a todos los echó del templo, lo mismo a las ovejas que a los bueyes.
El gesto de Jesús se inserta en la denuncia que los profetas habían hecho del culto expresado en los sacrificios, un culto hipócrita que iba de la mano con la injusticia y la opresión del pobre. Pero Jesús va más lejos que los profetas. Al expulsar del templo a los animales, material de los sacrificios, declara la invalidez de los mismos y del culto entero, del que los sacrificios constituían el momento cumbre.
Él no denuncia solamente el culto que encubre la injustica, sino el culto que es en sí mismo una injusticia, por ser un medio de explotación del pueblo. Jesús no propone, como los profetas, la reforma, sino la abolición.
La expulsión material de ovejas y bueyes constituye un gesto simbólico. Las ovejas van a ser figura del pueblo y, en particular, de los que siguen a Jesús (10,1ss). La frase de 2,15: a todos los echó del templo (ovejas y bueyes) está en paralelo con la de 10,4: cuando las eche fuera a todas (sus ovejas), que se refiere también al templo, mencionado como <<atrio>> (10,1). Las ovejas son, por tanto, figura del pueblo, encerrado en el recinto donde está condenado al sacrificio, porque los dirigentes, siendo ladrones (10,8 y 12,6 Lect.), no entran en él más que para robar, sacrificar (alusión a los sacrificios que no son en realidad de ganado, sino del pueblo mismo) y destruir (10,10). Roban lo que no es suyo, explotan al pueblo, verdadera víctima del culto, sacrifican y destruyen el rebaño, a cuya costa viven.
Is 1,11-17 ISAÍAS. CAPÍTULO 1.
Jr 7,21-26 JEREMÍAS. CAPÍTULO 7.
Os 5,6-7 OSEAS. CAPÍTULO 5.
Os 8,13 OSEAS. CAPÍTULO 8.
Am 4,4s AMÓS. CAPÍTULO 4.
Am 5,21-24 AMÓS. CAPÍTULO 5.
Eclo 34,18-20 CAPÍTULO 34.
Eclo 35,14-20 CAPÍTULO 35.
Sal 50,13 SALMO 50-51 (49-50)
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