<<Sí, os lo aseguro: Quien me presta adhesión, las obras que yo hago también él las hará, y las hará mayores>>.
La obra de Jesús ha sido sólo un comienzo, el futuro reserva una labor más extensa. Él no se propone a sí mismo como modelo inalcanzable, el único capaz de hacer tales obras. El discípulo podrá hacer lo mismo y aún más. Esto confirma que las señales hechas por Jesús no son irrepetibles por lo extraordinarias, sino que su carácter principal es ser símbolos de la actividad que libera al hombre ofreciéndole la vida.
Con este dicho da ánimos a los suyos para el futuro trabajo. Sus obras no han sido un relámpago momentáneo y deslumbrador, sino el principio de una nueva actividad en favor del hombre, que ha de ser realizada por los que están adheridos a él, viven de su vida y cumplen sus mandamientos. La liberación ha de ir adelante. Su presencia y actividad en el mundo significa un recodo en la historia; Jesús ha venido para cambiar su rumbo; toca a los discípulos continuar la dirección dada por él.
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