domingo, 21 de noviembre de 2021

Jn 4,37-38

 Con todo, en esto tiene razón el refrán, que uno siembra y otro siega: yo os he enviado a segar lo que no os ha costado fatiga; otros se han estado fatigando y vosotros os habéis encontrado con el fruto de su fatiga.

En contraste con el versículo anterior, donde se describía la alegría común de sembrador y segador por la participación en el mismo fruto, Jesús afirma ahora otro hecho: también es verdad que otros no van a gozar del fruto de su fatiga. Al no aceptar el programa del Mesías, la sustitución de las antiguas instituciones, el pasado de Israel queda frustrado y el fruto de las promesas lo cosecharán otros, la nueva comunidad de Jesús. Se recoge aquí el tema de la maldición que recaería sobre el pueblo infiel a la alianza: ser excluidos del fruto del propio trabajo (Dt 28,30: <<Te plantarás una viña y no la vendimiarás>>; Miq 6,15: <<Sembrarás y no segarás, pisarás la aceituna y no te ungirás; pisarás la uva y no beberás vino>>; cf. Lv 26,16; Am 5,11). Equivale este dicho al que terminaba la estancia de Jesús en Judea: la reprobación de Dios queda sobre él (3,36).

Por otra parte, los discípulos gozan ya de bienes que no les han costado fatiga. Esto corresponde a lo que sucedió a Israel al ocupar la tierra prometida (Dt 6,10-11: <<Cuando el Señor tu Dios te introduzca en la tierra ... con viñas y olivares que tú no has plantado, etcétera>>; Jos 24,13: <<Les di una tierra por la que no habían sudado (LXX: fatigado), ... viñedos y olivares que no habían plantado y de los que ahora comen>>).

Como para Israel la tierra fue un don de Dios, así los discípulos de Jesús van a recibir como don la realidad mesiánica, nueva tierra prometida. Ésta es la bendición inicial, el fruto sin trabajo, que se continuará con lo expresado anteriormente (4,36), el gozo de la cosecha compartido con el que siembra (cf. Am 9,13-14: <<Mirad que llegan días ... cuando el que ara seguirá de cerca al segador y el que pisa uvas al sembrador; fluirá licor por los montes y ondearán los collados. Cambiaré la suerte de mi pueblo Israel: ... plantarán viñedos y beberán su vino, cultivarán huertos y comerán sus frutos>>).

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Jn 21,24-25

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