... le dice <<Hay aquí un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados; pero ¿qué eso para tantos?>>.
Andrés no responde ni pregunta, sencillamente constata la realidad e informa. Vislumbra una solución distinta del comprar. Ve cuál es la situación concreta, los medios de que se dispone. Pero el resultado es descorazonador, ¿qué es eso para tantos? Querría mostrar su amor repartiendo lo que hay, pero no cree que haya suficiente. Sería bueno poder independizarse del sistema acaparador, pero es imposible, no hay medios.
En la frase de Andrés: Hay aquí un muchacho, la determinación local (aquí) hace referencia a la única determinación local aparecida antes (6,3: Subió Jesús al monte y se quedó sentado allí con sus discípulos). El lugar donde está el muchacho es el mismo donde están los discípulos. El muchacho representa, por tanto, al grupo de discípulos que está con Jesús. Esto explica que Andrés hable de los panes y pescados como de algo de lo que puede disponer.
Sin embargo, dado el uso del término paidarion en griego, la figura del <<muchacho>> caracteriza al grupo de discípulos como <<servidores>>, dispuestos a poner a disposición de la multitud los recursos de su pobreza. De hecho, Jesús servirá personalmente a los comensales los panes y los peces (6,11) y, en la escena del lavado de los pies, estrechamente conectada con ésta, después de su propia acción con los discípulos establecerá el servicio, expresión del amor, como actitud permanente de los suyos. La comunidad de Jesús se presenta, pues, ante el mundo como un grupo socialmente humilde, sin pretensión alguna de poder ni de dominio, dedicado al servicio de los hombres.
Existe, sin duda, un juego de palabras entre Andrés (= varonil) y los hombres adultos (andrés, varones), mencionados a continuación (6,10). Aparece así un contraste entre Andrés, el hombre adulto y, por tanto, independiente, y el <<muchacho>>, que él mismo constituye en figura de la comunidad. Ésta es, por una parte, varón adulto, es decir, hombres acabados por el Espíritu (3,5.6 Lects.; cf. 6,10); por otra, ante la humanidad, el grupo de discípulos se presenta sin pretensiones ni poder, sino como una comunidad al servicio de todos.
Los números cinco y dos, que sumados dan siete, indican una totalidad: todo lo que tienen se pone a disposición para ser distribuido.
La mención de los panes de cebada y la respuesta de Andrés están inspiradas en 2 Re 4,42-44 <<Uno de Baal Salisá vino a traer al profeta el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Eliseo dijo ´Dáselos a la gente, que coman´. El criado replicó: ´¿Qué hago yo con esto para cien personas?´Eliseo insistió: ´Dáselos a la gente, que coman, porque así dice el Señor: Comerán y sobrará´. Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor>>.
Este pasaje explica varios detalles de la escena de Jn. En primer lugar, la especificación panes de cebada, que pone en relación las dos escenas. En segundo lugar, el tema del escepticismo (el criado/Andrés) y el de la insuficiencia, que, prodigiosamente, se resuelve. Además dará pie al reconocimiento de Jesús por parte de la gente como <<el Profeta>> (6,14) mayor que Eliseo.
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