sábado, 4 de febrero de 2023

Jn 11,55b

 y subieron muchos del campo a Jerusalén, antes de la Pascua, para lavar su impureza.

Mucha gente de la provincia sube a la capital antes de la fecha de Pascua para someterse a los ritos de purificación impuestos por el sistema religioso (cf. 2 Cr 30,15-20). Los que estaban en estado de impureza no podían celebrar la Pascua en la fecha fijada, tenían que esperar al mes siguiente. En Nm 9,1-14 se narra que algunos la retrasaron por haber tocado un cadáver.

La gente del campo sube a Jerusalén, el lugar de la explotación (2,13ss); creen aún en sus instituciones. Están sometidos a sus sacerdotes, que han decidido matar a Jesús (11,53).

La expresión lavar su impureza, que dice relación al agua, y la mención de Jerusalén ponen este texto en relación Zac 13,1 (hebr.), donde el profeta anuncia la apertura de Jerusalén de una fuente contra los pecados e impurezas. La promesa se encuentra entre las que se cumplirán <<el día del Señor>>, donde se inserta la mención del Traspasado (Zac 12,10). Jn, que sigue el texto hebreo, ve en el Traspasado a Jesús (19,37), de cuyo costado abierto brota el agua junto con la sangre (19,34), asociando al Traspasado en la cruz la promesa de la fuente abierta en Jerusalén contra los pecados e impurezas (Zac 13,1; cf. 14,8). 

La gente del campo sube a purificarse a Jerusalén sin saber que, por primera vez, va a existir la posibilidad de hacerlo realmente; suben a celebrar la Pascua de los Judíos, ignorando que va a celebrarse por primera vez una pascua nueva, con el Cordero que quita el pecado del mundo.

Van a purificarse de lo que consideran pecados, las manchas legales, mientras, sin darse cuenta, están sometidos a la tiniebla que les impide vivir. De ella, que es y causa el pecado del mundo, van a librarlos el Cordero de Dios.

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Jn 21,24-25

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