domingo, 3 de septiembre de 2023

Jn 20,29

 Le dijo Jesús: <<¿Has tenido que verme en persona para acabar de creer? Dichosos los que, sin haber visto, llegan a creer>>.

La experiencia que tiene Tomás es la misma que habían tenido los otros discípulos, ver a Jesús en persona (20,25). El reproche de Jesús se refiere, por tanto, a la negativa de Tomás de creer el testimonio de la comunidad, exigiendo una experiencia individual, separada de ella.

Tomás buscaba un contacto con Jesús como el que tenía antes de su muerte; pero la adhesión no se da al Jesús del pasado, sino al del presente. El mismo Jesús de antes se manifiesta vivo en la comunidad a través de su actuación en ella y en cada uno de sus miembros.

Tomás no obtiene lo que buscaba. Jesús se revela a Tomás en el interior de la comunidad (dentro) , después que ha participado en la experiencia de todos (20,26). Fuera del círculo de los que lo aman está <<el mundo>> a quien Jesús no se manifiesta (14,22s).

La experiencia de Tomás no es modelo; Jesús se la concede para evitar que se pierda uno de los que el Padre le ha entregado (17,12; 18,9). Tomás ha invertido los términos: sin escuchar a los otros discípulos ni percibir la nueva realidad creadora por el Espíritu, quiere encontrarse con Jesús; pero a Jesús no se le encuentra sino en la nueva realidad de amor que existe en la comunidad (1,17). La experiencia del amor de Jesús durante su vida había fundado la fe incipiente de los discípulos (2,11; cf. 16,31); la presencia del amor en la comunidad, la gloria que él le comunica (17,22), fruto de su muerte-exaltación (19,30: el Espíritu), demuestra que Jesús está vivo y presente en ella, que ha vencido la muerte. La experiencia de ese amor (sin haber visto) es la que lleva a la fe en Jesús vivo (llegan a creer); al aceptarlo como norma de vida, el discípulo tendrá la experiencia / visión personal de Jesús (14,21).

La bienaventuranza Dichosos los que sin haber visto llegan a creer está en estrecha relación con la pronunciada en la Cena: Dichosos vosotros si lo hacéis (13,17). Lo que los discípulos han de cumplir son las obras del servicio mutuo que expresa el amor y hace libres (13,14s). Ese amor hace a Jesús presente, vivo y activo en el grupo.

Vuelve a enunciar aquí Jn el principio repetido en el evangelio: que la aceptación y práctica del amor son condición para la experiencia de Jesús (7,17: la voluntad de realizar el designio de Dios lleva a conocer que la doctrina de Jesús es de Dios; 8,31s: la práctica del mensaje lleva al conocimiento de la verdad; 17,6-8: la aceptación de las exigencias del Padre y la práctica de su mensaje llevan a conocer el origen divino de Jesús y a creer que es el enviado de Dios). No es la experiencia extraordinaria (Tomás) el verdadero fundamento de la fe: es la experiencia y práctica del amor entre los hermanos su base sólida y permanente.

Todo discípulo de cualquier época tiene que ver al Señor, y esa visión se realiza al experimentar la vida que él comunica: Vosotros, en cambio, me veréis, porque yo tengo vida y también vosotros la tendréis (14,19). Es la comunicación del Espíritu la que produce esa clase de visión. La experiencia se perpetúa en la celebración eucarística, donde los discípulos se asimilan a Jesús y reciben vida definitiva (6,54). Esta experiencia produce el conocimiento: la vida es la luz del hombre (1,4).

El evangelio queda abierto al futuro: Dichosos los que, sin haber visto, llegan a creer. Creerán por el mensaje de los discípulos (17,20), quienes continuarán manifestando en medio del mundo el amor de Jesús.

SÍNTESIS

La fe en Jesús vivo y resucitado consiste en reconocer su presencia en la comunidad de los creyentes, que es el lugar natural donde él se manifiesta y de donde irradia su amor. Tomás representa la figura de aquel que no hace caso del testimonio de la comunidad ni percibe los signos de la nueva vida que en ella se manifiestan. En lugar de integrarse y participar de la misma experiencia, pretende obtener una demostración particular. Además, no busca a Jesús fuente de vida, sino una reliquia del pasado que pueda constatar palpablemente.

La fe de la comunidad reconoce en Jesús el Hombre-Dios, tal es la formulación de su experiencia. Ésta, sin embargo, no es privativa de los primeros testigos; toda generación cristiana puede participar de ella. Con esta nota de apertura al futuro termina el evangelista el relato de los hechos de Jesús.

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