<<Yo les he entregado tu mensaje, y el mundo les ha cobrado odio porque no pertenecen al mundo, como tampoco yo pertenezco al mundo>>.
El Padre había entregado los discípulos a Jesús sacándolos del mundo (17,6). Jesús les ha transmitido el mensaje del Padre, que es el del amor, llevando a cabo su separación. Los discípulos, que han venido cumpliendo el mensaje (17,6), se han situado fuera de esa esfera.
Esta nueva realidad suscita el odio del mundo, al comprobar que los que han seguido a Jesús han desertado de sus filas (15,18-25). El mundo intenta disgregar suprimiendo el amor, fuerza que congrega y mantiene la unión de los discípulos.
Como Jesús no pertenece al mundo, así tampoco sus seguidores, que recorren su mismo camino con las mismas consecuencias (15,18-19).
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