Le respondió: <<Señor, sí; tú sabes que te quiero>>. Le dijo: <<Pastorea mis ovejas>>.
La respuesta de Pedro es la misma, afirmando su vinculación a Jesús como amigo y remitiéndose a su saber. El encargo que Jesús le da difiere del anterior en sus dos palabras principales: en vez de <<corderos>>, menciona <<ovejas>>, en lugar de <<apacentar>>, <<pastorear>>. Esta frase recoge varios temas anteriores. En primer lugar, recuerda el expresado en 10,11: Yo soy el modelo de pastor. El pastor modelo se entrega él mismo por las ovejas. Jesús está indicando a Pedro la necesidad de seguir sus pasos, de estar dispuesto a dar la vida por los hombres: Quien entra por la puerta es pastor de las ovejas (10,2). Pedro ha de entrar, siguiendo a Jesús, para sacar a las ovejas del recinto donde son explotadas y sacrificadas (10,3-4). El dicho hace alusión directa a la negación de Pedro, pues éste negó a Jesús precisamente por miedo a seguirlo arriesgando su vida cuando él iba a darla (18,17 Lect.). Pide Jesús a Pedro que le demuestre su amor siguiendo el camino que no se atrevió a seguir en aquella ocasión; que se confiese discípulo, en vez de negarlo.
La comunidad de Jesús continúa su obra y su presencia en el mundo. A ella ha hecho él participar de todo lo suyo: serán hijos de Dios (1,12), estando donde está él (17,24), sus amigos (15,15) y hermanos (20,17), los consagrados (17,17; cf. 10,36), los portadores de la gloria de Jesús y del Padre (17,10.22), los que proclaman su mismo mensaje (17,20) y producen su fruto (15,16). También los asocia a su oficio de pastor, que tiene como característica entregarse por las ovejas (10,11).
Se ve aquí que las dos metáforas que usa Jesús en este pasaje: <<apacentar>>, <<pastorear>> describen de nuevo lo ya expresado valiéndose de otras imágenes; en particular con la de <<comer su carne y beber su sangre>>, en cuanto el discípulo, al recibir el don de Jesús, toma por norma su vida y muerte, expresión de su amor hasta el extremo (13,1). Jesús exhorta de nuevo a Pedro a traducir en su vida el compromiso de la eucaristía en que acaba de participar (21,13).
Como la imagen del pastor (10,2-3 Lect.), también el verbo <<pastorear>> se usaba en el sentido de <<gobernar>> (cf. Sal 78,70s: <<Escogió a David, su siervo, lo sacó de los apriscos del rebaño; de andar tras las ovejas, lo llevó a pastorear a su pueblo>>). Pero Jesús ha cambiado el significado del pastoreo, como el del señorío y la realeza. Ser Pastor, Señor, Rey, significan para él una sola cosa: entregarse por amor. Ha eliminado de aquellos títulos todo rasgo de superioridad o dominio. Así lo recalcará en la tercera pregunta a Pedro.
Las ovejas de Jesús han de ser reunidas (cf. 11,52). Él tiene ovejas que no están en el recinto de Israel, es decir, que pertenecen a otros pueblos. También esos hombres aceptarán su mensaje y habrán de formar un solo rebaño con los de origen judío (10,16). Esa labor de reunión toca a sus discípulos, y eso significa la pesca. Las ovejas de Jesús no son sólo, por tanto, los miembros de la comunidad, sino todo hombre dispuesto a responder a su mensaje, aunque no lo conozca todavía. El pastoreo que ejercen los suyos no concierne las relaciones intracomunitarias, donde todos tienen el mismo vínculo con Jesús y es él el centro de quien todos directamente reciben vida (6,54-57; 7,37-39; 10,10; 14,23; 15,4.5-9); se refiere a la misión que ofrece la vida a los que escuchan la voz de Jesús. Los que responden a su llamada lo siguen fuera de la institución opresora (10,4-5). Los discípulos tendrán que hacer resonar esa voz para que otras ovejas puedan formar parte de la nueva comunidad.
Para la misión, Jesús es el modelo de pastor (10,11), porque él se entrega por las ovejas; para la comunidad formada es el único pastor (10,16), por ser su centro (20,19.26), de donde irradia el amor y la vida (17,24; cf. 1,14.16).
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