<<en ellos dejo manifiesta mi gloria y no voy a estar más en el mundo; mientras ellos van a estar en el mundo, yo me voy contigo>>.
El distintivo de la comunidad cristiana es que en ella brilla la gloria de Jesús (13,35). La comunidad ha de continuar manifestándola con la actividad de su amor por la humanidad entera, según la misión que el Padre confió a Jesús (3,17; 12,47). Es una comunidad donde el amor llega hasta el don de la vida (15,13) y constituye así un núcleo de amor por la humanidad, que manifiesta el amor gratuito de Dios. Perpetúa así su presencia entre los hombres.
<<El mundo>> conserva sus connotaciones negativas. Jesús se marcha con el Padre, pero los suyos se van a quedar en ese ambiente hostil (15,18-25) y seductor al mismo tiempo. Constituye un peligro por la amenaza que hace pesar y por la seguridad y comodidad que ofrece (12,42s).
Jesús ha enumerado los motivos de la petición que va a hacer. En primer lugar, que los discípulos pertenecen al Padre; a continuación, que en ellos deja manifiesto su amor; por último, que esa comunidad de amor, comienzo de la nueva humanidad, no tendrá ya el soporte de su presencia física; en cambio, va a verse sumergida en un mundo hostil que intentará hacerla desaparecer. La comunidad, sin el apoyo visible de Jesús, necesita una ayuda para conservar su identidad en medio del mundo, resistir a sus embates y seguir manifestando a los hombres el amor leal de Jesús y del Padre.
La petición que sigue va a exponer cómo el Padre mantendrá a la comunidad fiel a su llamamiento.
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