Pero él les dijo: <<Como no vea en sus manos la señal de los clavos y, además, no meta mi dedo en la señal de los clavos y meta mi mano en su costado, no creo>>.
Los otros discípulos refieren a Tomás su experiencia, pero él no acepta su testimonio. La existencia de la nueva comunidad transformada por el Espíritu no es para él prueba suficiente de que Jesús esté vivo. Aunque estaba dispuesto a morir, no cree en la permanencia de la vida. No admite que el que ellos han visto sea el mismo que él había conocido. Exige una prueba individual y extraordinaria.
Sin embargo, el encuentro con Jesús que funda la fe se hace a través de la experiencia del amor en la comunidad; es en ella donde ahora se manifiesta y se percibe su gloria (17,21.23; cf. 13,35).
Las frases redundantes de Tomás, con su repetición de palabras, subrayan estilísticamente su testarudez.
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