Pues estas cosas sucedieron para que se cumpliese aquel pasaje: <<No se le romperá ni un hueso>>.
El evangelista ve en lo sucedido el cumplimiento de dos textos de la Escritura. El primero está tomado de Éx 12,46: <<Cada cordero se ha de comer ... y no le romperéis ni un hueso>> (cf. Nm 9,12). Vuelve a aparecer Jesús como Cordero de Dios, cuya figura fue el cordero pascual (1,29) de la antigua alianza.
El texto del Éxodo se refiere a la comida del cordero. Jesús ha sido preparado como alimento de los que se suman a su éxodo. Serán discípulos suyos los que coman la carne de este cordero y beban su sangre (5,53-58), es decir, los que se identifican con este amor de Jesús expresado en su vida y culminado en su muerte. Éstos tienen la vida definitiva (6,54) según el designio del Padre (6,39-40).
Está presente el pan bajado del cielo, que dará vida al mundo (6,51).
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