Le pregunta Simón Pedro: <<Señor, ¿adónde te marchas?>>.
De las palabras anteriores de Jesús, Pedro ha retenido solamente las que anunciaban su marcha. Quiere saber adónde. Jesús había dicho que se marchaba solo (13,33) y que ellos no podían seguirlo aún. Les dejaba por testamento el mandamiento del amor muto. Pedro no se fija en lo que le toca como discípulo, sino solamente en lo que afecta a Jesús.
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