A pesar de tantas señales como llevaba realizadas delante de ellos, se negaban a darle su adhesión.
El evangelista comenta lo que acaba de suceder. Israel, que había aclamado a Jesús, no le ha dado su adhesión. Muchas señales había realizado Jesús, de las que Jn ha relatado sólo una selección significativa (20,30; 21,25), pero el pueblo se niega a leerlas y lo rechaza. No se acercan a la luz, se quedan en la tiniebla y así pesa sobre ellos la reprobación de Dios (3,36).
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