Le dijeron los discípulos: <<Señor, si se ha dormido, se salvará>>, (Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos pensaron que hablaba del sueño natural).
Los discípulos, en su temor, encuentran pretexto para disuadir a Jesús de su propósito. Es buen síntoma que un enfermo concilie el sueño. Para ellos <<salvarse>> significa evitar la muerte física. Jesús, en cambio, ha usado este verbo como sinónimo de <<tener vida definitiva>>, la que vence la muerte. Ésta es el destino de <<la carne>> débil y perecedera: el que ha nacido del Espíritu (3,6) ha superado la condición de <<carne>> y ha obtenido la verdadera salvación: la muerte física no pone fin a su existencia. Los discípulos no han comprendido aún la calidad de vida que comunica Jesús, siguen aferrados a la antigua concepción de la muerte. De ahí su temor al riesgo que pueden correr en Judea.
El equívoco en que caen los discípulos es además un recurso literario que subraya la interpretación de la muerte como sueño dada por Jesús.
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