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domingo, 5 de marzo de 2023

Jn 12,48

 Cuando uno me rechaza y no acepta mis exigencias, tiene quien le dé sentencia; el mensaje que he propuesto dará sentencia contra él el último día.

Subraya Jesús la libertad del hombre. Dios no se impone, el hombre es responsable de su suerte. Quien rechaza a Jesús renuncia a la plenitud de vida. El mismo ofrecimiento gratuito que hace Jesús será testigo en contra del que no lo acepte. Al no hacer caso al mensaje de la vida, quedará sin ella.

Este juicio se verificará el último día. Ya se ha analizado el contenido de este dato temporal, que se conecta sobre todo con la resurrección (6,39 Lect.; cf. 6,40.44.54; 11,24) y que aquí aparece por última vez. El sentido tradicional, en que Marta lo interpretaba, del último día de los tiempos, había sido corregido por Jesús (11,24s). A la luz de 7,37-39, aparece el último día como aquel en que termina la creación del hombre (19,30), el de la muerte de Jesús, cuando sea levantado de la tierra (12,32) y fluya de él el agua del Espíritu (19,34). Este día creador por excelencia se prolongará en un continuo presente. Siendo el día en que Jesús dará la prueba total y definitiva de su amor al hombre, será perpetuo como ese amor mismo. Así lo simboliza la permanencia del costado abierto después de la resurrección (20,27).

El mensaje que ha pronunciado Jesús juzgará al hombre el último día; es decir, una vez dada esa muestra de amor supremo, no habrá excusa válida para rechazar su mensaje (cf. 8,28).

miércoles, 10 de agosto de 2022

Jn 8,48

 Repusieron los dirigentes: <<¿No tenemos razón en decir que eres un samaritano y que estás loco?>>.

Los dirigentes no tienen argumentos que oponer a los de Jesús, replican con insultos. Jesús acaba de <<excomulgarlos>> como idólatras, que tienen por dios el propio interés, principio de mentira y homicidio. Ellos toman su revancha, creyendo <<excomulgar>> a Jesús al llamarlo samaritano. Para los judíos, los samaritanos eran una raza bastarda e idólatra (hijos de prostitución, cf. 8,41). No pudiendo cogerlo en falta (8,46), les resulta imposible atacarlo de frente ni responder a sus denuncias. Su única escapatoria es acusarlo de heterodoxia y de insensatez.


jueves, 4 de agosto de 2022

Jn 7,48

 <<Es que alguno de los jefes le ha dado su adhesión o alguno de los fariseos?>>.

Muestran su suficiencia; pretenden que la opinión oficial sea normativa para todos. Los individuos no tienen derecho a formarse un juicio (cf. 7,13.26), sólo los jefes detentan el poder ideológico.

sábado, 2 de julio de 2022

Jn 6,48

 Yo soy el pan de la vida.

Como aparecerá por la contraposición que establece inmediatamente con el maná, Jesús como pan de la vida asegura el éxito de la liberación del hombre, que por él escapa de la muerte. Pero, al mismo tiempo, la vida definitiva no indica solamente ni en primer lugar una duración indefinida, sino una calidad nueva. Su duración sin fin es consecuencia de ella, por ser la vida que pertenece al mundo definitivo, a la creación terminada. Por eso Jesús como pan de vida, si, por una parte, se contrapone al maná, por otra se contrapone también a la Ley, que, como fuente de vida, era llamada <<pan>> y cuya observancia, según la doctrina rabínica, aseguraba la vida para el mundo futuro (1,4 Lect.). Era el pan ofrecido por la Sabiduría (Prov 9,5). El maná daba vida en este mundo, la Ley para el mundo futuro. Jesús, como pan, comunica al hombre desde ahora la vida propia del mundo definitivo.

sábado, 1 de enero de 2022

Jn 4,48

 Le contestó Jesús: <<Como no veáis señales portentosas, no creéis>>.

Con su respuesta, descubre Jesús la mentalidad del funcionario real, que le es común con los de su clase (no creéis). Este extraño plural, que señala la categoría de los instalados en el poder, es otro dato que hace penetrar más allá de la superficie episódica. Jesús, en el funcionario, se dirige a los poderosos y, más en general, a aquellos que esperan la salvación de la demostración de poder. Para ellos, la fe sólo puede tener como fundamento el despliegue de fuerza, el espectáculo taumatúrgico. El funcionario estará dispuesto a adherirse a él cuando vea los efectos prodigiosos de su acción. Como individuo poderoso sólo entiende el lenguaje del poder. Busca en Jesús la intervención del Dios omnipotente que actúa sin contar con el hombre y que, con un acto espectacular, remedia la situación desde fuera.

La expresión señales portentosas y la designación <<funcionario real>> aluden a diversos pasajes del libro de Daniel. Así Dn 3,31-33: <<El rey Nabucodonosor, a todos los pueblos ... Quiero contar los signos y prodigios ( = señales portentosas) que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. ¡Qué grandes son sus signos, qué admirables sus prodigios!>>. Y la alabanza del rey a Dios después que recobró la razón fue ésta (4,32): <<Su reino es eterno, su imperio dura de edad en edad; no cuentan los que habitan la tierra, y trata como quiere al ejército del cielo; nadie puede atentar contra él ni exigirle cuentas de lo que hace>>. El rey absoluto se rinde ante un Dios a quien concibe como más poderoso y más absoluto que él mismo. El poder reconoce a un poder superior.

Respecto al funcionario, la expresión de Jesús ha puesto al descubierto su mentalidad de poderoso; pero muestra, al mismo tiempo, cómo Jesús mismo rechaza un determinado modo de remediar la debilidad del hombre y, por contraste, la manera como él va a efectuarla.

De hecho, la expresión señales portentosas (signos y  prodigios) es también típica de la actuación de Dios por medio de Moisés para salvar al pueblo de la esclavitud de Egipto. Así, Éx 7,3: <<Yo ponderé terco al Faraón y haré muchos signos y prodigios ( = señales portentosas) contra Egipto>>. Lo miso en 7,9; 11,9.10; 11,11 (LXX).

La negativa de Jesús a ejercer una actividad parecida a la de Moisés muestra el sentido del episodio. Su tema es, como en el Éxodo, la liberación de una esclavitud. En el funcionario aparece la figura del poder, en el muchacho enfermo la del hombre en situación extrema y próximo a la muerte (correspondiente del antiguo Israel en Egipto); la figura de Jesús se opone a la de Moisés, que salvó al pueblo de manera prodigiosa, insinuando que el Mesías del que se esperaba la renovación de los prodigios del éxodo lo realizará de forma diversa.

Jesús no accede al deseo del funcionario de que baje a Cafarnaún ni al despliegue de poder que él cree necesario para que el hijo escape de la muerte. No propone la imagen de Dios reflejada en el Éxodo ni en el libro de Daniel. El esplendor del Mesías no será el de los signos prodigiosos, sino el del amor fiel (1,14).

La respuesta de Jesús contiene uno de los temas centrales de la perícopa: su actividad excluye las señales portentosas. Jn <<desmitifica>> ya de antemano las señales que van a seguir; según él mismo, no serán prodigios; Jesús, para salvar, no hará ningún alarde de poder.

    DANIEL. CAPÍTULO 3.

lunes, 23 de agosto de 2021

Jn 1,48

 Natanael le preguntó: <<¿De qué me conoces?>>. Jesús le contestó así: <Antes que te llamara Felipe, estando tú bajo la higuera, me fijé en ti>>.

El juicio positivo de Jesús deja perplejo a Natanael, persuadido de que Jesús no lo conocía. La respuesta a su pregunta es, a primera vista, enigmática; Jesús afirma haberlo elegido antes que Natanael lo conociese. El llamamiento de Natanael no es en realidad obra de Felipe; su elección estaba efectuada. Esto confirma de nuevo que Natanael figura a los israelitas fieles, según la alusión contenida en las palabras de Jesús (estando tú bajo la higuera). La mención de la higuera, que sigue a la afirmación <<verdadero israelita>>, muestra que estas palabras aluden a Os 9,10 (LXX): <<Como racimo en el desierto encontré a Israel, como en breva en la higuera me fijé en sus padres; pero ellos fueron a Baal Fegor, se consagraron a la ignominia y los amados (de Dios) se igualaron a los abominables>>.

En este pasaje describe el profeta dos épocas en la historia del pueblo: la de la elección y la de la apostasía. La calificación <<verdadero israelita>> que aplica Jesús a Natanael, el hombre sin falsedad, lo califica como uno que conserva la autenticidad de la primera época y no ha traicionado a su dios. Así, como antiguamente escogió Dios al antiguo Israel, ahora Natanael, es decir, los israelitas fieles, han sido escogidos por Jesús para formar parte de su comunidad.

Estas palabras de Jesús precisan el concepto de Israel en boca de Juan Bautista: cuando afirmaba que su bautismo con agua tenía por objeto que el que llegaba se manifestase a Israel, aludía en primer lugar a la parte del pueblo que se había mantenido fiel a Dios y a la esperanza de sus promesas (cf. Sof 3,12s: <<Dejaré en ti un pueblo pobre y humilde, un resto de Israel que se acogerá al Señor, que no cometerá crímenes ni dirá mentiras, ni tendrá en la boca una lengua embustera>>). Natanael representa a este pueblo y lo simboliza. <<Israel>> en es Jn la denominación noble del pueblo de la antigua alianza, opuesta a <<los judíos>>, que designa a aquellos que por su adhesión al sistema injusto dominante en la época de Jesús son de hecho infieles a Dios y han renunciado a sus promesas (1,19).

Muestra Jesús su intención de integrar al verdadero Israel en la comunidad mesiánica, renovando la elección hecha por Dios antiguamente (Os 9,10 LXX).

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...