sábado, 1 de enero de 2022

Jn 4,47

 Al oír éste que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo y le pidió que bajase y curase a su hijo, que estaba para morirse.

El funcionario va a ver a Jesús movido por la necesidad. No le expresa adhesión personal, pero necesita su ayuda.

El hijo tiene una enfermedad grave, está a punto de morir. Como solución al peligro de muerte, el funcionario pide una intervención directa de Jesús: que baje en persona y lo cure. Yendo a ver a Jesús muestra su interés por el enfermo; por su parte, se considera impotente ante la enfermedad y la muerte que se avecina; lo espera todo de la intervención de Jesús.

Sabe que éste ha estado en Judea y va a verlo atraído por su fama (Al oír), que, en Galilea, se basa exclusivamente en lo sucedido en Jerusalén durante las fiestas de Pascua (4,45). El, que representa el poder político, ve, por tanto, en Jesús, que ha sido capaz de enfrentarse con el centro de la institución judía (2,13ss), un Mesías político reformista y poderoso, según la interpretación dada en Jerusalén (2,23). Al deducir de ello que Jesús puede curar a su hijo, amplía el significado de la enfermedad y de la curación, incluyendo la interpretación sociopolítica al lado de la enfermedad física y convirtiendo al hijo-enfermo en una figura representativa. El funcionario está preocupado por la situación desesperada del hombre que depende de él y viene a buscar solución en Jesús, el Mesías poderoso, capaz de ponerle remedio, aunque sin proponerse modificar el sistema de relaciones ya existente.

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Jn 21,24-25

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