y la Palabra se dirigía a Dios.
La expresión usada por Jn es la misma que se utiliza en muchos pasajes del AT donde se menciona la palabra o mensaje de Dios dirigido a los profetas. Pero en los textos proféticos el verbo se usa en indefinido: se dirigió, eran palabras ocasionales, particulares. Aquí, en cambio, se emplea el imperfecto: se dirigía. No es una palabra ocasional, sino única y permanente, una interpelación continua, anterior a la palabra escrita (la Ley) e incluso al período fundacional del mundo.
El proyecto de Dios se formulaba en una Palabra que se dirigía a él mismo; en forma de soliloquio divino se expresa su constante pensamiento, su plan creador, referido particularmente al hombre, cumbre de la creación. Su proyecto sobre el hombre, que había de ser efectuado por la palabra creadora, urgía a Dios.
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