Felipe le dijo: <<Señor, haz que veamos al Padre, y nos basta>>.
La petición de Felipe denota su falta de comprensión. Había sido invitado por Jesús a seguirlo, pero lo identificó con la figura del Mesías que podía deducirse de la Ley de Moisés y de los profetas (1,43-45). No ha comprendido, por tanto, que Jesús es la realización, no de la Ley, sino del amor y la lealtad de Dios (1,14.17). En la escena de los panes (6,5-7) mostró no haber entendido la novedad del reino mesiánico; tampoco entiende aún la calidad de Jesús Mesías. Queda estancado en la mentalidad de la antigua alianza. Ve en Jesús al representante de Dios (cf. 12,13: Bendito el que llega en nombre del Señor), en quien se cumplen las antiguas promesas. No se ha dado cuenta de que Jesús desborda toda promesa, que és es la presencia misma de Dios en el mundo.
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