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miércoles, 2 de agosto de 2023

Jn 19,32-33

 <<Fueron, pues, los soldados, y les quebraron las piernas, primero a uno y luego al otro de los que estaban crucificados con él. Pero, al llegar a Jesús, viendo que estaba ya muerto, no le quebraron las piernas>>.

Los soldados comienzan por los compañeros de Jesús. Éstos estaban aún vivos; ahora, una vez que él ha muerto, pueden morir ellos. Él ha abierto el camino hacia el Padre y pueden seguirlo.

Nadie puede quitarle la vida, la ha dado por propia iniciativa (10,17s; 19,30). Al afirmar que no le quebraron las piernas prepara Jn la cita del texto sobre el cordero pascual (19,36). Jesús, como Lázaro, está muerto (11,44; 12,1); para los soldados, es una muerte definitiva, como las demás.

domingo, 19 de febrero de 2023

Jn 12,32-33

 <<pues yo, cuando sea levantado de la tierra, tiraré de todos hacia mí>>. Esto lo decía indicando con qué clase de muerte iba a morir.

El mismo acto de levantar a Jesús sellará la sentencia del orden injusto. En ese momento, que será el de la manifestación esplendente del amor de Dios al hombre y el del don de la vida, se convertirá Jesús en el centro de atracción, comenzará el fruto. Ser levantado en alto no significa simplemente morir, sino convertirse en potencia vivificante, salvadora de la muerte. Jesús levantado será un signo visible, la señal de la vida en medio de un campo de muerte (3,14s), la gran demostración del amor de Dios, que da a su Hijo único para salvar a la humanidad (3,16s). Cuando lo levanten en alto podrán ver los hombres al Padre, el Dios que es amor y vida para el hombre, manifestado en él (8,28).

Existe una notable coincidencia de vocabulario y de conceptos entre este pasaje y 1 Sm 2,1-10. Se expone allí cómo el Señor acude en ayuda del humilde, oponiéndose a sus enemigos (2,1.8.10), y lo hace sentar en un trono de gloria (2,8 doxa, LXX). Dios truena desde el cielo, desbarata a sus contrarios y es juez de toda la tierra dando fuerza a su rey y exaltando el poder de su Ungido (= su Mesías).

En este pasaje la voz-trueno ha sido la respuesta de Dios a la petición angustiada de Jesús (12,27), el Padre va a manifestar su gloria en su Hijo, el perseguido (12,28); la voz-trueno es al mismo tiempo una advertencia a los que no lo aceptan (12,30); se realiza la sentencia del mundo (12,31). El rey recibe fuerza, para atraer a todos (12,13); el Ungido/Mesías (12,34) va a ser exaltado (12,32), pues al ser levantado en alto brillará la gloria de su amor.

Jesús no habla abiertamente de la cruz; se refiere a ella de manera velada, pero inteligible, asociándole la idea de exaltación. 

domingo, 24 de abril de 2022

Jn 6,32-33

 Entonces Jesús les respondió: <<Pues sí, os lo aseguro: Nunca os dio Moisés el pan del cielo; no, es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y va dando vida al mundo>>

La respuesta de Jesús es tajante; la creencia de ellos es ilusoria. Sólo su Padre da el verdadero pan del cielo. El maná es cosa del pasado; el pan de Dios es presente, una comunicación permanente de vida que él hace al mundo. Este pan baja del cielo, como el maná llovía de lo alto, pero sin cesar; y no se limita a dar vida a un pueblo, sino a la humanidad entera. Dado que es Jesús quien da ese pan (6,27), se afirma aquí la comunicación continua de la vida de Dios al hombre a través de Jesús (1,51 Lect.). Como se ha visto en el episodio precedente, el pan expresa el amor de Dios creador; el pan del cielo es una manifestación de ese amor superior a la del pan material. El pan es la vida, don continuo de Dios y que no acaba (6,27: el alimento que dura, dando vida definitiva). Sacia también el hambre material del hombre, porque es amor que abraza al hombre entero. Es definitiva, plena, la única digna del hombre según el proyecto creador.

El pan del día anterior no era sólo un signo que figurase otro pan. Aquel pan contenía el que él anuncia. En el pan compartido hay que descubrir el pan del amor, ya que éste sólo se da con aquél. En el amor humano, expresado con dones humanos, se contiene el amor de Dios y el don de Dios, como en el Hombre se contiene la presencia divina.

Jesús habla aquí no ya del Padre, sino de su Padre, en correspondencia con la expresión que sigue: el pan de Dios. Está preparando la identificación del pan consigo mismo (6,35). Él procede de Dios, es su Hijo y su pan, único don (3,16).

Jn 21,24-25

  Jn 21,24a Jn 21,24b Jn 21,25  La comunidad presenta el testimonio del evangelista. Autor del Evangelio, el discípulo predilecto de Jesús. ...