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jueves, 7 de septiembre de 2023

Jn 21,14

 <<Así ya por tercera vez se manifestó Jesús a los discípulos después de levantarse de la muerte>>.

La tercera vez es la definitiva, la que va a durar para siempre, por eso esta manifestación es modelo para la vida de la comunidad. De hecho, la expresión por tercera vez asimila este episodio a los dos programáticos que habían aparecido en <<el día del Mesías>>. El de Caná, <<principio de las señales>>, abría la manifestación del amor de Jesús (2,11), que había de culminar en <<su hora>> (2,4), la de la cruz. El del funcionario, donde por primera vez aparecía el tema de la vida que vence la muerte, era calificado de <<segunda señal>> (4,54), y abría el ciclo del hombre. Este tercer episodio es también programático, por describir la vida de la comunidad en la misión y en la eucaristía, que constituyen su historia. Aquí fluye el vino del amor de Jesús y del Padre, en el don incesante del Espíritu (2,1-11), y existe y se propaga la vida que vence la muerte (4,46b-54).

SÍNTESIS

La vida de la comunidad cristiana presenta una alternancia entre <<dentro>> y <<fuera>>, entre vida en común y actividad de la misión. La presencia de Jesús se requiere tanto en la una como en la otra; la misión sin él está destinada al fracaso.

Los discípulos saben que la presencia y actividad de Jesús es necesaria para que su misión sea fecunda, pero no por eso trabajan como siervos o empleados de un señor; lo hacen como hombres libres unidos a Jesús por un vínculo de amistad. Jesús está presente como un amigo que colabora con los suyos y que se pone a su servicio para comunicarles vida y dar fecundidad a su esfuerzo.

El fruto de la misión depende de la docilidad a la palabra de Jesús; ésta es mensaje de amor que pide la decisión de seguirlo hasta dar la vida, y es orientación para el campo de trabajo.

La misión cristiana, que se realiza en unión con Jesús, termina en la comunión del grupo con él en la eucaristía. En ella ofrece él su alimento, que es su misma persona, al que se integra la aportación de los discípulos, la de sus propias personas. Se verifica así la unión de la comunidad con Jesús en la sintonía del amor.

lunes, 7 de agosto de 2023

Jn 20,14

 <<Dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús>>.

María acaba de expresar su desesperanza y su angustia ante el sepulcro vacío. Piensa ser aquél el lugar propio de Jesús. Sin embargo, mientras siga mirando hacia allá no podrá encontrarlo nunca, pues Jesús está vivo y ha dejado el sepulcro. Es inútil buscarlo entre los muertos ni querer encontrar su cadáver.

En cuanto se vuelve hacia atrás, ve a Jesús, que está de pie, como corresponde a una persona viva; de pie se opone a puesto, tendido (20,12), la postura del muerto. María, sin embargo, no lo reconoce; para ella, lo único cierto es el hecho de la muerte y no concibe que pueda cambiarse. Igual que Marta no veía en su hermano más que un cadáver (11,39-40), así ahora María con Jesús. No cree en la fuerza de la vida ni en la inmortalidad del amor.

Habría reconocido a un Jesús yacente, pero no lo reconoce vivo. Esta ceguera de María será reflejada más tarde en la de Tomás (20,25). Estos dos personajes muestran a la comunidad anclada en la concepción de la muerte como hecho definitivo. Se ve ahora claramente por qué Jn puso como culminación del día del Mesías el episodio de Lázaro. La creencia en la continuidad de la vida a través de la muerte es la piedra de toque de la fe en Jesús.

domingo, 2 de julio de 2023

Jn 18,14

 <<Era Caifás el que había persuadido a los dirigentes judíos de que convenía que un solo hombre muriese por el pueblo>>.

Subraya Jn que había sido Caifás ejecutor del propósito del verdadero dueño (8,44: y queréis realizar los deseos de vuestro padre), que inspira la estrategia de la institución. Resalta de nuevo el doble sentido de su dicho profético (11,51), que, por un lado, expresaba el designio homicida de la institución enemiga de Jesús (8,40.44; 11,53) y, por otro, el designio del Padre, según el cual la muerte de Jesús fundaría el pueblo de la nueva alianza (11,52).

Esta cita del dicho de Caifás revela el sentido del prendimiento de Jesús: quieren dar ejecución al acuerdo del Consejo (11,53). Es el último paso; por eso no se celebrará juicio alguno ante Anás.

Al mismo tiempo, la aproximación entre el título <<el Nazareno>>, que designa al ascendiente de David (18,5 Lect.), y la muerte <<de un solo hombre>>, alusión a David (18,5 Lect.), señalan al Rey-Pastor anunciado: <<Les daré un pastor único que las pastoree: mi siervo David; él las apacentará, él será su pastor>> (Ez 34,23), el que da la vida por las ovejas (10,11). Se prepara así la explicación de la realeza de Jesús, que será el tema de la secuencia siguiente (18,28-19,22).

SÍNTESIS

Jesús se entrega voluntariamente a sus enemigos, que son los del hombre; va a dar su vida por el pueblo, para eliminar el pecado del mundo (1,29), la esclavitud que imponen los que van a prenderlo.

Se pone de relieve el despliegue de fuerzas y la complicidad de todos los poderes. Judas, el discípulo enemigo, se hace cabecilla de los agentes de muerte.

Pedro se muestra partidario de la lucha armada, para la que va preparado. No entiende a Jesús ni el sentido de su entrega. No ve en su muerte el acontecimiento salvador, la manifestación del amor de Dios que desea comunicar vida al hombre. No comprende que Jesús no pretende tomar el puesto de la institución existente, sino presentar, ante el odio y la violencia, la alternativa del amor; por eso quiere Pedro responder al mundo con sus mismas armas y en su mismo terreno. Considerando a Jesús un rey al estilo de este mundo, cree que ha de ser defendido, mientras es Jesús quien, al dar su vida, lo defiende a él.

Dios no necesita en este mundo apologías ni protectores de ningún tipo. Pretender defenderlo es arrogancia; lo único válido es repetir su gesto, entregar la vida por amor al hombre.

Se anuncia ya el fracaso del mundo. En el acto de prender a Jesús, sus agentes son humillados y derrotados. Al entregarse, Jesús anula su poder.

En el sumo sacerdotes Anás, el poder oculto que mueve los hilos de la conspiración contra Jesús, aparece personificada la figura de <<el Enemigo>>; encarna el poder del dinero, del cual Judas era mero instrumento.

viernes, 30 de junio de 2023

Jn 17,14

 <<Yo les he entregado tu mensaje, y el mundo les ha cobrado odio porque no pertenecen al mundo, como tampoco yo pertenezco al mundo>>.

El Padre había entregado los discípulos a Jesús sacándolos del mundo (17,6). Jesús les ha transmitido el mensaje del Padre, que es el del amor, llevando a cabo su separación. Los discípulos, que han venido cumpliendo el mensaje (17,6), se han situado fuera de esa esfera.

Esta nueva realidad suscita el odio del mundo, al comprobar que los que han seguido a Jesús han desertado de sus filas (15,18-25). El mundo intenta disgregar suprimiendo el amor, fuerza que congrega y mantiene la unión de los discípulos.

Como Jesús no pertenece al mundo, así tampoco sus seguidores, que recorren su mismo camino con las mismas consecuencias (15,18-19).

jueves, 25 de mayo de 2023

Jn 16,14

 <<Él manifestará mi gloria, porque, para daros la interpretación, tomará de lo mío>>.

Explica Jesús a los suyos el modo como el Espíritu va a interpretarles la historia. Lo hará manifestándoles su gloria, lo que equivale a <<tomar de lo suyo>>. El Espíritu toma de Jesús (de lo mío) su mensaje (16,13: cada cosa que le digan), el amor (la gloria) manifestado en su muerte. Lo oye en cuanto mensaje, lo toma en cuanto amor, para comunicarlo. Así, la manifestación de la gloria a los discípulos no es solamente una iluminación, sino una comunicación del amor de Jesús que los pone en sintonía con él. Tal es la función del Espíritu de la verdad. La penetración del mensaje, es decir, la sintonía del amor, hace posible la interpretación de la historia. Con esto significa Jesús que sólo a través del amor se puede conocer el ser del hombre, interpretar su destino y realizar la sociedad humana. Su modelo y fuente es Jesús, que da la vida por los hombres.

domingo, 14 de mayo de 2023

Jn 15,14

 <<Vosotros sois amigos míos si hacéis lo que os mando>>.

En la alegoría de la vid describía Jesús la adhesión a él como inserción voluntaria y permanente (15,4). Explica ahora la adhesión en términos de amistad, fundada en el parecido con él que crea la práctica del amor. La amistad nace de la comunidad de ideal y de la común vivencia en la entrega a los demás.

Jesús ha pasado, por tanto, de la expresión metafórica local (15,4: seguís conmigo, insertados en la vid) a la relación personal (ser amigos): condición para <<el fruto>> es cumplir su mandamiento.

La amistad con Jesús se funda en la posesión del mismo Espíritu, que es su amor comunicado. No se puede ser amigo de Jesús si no es secundado el dinamismo del Espíritu, que lleva al amor de los hermanos.

martes, 21 de marzo de 2023

Jn 13,14

 <<Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros>>.

Jesús cambia el orden de los títulos indicando su equivalencia. Uno y otro se daban a los maestros, pero Jesús es reconocido por los suyos también como Mesías, lo que da al título de Señor un contenido particular. Él, sin embargo, los equipara. Ante Pilato define su misión de rey como <<dar testimonio en favor de la verdad>> (18,37). En cuanto Mesías, por tanto, no es un poderoso ni un dominador. Al contrario, su acción muestra que amar a los demás es el único significado de ser señor y maestro.

Jesús es ciertamente señor, pero lo es porque comunica su Espíritu, el amor del Padre, que hace nacer de Dios, e identifica con Jesús por la libre espontaneidad del amor. No es señor por imposición alguna. Por eso su seguimiento es una asimilación a él (6,53ss: comer su carne), no una obediencia (15,15). Su señorío no suprime la libertad, sino que la exalta, dando la posibilidad de expresar plenamente con el amor la vida que se posee.

Con su acción Jesús les ha mostrado su actitud interior, la de un amor que no excluye a nadie, ni siquiera al que lo va a entregar. Si lo llaman señor, han de estar identificados con él; si lo llaman maestro, han de aprender de él. Los suyos han de actuar como él actúa.

Jesús es maestro porque, con su gesto, que preludia su muerte (15,13), les da la experiencia de ser amados, y así les enseña a amar con un amor que responde al suyo (1,16). Esta experiencia hace conocer a Dios como Padre. Quien acepta el amor de Dios, activo en el de los hermanos, acepta el Espíritu y lo recibe y, con él, la capacidad de corresponder a ese amor.

Así se ejerce el señorío de Dios, que es el de Jesús, como una fuerza que desde el interior del hombre lo lleva a la expansión. No acapara, sino que desarrolla. Es un principio de vida que transforma haciendo semejantes a él. Es también meta de semejanza, que abre un horizonte cada vez mayor.

martes, 16 de agosto de 2022

Jn 9,14

 El día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos era descanso de precepto.

Lo mismo que en el episodio del inválido (5,9b), la mención del precepto se retrasa hasta mediada la narración. Para Jesús no cuenta el día festivo, no reconoce su existencia. La Ley aparece en vigor para los fariseos, no para él, que continúa trabajando en favor del hombre, como trabaja el Padre (5,17; 9,4). Junto al descanso de precepto menciona Jn la acción de Jesús (amasar el barro), que estaba explícitamente prohibida por la interpretación farisea de la Ley, y, a su lado, coloca la frase <<le abrió los ojos>>, de claro sentido mesiánico (9,7b Lect.). Su <<amasar el barro>> prolonga el día sexto de la primera creación; Jesús sigue creando al hombre.

domingo, 31 de julio de 2022

Jn 7,14

 Sin embargo, mediadas ya las fiestas, subió Jesús al templo y se puso a enseñar.

Jesús ha pasado ya unos días en Jerusalén y no ha ido al templo; ahora sube, pero no para participar en el culto, sino para enseñar. Él no se siente solidario de una fiesta (7,8), que es la fiesta de los judíos (7,2), los que quieren matarlo (7,1).

Nunca había enseñado antes en Jerusalén (sólo en una reunión en Cafarnaún, 6,59). Hasta la fecha, en la capital, había ejercido su actividad y sostenido polémica (2,13ss; 5,1ss); ahora, en cambio, expone su doctrina. Jn no explicita el contenido, pasa inmediatamente a la controversia que suscita.

domingo, 17 de abril de 2022

Jn 6,14

Aquellos hombres, al ver la señal que había realizado decían: <<Ciertamente éste es el Profeta que tenía que venir al mundo>>.

Los hombres que habían comido, al ver la señal realizada, llegan a una conclusión: Jesús es el Profeta que tenía que venir al mundo. Como en 1,22 (preguntan a Juan Bautista), se alude claramente a Dt 18,15.18, donde dice Moisés: <<Un profeta de los tuyos, de tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios; a él le escucharéis>>. <<El Profeta>> (cf. 1,21; 7,40) es, como lo fue Moisés, un enviado destinado a Israel, en la línea de la tradición mosaica. La señal que ha dado Jesús tenía, sin embargo, un claro sentido mesiánico, pues al dar de comer a una multitud renovaba los signos del Éxodo, en particular el del maná. Repetir esos signos y realizar la liberación definitiva, como un segundo Moisés, era misión del Mesías.

La idea que se hacen de Jesús es la de un personaje perteneciente a la antigua alianza. No ven el cambio de época. Jesús, que anuncia el nuevo éxodo, viene puesto en la línea de Eliseo, aunque más potente, por haber satisfecho el hambre de una multitud mucho mayor. Es ciertamente un enviado de Dios, excepcional incluso, y por eso creen reconocerlo como <<el Profeta>>.

domingo, 20 de febrero de 2022

Jn 5,14

 Algún tiempo después, Jesús fue a buscarlo en el templo y le dijo: <<Mira, has quedado sano. No peques más, no sea que te ocurra algo peor>>.

Ha pasado algún tiempo y Jesús se encuentra con el hombre a quien había liberado de su enfermedad. La localización, en el templo, recoge la del verso anterior, en el lugar. El templo ha dejado de ser el lugar donde está Dios y Jesús se propone sacar de él al pueblo (2,15b Lect.). Mantenerse en su recinto significa aceptar ser explotado y renunciar a la libertad. Ese templo y su culto han de desaparecer (4,21); es incompatible con Jesús, cuya persona va a sustituirlo (2,19). El templo, además, impone la Ley al pueblo entero, reduciéndolo a la miseria y a la impotencia (5,2 Lect.).

Al encontrarlo allí, Jesús le da un aviso: No peques más, no sea que te ocurra algo peor. Estas palabras indican, en primer lugar, que su enfermedad, y, lo mismo la de los demás enfermos, el pueblo, estaba causada por su pecado. Por otra parte, su contrario, la salud, viene de la palabra de Jesús y significa fuerza que libera, permitiéndole salir de la postración causada por el dominio de los que controlan la Ley. El pecado consiste, pues, en aceptar voluntariamente el dominio de la institución, avalando con la sumisión el régimen de injusticia.

El pecado de este hombre era el pecado del mundo (1,29), es decir, la renuncia voluntaria a la vida, la sumisión a las tinieblas no reconociendo la luz (1,10). Jesús lo ha liberado de las tinieblas-muerte, del sistema opresor. Para los dirigentes, pecado era ir contra su Ley; para Jesús, ir contra la vida, que va realizando el proyecto creador de Dios.

Sí, después de haber descubierto la libertad, sigue dando su adhesión al régimen injusto, puede sucederle algo peor, no ya la enfermedad sino la muerte misma. Jesús, sin embargo, no fuerza su decisión; lo mismo que dejó a su iniciativa el levantarse, cargar con su camilla y echar a andar, ahora no le impide dar un paso atrás, que sería definitivo. Frente al dominio e imposición de los dirigentes, Jesús se presenta como el que restablece la libertad respetándola. Él no se impone al hombre ni lo domina. Lo mismo sucederá al final con Judas; Jesús pondrá en sus manos su propia vida, dejándole la opción de adherirse a él o de entregarlo a la muerte (13,26s Lect.).

viernes, 27 de agosto de 2021

Jn 2,14

 Encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas instalados.

El viaje está resumido; la narración, acelerada (subió, encontró); Jesús es situado directamente en el templo. Se enumeran detalladamente las diversas clases de vendedores y los cambistas, para mostrar el ambiente que reinaba allí. No encuentra Jesús gente que busque a Dios, sino comercio. La fiesta era un medio de lucro para los dirigentes. Era éste el gran mercado anual que comenzaba tres semanas antes de Pascua; el importe de las licencias para la instalación de los puestos comerciales revertía en el sumo sacerdote. Había tiendas que pertenecían a la familia de éste. Es probable que el comercio de animales para los sacrificios estuviese en manos de la poderosa familia del sumo sacerdote Anás (cf. 18,13.14).

Jesús va a ocupar el centro de la escena; los discípulos serán mencionados sólo como observadores (2,17). Va a comenzar su vida pública en la capital, en el templo y en una gran festividad. Él elige la ocasión y la señal que va a dar.

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...