Aquellos hombres, al ver la señal que había realizado decían: <<Ciertamente éste es el Profeta que tenía que venir al mundo>>.
Los hombres que habían comido, al ver la señal realizada, llegan a una conclusión: Jesús es el Profeta que tenía que venir al mundo. Como en 1,22 (preguntan a Juan Bautista), se alude claramente a Dt 18,15.18, donde dice Moisés: <<Un profeta de los tuyos, de tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios; a él le escucharéis>>. <<El Profeta>> (cf. 1,21; 7,40) es, como lo fue Moisés, un enviado destinado a Israel, en la línea de la tradición mosaica. La señal que ha dado Jesús tenía, sin embargo, un claro sentido mesiánico, pues al dar de comer a una multitud renovaba los signos del Éxodo, en particular el del maná. Repetir esos signos y realizar la liberación definitiva, como un segundo Moisés, era misión del Mesías.
La idea que se hacen de Jesús es la de un personaje perteneciente a la antigua alianza. No ven el cambio de época. Jesús, que anuncia el nuevo éxodo, viene puesto en la línea de Eliseo, aunque más potente, por haber satisfecho el hambre de una multitud mucho mayor. Es ciertamente un enviado de Dios, excepcional incluso, y por eso creen reconocerlo como <<el Profeta>>.
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