Fue entonces corriendo a ver a Simón Pedro y también al otro discípulo a quien quería Jesús y le dijo: <<Se han llevado al Señor del sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto>>.
La reacción de María es de alarma y va a avisar por separado a dos discípulos. Como Jesús lo había anunciado, su muerte ha provocado la dispersión (16,32: se acerca la hora y ya está aquí, de que os disperséis cada uno por vuestro lado y a mí me dejéis solo).
El primer discípulo es Simón Pedro; el segundo, aquel a quien quería Jesús. En este pasaje, la cuarta vez que aparece, cambia Jn la denominación ordinaria de este discípulo, señalándolo como el amigo de Jesús. Alude así a lo dicho en la Cena: Vosotros sois amigos míos si hacéis lo que os mando (15,14), es decir, si aman como ha amado él (15,12.17). Caracteriza, por tanto, a este discípulo como al que está dispuesto a dar su vida como Jesús; así lo había demostrado entrando con él en el atrio del sumo sacerdote (18,15b Lect.). Esta denominación sintetiza, pues, los datos que aparecían en las dos primeras ocasiones: el discípulo es el amigo de Jesús, que experimenta su amor (13,23), responde a él y cumple su mandamiento (18,15s).
Las dos veces que Pedro y este discípulo han aparecido juntos (13,23-25; 18,15ss) ha establecido Jn una oposición entre ellos dando la ventaja al segundo. Un nuevo caso aparecerá en esta perícopa.
La mención del sepulcro, de la losa y del discípulo amigo de Jesús relacionan este episodio con el de Lázaro (11,31.38a.39.41); hay que tenerlo en cuenta para la exégesis de los versículos que siguen.
En vez de anunciar que estaba quitada la losa, anuncia María que que han quitado al Señor. Lo que era señal de vida lo interpreta como signo de muerte. Para ella, Jesús es el Señor, pero un Señor impotente; piensa que está aún a la merced de lo que quieran hacer con él. No ha superado la experiencia de la entrega y muerte de Jesús. El plural que utiliza: no sabemos, muestra a la comunidad desorientada.
<<La tiniebla>> (20,1) era, por tanto, el reflejo de la situación de desamparo en que la comunidad se siente por la muerte de Jesús (16,18: ¿Qué significa ese <<Dentro de poco>>? No sabemos de qué habla; cf. 14,18: No os voy a dejar desamparados, volveré con vosotros; 16,16: Dentro de poco dejaréis de verme, pero un poco más tarde me veréis aparecer). María piensa que existen unos terceros, anónimos, quienes, como poder hostil, se han apoderado de Jesús y lo han colocado fuera del alcance de los suyos.
La comunidad se siente perdida sin Jesús. Hay una actitud de búsqueda, pero buscan a un Señor muerto. Él representaba su fuerza; al creer que ha pasado a ser debilidad e impotencia, la comunidad queda ella misma sin fuerzas.
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