Cuando quedaron satisfechos dice a sus discípulos: <<Recoged los trozos que han sobrado, que nada se eche a perder>>.
No hay carencia, se han superado las imposibilidades, el límite lo han puesto los mismos comensales. Llama ahora a los discípulos a otra tarea. Hay muchas sobras que normalmente se echarían a perder (Éx 16,20: <<algunos guardaron [maná] para el día siguiente, y salieron gusanos que lo pudrieron>>); pero lo que estaba destinado a perderse deberá ser principio de otras abundancias. Hay que multiplicar incesantemente el amor y el pan. La comunidad continuará la obra de Jesús.
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