<<Simón Pedro entonces, al oír que era el Señor, se ató la prenda de encima a la cintura, pues estaba desnudo, y se tiró al mar>>.
Pedro no había percibido la causa de la fecundidad, pero al oír lo que le dice el otro discípulo, comprende. Para indicar el cambio de actitud de Pedro, el autor utiliza un lenguaje simbólico sumamente denso.
En primer lugar, hay un juego de vestido-desnudez; en segundo lugar, la acción de tirarse al agua. La desnudez de Pedro indica que carece de vestido propio del discípulo. La expresión clave que remite a un pasaje anterior es: se ató ... a la cintura. Esta expresión se ha usado solamente en la Cena, cuando Jesús se ató el paño que significaba su servicio hasta la muerte (13,4.5 Lects.). Pedro va desnudo porque no ha adoptado la actitud de Jesús, por eso no ha producido fruto alguno la misión (12,24). Todavía el término <<la prenda de encima>> alude al manto de Jesús que dividieron los soldados, la herencia del crucificado, el Espíritu que lleva al comportamiento distintivo del discípulo (19,23-24 Lect.). Ésta era la desnudez de Pedro: no haber aceptado la muerte de Jesús como expresión suprema del amor ni haberla tomado por norma; no responder al impulso del Espíritu que lo habría llevado a identificarse con Jesús.
Ahora, finalmente, comprende. Se ata aquella prenda como Jesús se había atado el paño para servir. Para expresar su disposición a dar la vida, se tira al agua. Muestra estar dispuesto al servicio total hasta la muerte.
Ahora entiende lo que había hecho Jesús con él al lavarle los pies (13,7: lo entenderás dentro de algún tiempo; 21,1). Pedro es el único que se tira al mar, separándose del grupo, por ser el único que ha de rectificar su conducta anterior; los demás no habían resistido como él al amor de Jesús ni lo habían negado. Su gesto es individual y simboliza su nueva actitud. En esta narración, sin embargo, Jesús no responderá al gesto de Pedro, se dirigirá siempre al entero grupo; el problema personal será tratado más tarde. El evangelista singulariza a Pedro, porque éste necesitaba reconciliarse con Jesús; prepara así la escena siguiente. De hecho, Pedro reaparecerá en la narración solamente después que los otros hayan llegado a la orilla y Jesús se haya dirigido a ellos (21,9-11).
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