<<Ya anochecido, aquel día primero de la semana, estando atrancadas las puertas del sitio donde estaban los discípulos, por miedo a los dirigentes judíos>>.
Es el mismo día en que comienza la nueva creación y, con ella, la nueva alianza; esta misma realidad va a ser considerada ahora desde el punto de vista de la nueva Pascua, con alusión al éxodo del Mesías. Corresponden así las dos manifestaciones de Jesús, a María Magdalena y a los discípulos, a los dos aspectos de la cruz: la creación terminada y alianza hecha (19,28-30) y la preparación de la Pascua (19,31-42). El enlace de las dos manifestaciones por el encargo de Jesús a Magdalena (20,18) muestra la unión entre uno y otro aspecto: la Pascua de la nueva alianza, que libera a la humanidad de la esclavitud, el pecado del mundo, se realiza completando con el Espíritu la creación del hombre y llevándolo así a su plena estatura humana (20,22).
El artículo que determina a <<los discípulos>> (20,19.20) es marca de totalidad: como antes María Magdalena representaba a la comunidad, ahora <<los discípulos>> incluyen a todos los que dan su adhesión a Jesús. Nótese la ausencia en esta perícopa de todo nombre propio y de toda limitación.
La situación en que se encuentran los discípulos: con las puertas atrancadas por miedo a los dirigentes judíos, muestra su desamparo en medio de un ambiente hostil. El miedo denota su inseguridad. No tienen experiencia de Jesús vivo; están aún en la situación descrita por él en 16,16: Dentro de poco dejaréis de verme, pero aún no se ha verificado la promesa: pero un poco más tarde me veréis aparecer.
Las puertas cerradas aluden de nuevo (20,10 Lect.) al texto de Is 26,20s: <<Anda, pueblo mío, entra en los aposentos y cierra la puerta por dentro; escóndete un breve instante mientras pasa la cólera. Porque el Señor va a salir de su morada>>.
Como el antiguo Israel, los discípulos, que habían comenzado su éxodo siguiendo a Jesús, se encuentran atemorizados ante el poder enemigo (cf. Éx 14,10). Pero están en la noche (Ya anochecido) en que el Señor va a sacarlos de la opresión (Éx 12,42: Noche en que veló el Señor para sacarlos de Egipto; cf. Dt 16,1 LXX: te sacó de Egipto de noche el Señor tu Dios).
La determinación temporal <<al anochecer>> se encontraba en 6,16, cuando los discípulos se marcharon abandonando a Jesús, que había rechazado la realeza que ellos pretendían conferirle. Aquel episodio anticipaba el desánimo producido en ellos por la muerte de Jesús, que ha manifestado en la cruz su verdadera realeza, rechazando toda pretensión de poder. Como en aquella ocasión (619-20 Lect.), se presentará Jesús para recuperar a los suyos y evitar que se pierdan (17,12; 18,9).
La expresión por miedo a los dirigentes se ha encontrado en dos pasajes anteriores: en 7,13, donde el temor impedía a la multitud hablar abiertamente sobre Jesús, y en 19,38, donde el miedo hacía de José de Arimatea un discípulo clandestino. Ésta es la situación en que se encuentra la comunidad: atemorizada, oculta, sin valor para pronunciarse públicamente en favor del injustamente condenado.
El mensaje de María Magdalena no los ha liberado aún del miedo. No basta saber que Jesús ha resucitado; sólo su presencia misma puede dar la seguridad y la alegría en medio de la hostilidad del mundo.
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