<<yo, a mi vez, le rogaré al Padre y os dará otro valedor que esté con vosotros siempre, el Espíritu de la verdad>>.
Jesús ejerce una actividad mediadora ante el Padre para la comunicación del Espíritu a los suyos. Es una mediación futura, hecha desde su nueva condición junto al Padre, y mediación necesaria. La comunidad recibe el Espíritu solamente a través de Jesús.
El término <<valedor>>, aplicado al Espíritu, significa el que ayuda en cualquier circunstancia. De hecho, tiene un doble papel: dentro de la comunidad, mantener vivo e interpretar el mensaje de Jesús (14,26); en el enfrentamiento de la comunidad con el mundo, dar seguridad a los discípulos y guiarlos interpretándoles los acontecimientos (16,7-15).
El Espíritu será otro valedor. Mientras ha estado con los suyos, Jesús les ha enseñado y los ha protegido (17,12). Desde ahora será el Espíritu su valedor permanente. Es el Espíritu de la verdad, porque él es la verdad y la comunica. La ambivalencia del término griego (alêtheia): verdad, lealtad, pone la verdad en conexión con el amor. Es la verdad sobre Dios, por ser y manifestar la fuerza de su amor, y sobre el hombre, por ser el amor y la vida comunicados, que hace conocer al hombre el proyecto de Dios sobre él y lo capacita para realizarlo. Por ser el Espíritu de la verdad lo es de la libertad, pues la verdad hace libres (8,31-32); él continuará el proceso de liberación. Jesús es la verdad (14,6), y el Espíritu, la fuerza de la verdad. Al ser experiencia de vida, da la sensibilidad para distinguir lo que es vida y lo que es muerte.
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