Le preguntaron: <<¿Qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?>>.
Entienden que hay que trabajar, pero no saben cómo ni en qué. Comprenden que el pan que no perece es un pan de Dios, y quieren saber las condiciones que pone para concederlo. Acostumbrados por la Ley a que Dios dicte mandamientos y observancias, preguntan a Jesús cuáles son las que ahora prescribe. No conocen el amor gratuito, creen que Dios pone precio a sus dones.
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