y dijo: <<Mirad el Cordero de Dios>>.
La mención del Cordero ha de considerarse, en primer lugar, a la luz del prólogo (1,14-17), dada la íntima conexión que tiene con él esta perícopa (cf. 1,15.30). Allí, la persona y obra de Jesús han sido presentadas en clave de éxodo (1,14: acampó, plenitud de gloria; 1,14.16: nueva comunidad; 1,15.17: nueva alianza), es decir, en clave pascual. También la oposición de Jesús Mesías a Moisés (1,17) incluye la idea de nuevo éxodo, pues el Mesías había de renovar los prodigios de antiguo (cf. Excursus). A la luz del prólogo, el cordero de Dios se refiere, por tanto, al cordero pascual, cuya sangre liberó al pueblo de la muerte (cf. 1,5, equivalencia tinieblas-muerte) y cuya carne fue comida por el pueblo al comienzo de su éxodo de Egipto (Ex 12,1-4). Por otra parte, esta interpretación es la única que cuadra con el resto del evangelio, sembrado de símbolos pascuales:
a) de las seis fiestas que se citan, la primera (2,13ss), la central (6,4) y la última (11,55; 12,1; 13,1) son fiestas de Pascua, que celebraban la liberación de Egipto, la constitución del pueblo en el Sinaí y su paso por el desierto, hasta llegar a la tierra prometida.
b) El tema pascual del éxodo será el de la segunda parte de la actividad de Jesús (4,46b Lect.).
c) La <<hora de Jesús>>, la de su muerte, cuya llegada se anuncia ya en su primera señal (2,4), se situará en la preparación de la Pascua, cuando se sacrifiquen los corderos en el templo (19,31).
d) El tema de la comida en 6,1ss tiene carácter estrictamente pascual (6,4), derivando hacia el tema del maná (6,31ss) y al del cordero, por la mención de la carne y sangre (6,51ss).
e) El período de <<la hora>> de Jesús está expresado en términos de Pascua: <<paso de este mundo al Padre>> (13,1).
f) La última de las tres pascuas mencionadas en el evangelio es al mismo tiempo la pascua de los judíos (11,55, por última vez) y la de Jesús (13,1), que va a sustituirla.
g) La mención del hisopo en 19,29 y la de la sangre en 19,34 contienen alusiones a la aspersión con la sangre del cordero que liberó de la muerte a Egipto (Ex 12,7.22ss).
h) El texto aplicado por el evangelista a Jesús muerto en la cruz se refiere en el original al cordero pascual (19,37 Lect) y forma inclusión con esta declaración de Juan.
Estos datos hacen indudable la expresión <<el Cordero de Dios>>, que anuncia al mismo tiempo la muerte de Jesús y la nueva Pascua, es decir, el éxodo que Dios va a efectuar. Es el Cordero festivo (Pascua) y liberador (éxodo). No es el único pasaje del NT donde Jesús es comparado al cordero pascual, cf. 1 Cor 5,7s: Porque el Mesías, nuestro cordero pascual (gr. to paskha hêmôn), ya ha sido inmolado; ahora, a celebrar la fiesta; 1 Pe 1,18s: os rescataron ... con la sangre preciosa del Mesías, cordero sin defecto y sin mancha (cf. Ex 12,5).
Es Dios mismo quien proporciona el cordero para la nueva pascua liberadora, como aparece por 3,16: Porque así demostró Dios su amor al mundo, llegando a dar a su Hijo único. Este pasaje continúa precisamente la mención de la muerte de Jesús, el Hombre levantado en alto (3,14s, cf. 12,32s), puesta en relación con el nuevo nacimiento por el Espíritu (3,3: nacer de nuevo/de arriba; 3,5s: nacer del Espíritu). Son los mismos temas que aparecen en la declaración de Juan (1,29: Dios provee el cordero; 1,33: él va a bautizar con Espíritu Santo).
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