martes, 8 de agosto de 2023

Jn 20,18

 María fue anunciando a los discípulos: <<He visto al Señor en persona>>, y que le había dicho aquello.

Por boca de su representante, la comunidad recibe noticias de la resurrección de Jesús, María, que lo ha visto, se convierte en mensajera (cf. 20,12). Su anuncio parte de la experiencia personal de Jesús y del mensaje que él comunica. No es anuncio que nace de la lectura de un hecho (20,8), sino mensaje recibido de Jesús vivo y presente.

Con este mensaje comienza la nueva comunidad de hermanos, cuyo centro es Jesús, que manifiesta su gloria (17,24), expresada en la cruz con el derroche de su amor; esta comunidad contempla la Escritura nueva y definitiva, la persona de Jesús que da la vida por los suyos (19,20-22). El desposorio celebrado anuncia la fiesta de bodas; la nueva creación tiene ya a su estado definitivo.

SÍNTESIS

Aparece claramente en esta perícopa la concepción que Jn tiene de la obra de Jesús: consiste en la creación de una humanidad y un mundo nuevos. Simboliza esta idea con el encuentro en el huerto de la nueva pareja primordial que le da origen. Jesús está vivo y presente entre los suyos, que son las primicias de la nueva creación

La creación que comienza ha de ser continuada, está destinada a toda la humanidad. Por eso la presencia de Jesús en la comunidad no absorbe sus energías, sino que la proyecta hacia fuera, enviándola a un anuncio que se prolongará en la misión.

Existe una realidad nueva, ya presente, pero en tensión hacia el futuro. No hay sólo esperanza, sino posesión de una vida que se desarrolla en la actividad del amor. Existe ya el reino de Dios, pero ha de crecer hasta su estadio final, en que culminará la realidad que se ha vivido y preparado. Están realizados los desposorios, pero la unión definitiva queda en el futuro, cuando los discípulos hayan recorrido el camino de Jesús.

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Jn 21,24-25

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