Tomás le dijo: <<Señor, no sabemos adónde te marchas, ¿cómo podemos saber el camino?>>.
Tomás había aparecido por primera vez en el episodio de Lázaro (11,16). En aquella ocasión estaba dispuesto a morir con Jesús, pero creía que su viaje a Judea terminaría en la muerte. Ahora es claro que va a morir, pero Tomás no ve cómo la muerte pueda expresarse en términos de paso que permite alcanzar una meta; para él ella misma es la meta y el final del viaje. De ahí que no sepa adónde se marcha Jesús. Aun después de la resurrección le costará verlo (20,24ss). Está desconcertado y no encuentra su propio camino.
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