<<Ocho días después>>
La negativa de Tomás a creer ha tenido lugar en el intervalo entre el día primero (20,19) y el octavo, dos maneras de designar el mismo día de la semana. Se refleja aquí la costumbre de celebrar en tal día la reunión comunitaria.
El octavo día es el de la plenitud, más allá del séptimo que siguió a la primera creación; es el día del mundo definitivo. La creación que Jesús ha llevado a su término el día sexto (19,30a, Lect.) desemboca en este tiempo nuevo, que es, al mismo tiempo, primero por su novedad y octavo por su plenitud. Es el tiempo en que va surgiendo el mundo definitivo.
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