Por su parte, los sumos sacerdotes y los fariseos tenían dada la orden de que si alguien se enteraba de dónde estaba, que avisara, para prenderlo.
La situación es crítica, hay ya una orden oficial de delación y captura. Jesús está considerado por las autoridades como un criminal peligroso (11,50). Ha dado vida, hay que darle muerte y extinguir la esperanza. El sistema político-religioso es agente del Enemigo homicida (8,44).
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