<<El que quiera ayudarme, que me siga>>.
Ha advertido Jesús que el secreto de la fecundidad está en el don de la propia vida. Ahora invita a seguirlo en ese camino: el del servicio total. Ser discípulo consiste en colaborar en su misma tarea, dispuesto a sufrir su misma suerte, en medio de la hostilidad y la persecución, y con la posibilidad de perderlo todo. Jesús expone con estas palabras el mismo mensaje contenido en la exigencia de <<comer su carne y beber su sangre>> (6,35 Lect.).
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