el poder para renovar las instituciones. Manifestaba una adhesión absoluta a ese tipo de Mesías, estando dispuesto a dar la vida por él (13,37 Lect.) y de hecho arriesgándola en el huerto (18,10). No había aceptado, sin embargo, al Mesías-servidor que, en lugar de dominar por la fuerza, se pone al servicio de los hombres hasta dar la vida por ellos (13,6-8). Reconocía en Jesús un Señor, al estilo del mundo (cf. 18,36), no un servidor y amigo (15,13,15). No admitía que se pusiera a su nivel.

Esta mentalidad de Pedro lo había llevado a singularizarse entre los demás, queriendo manifestar en cada ocasión su adhesión a Jesús por encima de sus compañeros. Así, se hizo portador de la profesión de lealtad del grupo (6,68s), que Jesús acogió con una nota de pesimismo (6,70 Lect.). En el lavado de los pies, no acepta, como los demás, el servicio de Jesús; pretende salir por los derechos del <<Señor>> (13,6) e impedir que se rebaje, mereciéndose una advertencia severa por parte de Jesús (13,8). Más tarde, durante la misma Cena, cuando Jesús declara a todos que no pueden ir por el momento adonde está él, Pedro, en contraste con los otros, que aceptan el dicho de Jesús, vuelve a ponerse en primer plano, afirmando poder seguirlo y estar dispuesto incluso a dar la vida por él; esto le valió la predicción de sus negaciones (13,33.36-38). En el huerto, a pesar de la recomendación de Jesús (18,8: dejad que se marchen éstos), en lugar de marcharse pretendió defender al mismo Jesús, quien le reprochó su incomprensión del designio del Padre (18,10s). Intentando seguir a Jesús sin ser capaz de ello (cf. 13,36), acabó negándolo tres veces por miedo a confesarse discípulo (18,15-18.25-27).

A pesar del fracaso revelado en sus negaciones, ahora, en la misión, ha vuelto a tomar la iniciativa, a la que se han sumado sus compañeros (21,3), y, al final, cuando Jesús pide a todos que le lleven pescado, Pedro vuelve a encargarse solo de la tarea (21,11).

En todas estas escenas aparece Pedro con una actitud insolidaria; pretende destacarse del grupo ostentando ser el primero en su adhesión a Jesús.

sábado, 22 de julio de 2023

Jn 19,15b

 Pilato les dijo: <<¿A vuestro rey voy a crucificar?>>.

Yuxtapone Pilato los dos términos: rey y suplicio, haciendo el contraste intolerable. En la narración va destacando cada vez más la realeza de Jesús, incluso para los personajes, que hablan de ella como de un hecho innegable. Los jefes se ven forzados a optar en favor o en contra de su rey.

lunes, 3 de julio de 2023

Jn 18,15b

 <<El discípulo aquel le era conocido al sumo sacerdote y entró junto con Jesús en el atrio del sumo sacerdote>>.

La frase: ... y otro discípulo. El discípulo. El discípulo aquel le era conocido al sumo sacerdote, repite innecesariamente la condición de discípulo; habría bastado señalar al personaje con un pronombre: <<éste>> (houtos). Un caso parecido se tiene en la mención siguiente: Salió entonces el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote. Esta redundancia indica que el discípulo era conocido, en cuanto tal, de la máxima autoridad judía.

La indicación del evangelista: El discípulo aquel le era conocido al sumo sacerdote, alude al dicho de Jesús: En esto conocerán todos que sois discípulos míos: en que os tenéis amor entre vosotros (13,35). Este discípulo lleva el distintivo propio de los que son de Jesús. Se completa así su figura: experimenta el amor de Jesús (13,23), corresponde a ese amor (entró junto con Jesús en el atrio del sumo sacerdote), cumple el mandamiento de Jesús (13,34s). Es el modelo de discípulo.

Dado el alcance universal que Jesús atribuye al testimonio del amor mutuo (13,35: conocerán todos), no tiene nada de extraño que el evangelista extienda ese conocimiento al mismo sumo sacerdote, sobre todo si se tiene en cuenta que éste resume en su persona la institución judía (12,10 Lect.).

La insistencia de Jn en que era conocido como discípulo subraya el peligro que corre en aquel lugar; al afrontarlo, demuestra su amor a Jesús. Ha comprendido el dicho de éste: Despreciar la propia vida en medio del orden éste es conservarse para una vida definitiva (12,25).

Como Jesús, el discípulo es objeto del odio del <<mundo>> (7,7; 15,18-19), representado por la autoridad suprema. Sin embargo, inseparable de Jesús, entra junto con él, aceptando plenamente el riesgo, consecuencia inevitable de su seguimiento (15,20).

El verbo <<entrar>> (10,1.2: eiserkhomai; 18,15: suneiserkhomai), junto con la mención del <<atrio>>, ponen a este episodio en relación con 10,1-5. El paralelo entre los dos pasajes quedará confirmado por la mención de <<la puerta>> (10,1.2; 18,16) y la del <<portero/portera>> (10,3; 18,16.17).

El atrio del sumo sacerdote equivale, pues, al atrio de las ovejas (10,1), donde éstas son explotadas y sacrificadas (2,14-15; 10,10), con evidente alusión al templo, símbolo de la institución judía, denunciado por Jesús en su primera visita a Jerusalén (2,16 Lect.). El sumo sacerdote, figura del Enemigo, es el alma del templo explotador. Como pastor, Jesús entra en la institución para dar la vida por las ovejas (10,11) y sacarlas así de la opresión (10,3-4). De ahí que Jesús no <<sea conducido>> (18,13) dentro del palacio, sino que <<entre>>, mostrando una vez más la libertad de su decisión (10,1.2).

domingo, 14 de mayo de 2023

Jn 15,15b

 <<porque todo lo que le oí a mi Padre os lo he comunicado>>.

La diferencia entre el siervo y el amigo se basa en la ausencia o realidad de la confianza. Jesús define, pues, la amistad por dos rasgos: la confianza plena y la prontitud para dar la vida. Él, que va a morir por ellos, no tiene secretos para ellos. Lo que Jesús les ha comunicado, por haberlo oído del Padre, es su designio sobre el hombre y los medios para realizarlo. Son la persona y la actividad de Jesús las que revelan al Padre (1,18; 14,9.11), pero no proponiendo enunciados sobre el ser de Dios, sino mostrando con su actividad que el Padre es amor sin límite y trabaja en favor del hombre (5,17).

La comunicación entre amigos no es ya la de maestro a discípulo; ha terminado el aprendizaje, pues Jesús se lo ha comunicado todo. En estas perícopas (15,1-6: la vid y los sarmientos; 15,7-17: el amor), los verbos que describen la relación con Jesús son <<quedarse, seguir conmigo, mantenerse en su amor>>, que indican compañía, cercanía, compenetración, situaciones vitales que van mucho más allá de la enseñanza. Se puede aprender sin enseñanza, por sintonía y comunión. El tipo de la relación entre los discípulos y Jesús es la que él tiene con el Padre (10,14s; 14,10-11.20; 15,9s). Como Jesús vive por el Padre (6,57), él es a su vez centro y origen de la vida de los discípulos (vid). En ambos casos hay una comunicación de vida que no produce, sin embargo, subordinación (cf. 5,18; 10,30.33; 17,10), sino compenetración e intimidad (13,20 Lect.).

sábado, 6 de agosto de 2022

Jn 8,15b

 <<yo no doy sentencia contra nadie>>.

Jesús afirma que su declaración no había sido polémica; él no excluye a nadie de su invitación a seguirlo, es la luz que ilumina a todo hombre (1,9) y ha venido a salvar, no a dar sentencia (3,17; 12,47).

viernes, 27 de agosto de 2021

Jn 2,15b

 a todos los echó del templo, lo mismo a las ovejas que a los bueyes.

El gesto de Jesús se inserta en la denuncia que los profetas habían hecho del culto expresado en los sacrificios, un culto hipócrita que iba de la mano con la injusticia y la opresión del pobre. Pero Jesús va más lejos que los profetas. Al expulsar del templo a los animales, material de los sacrificios, declara la invalidez de los mismos y del culto entero, del que los sacrificios constituían el momento cumbre.

Él no denuncia solamente el culto que encubre la injustica, sino el culto que es en sí mismo una injusticia, por ser un medio de explotación del pueblo. Jesús no propone, como los profetas, la reforma, sino la abolición.

La expulsión material de ovejas y bueyes constituye un gesto simbólico. Las ovejas van a ser figura del pueblo y, en particular, de los que siguen a Jesús (10,1ss). La frase de 2,15: a todos los echó del templo (ovejas y bueyes) está en paralelo con la de 10,4: cuando las eche fuera a todas (sus ovejas), que se refiere también al templo, mencionado como <<atrio>> (10,1). Las ovejas son, por tanto, figura del pueblo, encerrado en el recinto donde está condenado al sacrificio, porque los dirigentes, siendo ladrones (10,8 y 12,6 Lect.), no entran en él más que para robar, sacrificar (alusión a los sacrificios que no son en realidad de ganado, sino del pueblo mismo) y destruir (10,10). Roban lo que no es suyo, explotan al pueblo, verdadera víctima del culto, sacrifican y destruyen el rebaño, a cuya costa viven.

Is 1,11-17  ISAÍAS. CAPÍTULO 1.

Jr 7,21-26  JEREMÍAS. CAPÍTULO 7.

Os 5,6-7  OSEAS. CAPÍTULO 5.

Os 8,13 OSEAS. CAPÍTULO 8.

Am 4,4s AMÓS. CAPÍTULO 4.

Am 5,21-24 AMÓS. CAPÍTULO 5.

Eclo 34,18-20  CAPÍTULO 34.

Eclo 35,14-20 CAPÍTULO 35.

Sal 50,13 

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...