Le respondió: <<Señor, sí; tú sabes que te quiero>>.
La respuesta de Pedro es afirmativa, pero la matiza evitando toda comparación, que, dado su historial, resultaría en disfavor suyo. Con el verbo que emplea, diverso del que ha usado Jesús, profesa su cariño de amigo.
Pedro empieza a comprender; Jesús es el centro, pero sin ser líder; no es el superior que se impone (13,5.14), sino la fuente de vida y amor que se comunica (15,4); no es el señor que domina, sino el amigo de los suyos (15,15).
Pedro ni siquiera afirma simplemente su amistad con Jesús, se remite al conocimiento que Jesús tiene (tú sabes); él puede juzgar la veracidad de su afirmación. En la Cena pensaba Pedro que su juicio valía más que el de Jesús y que éste no lo conocía bastante para poder apreciar sus capacidades (13,37: ¿por qué razón no soy capaz de seguirte ahora?). Su obstinación ha cedido, reconoce que no hay fundamento para su pretensión de singularidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario