sábado, 1 de enero de 2022

Jn 4,52

 Les preguntó a qué hora se había puesto mejor, y ellos le contestaron: <<Ayer a la hora séptima se le quitó la fiebre>>.

El hombre, que había escuchado las palabras de Jesús, al recibir la noticia con una frase casi idéntica a la empleada por éste, desea confirmar la coincidencia entre aquellas palabras y el hecho. Al principio, sin embargo, pregunta por la mejoría, según la petición que él mismo había hecho: evitar la muerte del chiquillo (4,49).

La hora de la curación coincide con la de las palabras de Jesús, demostrando su eficacia (cf. 5,25). En aquel tiempo, la una de la tarde se contaba como la hora séptima del día. La determinación de tiempo tiene, como de ordinario, un sentido particular. En el primer episodio programático, el de la boda (2,1-11), se hace mención por primera vez de <<la hora>> de Jesús (2,4), aún no llegada. En ella dará él su propio vino (el amor). Esa <<hora>> coincide con ésta, en la que él comunica vida: el Espíritu-amor que él comunicará al hombre, sacándolo de su situación de muerte.

<<La hora>> de Jesús es, por tanto, <<la sexta>> en cuanto señala su muerte (19,14 Lect.); <<la séptima>> en cuanto, terminada su obra, produce la vida con la entrega del Espíritu (19,30).

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