<<para que sean uno como lo somos nosotros>>.
Aparece por primera vez el objetivo último de la oración de Jesús, que será desarrollado en la parte siguiente (17,21-23). Se formula siempre en términos de unidad: ser uno, como lo son el Padre y Jesús; ser todos uno -como el Padre está identificado con Jesús y él con el Padre-, para que también los discípulos lo estén con ellos y el mundo crea (17,21); ser uno como lo son el Padre y Jesús -Jesús identificado con ellos y el Padre con Jesús-, para que queden realizados alcanzando la unidad (17,22s).
Para alcanzar este objetivo pide Jesús la protección del Padre (17,11c), que no consiste en sacarlos del mundo, sino en protegerlos del Perverso (17,15).
Por así decir, los medios internos son la consagración con la verdad, es decir, con el Espíritu (17,17); en otras palabras: la comunicación y la contemplación de la gloria (17,22.24); ésta equivale al conocimiento del Padre y de Jesús Mesías (17,3), que es la vida definitiva. Efecto de la unidad será la fe del mundeo (17,22.23).
Esta unidad había sido anunciada como una experiencia de identificación: Aquel día experimentaréis que yo estoy identificado con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros (14,20). La solicitud del Padre, labrador que cuida de su viña (15,1), tendrá como resultado la unidad perfecta, como la que Jesús mismo tiene con él.
Hasta ahora, ha sido Jesús quien ha hecho presente al Padre en la tierra (12,45; 14,9). En lo sucesivo será la comunidad unida la que muestre la existencia del amor leal. Jesús va transmitiendo a la comunidad sus propios atributos: él ha sido la manifestación de la gloria-amor del Padre; ahora será la comunidad (17,10), con su unidad perfecta, la que la manifieste. Jesús, el Hijo único, ha dado a los suyos la capacidad de hacerse hijos de Dios (1,12); será la comunidad de los hijos la que manifieste la gloria del Padre.
La comparación que hace Jesús de la unidad de los discípulos con la que existe entre él y el Padre elimina toda idea de dominio; se trata de la unidad de amor que identifica y compenetra.
El objetivo de la oración de Jesús es que exista la unidad, es decir, que sea realidad su alternativa y exista en medio del mundo la prueba visible del amor de Dios al hombre. Ella es el presupuesto de la misión y, en cierto modo, su término.
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