<<Ciertamente, Jesús realizó todavía, en presencia de sus discípulos, otras muchas señales que no están escritas en este libro>>.
Para el evangelista, la vida de Jesús significa ante todo un conjunto de hechos, a los que llama señales, a través de los cuales ha manifestado su gloria (2,11), su amor leal al hombre. El autor ha hecho una selección; la experiencia de los discípulos fue mucho más amplia de lo que está contando en el evangelio. Jesús ha creado un grupo de testigos.
El autor no se nombra; se oculta detrás de las formas impersonales: no están escritas, quedan escritas. Es, sin embargo, el mismo que vio y dejó su testimonio al pie de la cruz (19,35); era precisamente su escrito el testimonio que dejaba. Así lo confirmará el segundo colofón (21,24).
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