sábado, 29 de enero de 2022

Jn 5,8

 Le dice Jesús: <<Levántate, carga con tu camilla y echa a andar>>.

Jesús responde al deseo. La situación sin salida puede remediarla él. Inmediatamente le da la salud y con ella la capacidad de actuar por sí mismo, sin depender de otros: le llega de donde no se lo esperaba, sin clamor. El hombre puede disponer de la camilla que lo tenía inmóvil y puede caminar a donde quiera. La camilla, mencionada cuatro veces (5,8.9.10.11), adquiere un relieve particular. Ella cargaba con el hombre inválido; ahora, curado, el hombre carga con ella. La palabra de Jesús es la que cura (4,50 Lect.), dando fuerza y libertad.

Jesús no lo levanta, lo capacita para que se levante él mismo y camine. Su orden es triple: Levántate, carga con tu camilla y echa a andar. Bastaría la primera, y, si acaso, la última, para indicar la curación y la libertad. La repetida intercalación de la frase: carga con tu camilla y echa a andar. Bastaría la primera, y, si acaso, la última, para indicar la curación y la libertad. La repetida intercalación de la frase: carga tu camilla (5,8.9.10.11) muestra su importancia en la narración. Jesús lo hace dueño de aquello que lo dominaba, le hace poseer aquello que lo poseía. El hombre estaba sometido y privado de iniciativa propia; ahora puede disponer de sí mismo, con plena libertad de acción (echa a andar). De un hombre inutilizado hace un hombre libre.

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